Capitulo 4

620 57 2
                                    

No estoy muerta, tampoco me desmayé en el viaje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No estoy muerta, tampoco me desmayé en el viaje. Digamos que sobreviví a la experiencia de subirme en una moto.

Owen nos trajó a uno de los pocos restaurante del pueblo. Luego de terminar nuestro almuerzo, nos decidimos caminar para comprar un helado. Cuando cada uno pagó el suyo, salimos del lugar y nos detuvimos en unas bancas ubicadas en una zona algo entrada al bosque.

—¿Y alguna vez te subiste a una moto o está es tu primera vez?—apunta sus ojos marrones claros en mí.

Esa pregunta estaba esperando que no haga...

—Primera vez. Nunca tuve la oportunidad y admito que me daba miedo también.

Su gesto paso a uno nervioso y algo preocupado.

—Perdón, yo no sabía...

—Está bien—lo interrumpí con una sonrisa—. No pasa nada.

Realmente prefiero los autos, mucho más, pero no iba a decírselo. Tal vez más adelante si nos seguimos hablando o... saliendo, no lo sé.

Su expresión se relaja por mi respuesta. Me queda viendo y bajo la mirada, sé que no podré sostenérsela sin sonrojarme. No quiero verme ridícula.

—Sos linda—admite en una susurro y levanta mi mentón para que lo mire—. Muy linda.

A la mierda mi intento de no querer sonrojarme; de seguro ahora ya me encuentro roja como un tomate.

No me creía linda, al menos tampoco lo gran cosa, y que lo diga genera unas pequeñas mariposas en mi estómago. ¿Mariposas?, ya no sé ni qué digo.

—Gracias.

Me sonríe tiernamente y nos quedamos un rato más en silencio hasta que lo rompe:

—No me dijiste de dónde eras antes.

—San francisco.

Alza las cejas.

—Wow. ¿Por qué a Canadá te viniste?

—Buscaba un nuevo lugar, cambiar de aire—evitar recuerdos describiría mejor mi situación—. Además buscaba lugares económicos, así que di con este pueblo.

—¿Y por qué Mason Hill?—pregunta— Digo, hay muchos pueblos pequeños y económicos además de este.

Me encojo de hombros y termino mi potecito de helado.

—Me sentí atraída a este lugar—dije despreocupadamente.

Su gesto cambia, antes que demostraba emociones como dulzura y diversión, ahora es seriedad.

—¿Estás bien?—pregunto algo confundida.

Me le quedo mirando a los ojos, pero en realidad siento como si no estuviera realmente acá sino perdido en sus propios pensamientos. Luego de un rato, sacude su cabeza y me da una sonrisa.

—¿Y como te llevas con el lugar?

Lo miro un poco recelosa, pero después decido ignorar su actitud anterior y tranquilizarme.

—Bien, aunque no me acostumbro al bosque.

De reojo noto como se tensa, pero cuando volteo a fijarme luce despreocupado.

—¿Te adentraste en él?

—No, pensaba hacerlo para...

—¡No lo hagas!—grita y cuando se da cuenta de mi mirada totalmente confundida, se aclara la garganta— No lo hagas, hay mucho peligros, no sé si viste la televisión.

Algo había visto en los noticieros del pueblo y en los carteles a las afueras de los locales.

—No creo que me suceda nada si me adentro un poco.

—Por las dudas no lo hagas, ¿si?

Dudo pero termino asintiendo, aunque no sabía si iba a seguir del todo su consejo, o más bien pedido.

🐺

Acabamos de frenar frente a mi puerta. Otra vez sobreviví al viaje. Desciendo de la moto, seguido de él, y aunque no se lo pida, me ayuda a sacarme el casco. Intento pasar mis manos por mi alborotado cabello para arreglarlo pero él me frena, apoyando sus manos en mi cabeza. Las va deslizando hasta que acaricia mi mejilla. Sus ojos marrones claros se fijan en los míos oscuros y van bajando hasta mis labios y no puedo evitar hacer lo mismo. Empieza a avanzar, tal vez sería demasiado rápido besarnos en nuestra "primera cita", todavía no estoy segura si fue una, pero me quedo estática, esperando que sus labios hagan contacto con los míos.

Apenas unos pocos centímetros el uno del otro, somos interrumpidos por un aullido en el bosque tras mi casa. Los dos nos volteamos a ver en esa dirección pero no vemos ningún animal.

Me vuelvo hacia Owen, que sigue mirando hacia los árboles y puedo ver que se encuentra demasiado tenso.

—Creo que deberías entrar, ya es tarde.

En realidad no lo era, apenas eran las cuatro de la tarde. El sol empezaría a desaparecer a las siete y media. Pero aún así, asiento y me despido de él.

Entro a mi casa y al cerrar puedo ver que su atención no estaba en mí, seguía en ese bosque. Cierro la puerta con seguro y me asomo a la ventana para saber si sigue ahí; está subiéndose a la moto y a los segundos arranca, yéndose.

Es demasiado raro Owen. O al menos actuó raro este último tiempo.

Subo a mi habitación y me doy una ducha. Salgo envuelta en una toalla y pongo música un poco baja pero aún así escuchable. Tarareo la canción a medida que me acerco a la ventana para ver el cielo. Me lo quedo observando un buen rato pero un movimiento me hace bajar mi mirada al suelo del bosque.

Un perro negro, algo grande, me esta mirando entre las sombras. No puedo ver sus ojos pero sé que aún así me mira.

Un cosquilleo repentino se me da en la espalda.

Después de observarme un largo tiempo, se da la vuelta, perdiéndose entre los árboles. Y siento una presión en el pecho, como si sintiera aquel alejamiento y quisiera que regrese.

Sacudo la cabeza. Puras estupideces estoy diciendo.

Lazos Peligrosos✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora