Una chica se muda a un pueblo de Canadá, llamado Mason Hill. Intenta tener una nueva vida, tener un cambio, pero no uno inimaginable. Ese insignificante pueblo, resulta ser más interesante o tal vez peligroso de lo que alguien se puede imaginar. Per...
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La imagen de Owen convirtiéndose en lobo, en uno lleno de enojo que golpea sin censar a otro. En como me hace daño, tanto físico como emocionalmente...
Abro los ojos y respiro profundo. La luna ya salió, lo sé porque la ventana abierta permite que entre un poco de luz de ella.
Intente dormir, como me había dicho Ryan, pero varias veces abrí los ojos por las imágenes que se reproducían, una y otra vez, en mi cabeza.
Llevo mis manos a mi cara y me la froto. Error. Duele como si me hubiesen tirado alcohol en la herida.
Suspiro y me quedo mirando el techo. Dudo que pueda dormir nuevamente.
Al cabo de unos minutos, la puerta se abre lentamente y me giro en dirección a ella.
—Kyla—me llaman apenas en un susurro.
No se quien es porque no hay demasiada luz. La persona se abre paso hasta mí y me mueve el hombro.
—Estoy despierta—aclaro.
Pega un grito y escucho como respira agitadamente. Sonrío.
—¡Mujer! ¡Casi muero!
—¿Qué pasa, Amy?
—Venía avisarte que dentro de unos minutos va a estar la cena.
Frunzo el ceño, aunque no creo que me vea.
—¿No iba a venirme a buscar Ryan?
—Tuvo que reunirse él y Bryce con la manada—me explica y hace una pausa— ¿Qué? ¿Querías que te viniera a buscar él?—podría jurar que está sonriendo.
No contesto y por suerte ella no insiste. Prende la luz y yo me acomodo un poco el pelo para bajar. Cuando lo hacemos, le pregunto:
—Ustedes tienen un montón como poderes por lo que sé. ¿No tienen también visión nocturna o algo?
—Solo cuando estamos transformados. En forma humana podemos ver un poco mejor en la oscuridad que otra persona, pero solo eso—me cuenta.
La miro confundida y ella me devuelve la mirada.
—Entonces, ¿por qué no notaste que estaba despierta? No es que estaba tan oscuro.
—Estaba concentrada en no hacer ruido y no te preste atención—sonríe un poco divertida—. Odio que me despierten de esa forma, así que no le hago lo mismo a aquellas personas que no me hacen nada.
—¿Personas que no te hacen nada?—pregunto curiosa y ella ensancha su sonrisa, asintiendo.
—Una vez Ryan me despertó a los gritos... Pobre... le dolieron los oídos por días seguidos después de mi venganza.
—¿Qué le hiciste?
—Reproduje un grito mío en unos parlantes a máximo volumen, al lado de sus orejas—sube y baja las cejas.
