#1 parte de la trilogía Sin Suerte!
-------
"Hay veces que sin querer, te caes, y sin notarlo... Pierdes tu suerte"
Emily Vescovi intenta sobrevivir a la caótica vida de ser una adolescente con mala suerte y no morir en el proceso.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
2017
Querido Diario:
Trabajar. Aquella palabra que todo el mundo conoce. Porque como seres humanos, trabajamos todo el tiempo.
Trabajamos cuando estamos aseando la casa, cuando estamos haciendo los deberes, sacando a pasear al perro, etcétera.
Pero, trabajo como tal se considera aquel por el cual mediante obtienes una paga, al cual denominamos salario.
Algunos conocen lo que es trabajar a muy temprana edad, otros, sin embargo, lo conocen ya cuando son adultos y hay gente que ni lo conoce, porque tuvieron la suerte de nacer en tal cuna de oro, que no tuvo o tiene la necesidad de trabajar.
Ahora bien, yo siento que trabajar le hace bien a todos. En especial a los adolescentes, siempre y cuando no sea explotación infantil lo que se está cometiendo.
¿Trabajar es una obligación o una enseñanza?
Cuando eres adolescente, enseñanza.
Cuando eres adulto, ambos.
Claro, según mí criterio.
Pienso que está bien tener trabajos de medio tiempo cuando eres adolescente por muchas razones:
•Aprendes del oficio y cuando logres independizarte, no será un mundo nuevo para ti.
•Aprendes a expresarte y relacionarte mejor.
•Tienes tu propio dinero y ya no le pides a tus padres para comprar las bobadas que quieres. –Bobadas buenas, por favor–.
•Experimentas cosas nuevas.
•Entiendes lo que es tratar con las personas como clientes y comprendes mejor a los vendedores, haciendo así, que cuando vayas a comprar algo, no seas un completo idiota.
Y muchas cosas más, te brinda el trabajar.
Más que nada, lo más importante para mí, es la enseñanza que te deja el trabajo. La experiencia. Aquella bienvenida que te da desde un inicio, para cuando debas empezar a trabajar por ti, para poder mantenerte en todos los sentidos –pagar impuestos, comer, ropa, etc–.
