Capitulo 11

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Me muerdo el labio y trato de mirar al alrededor buscando a Owen

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Me muerdo el labio y trato de mirar al alrededor buscando a Owen. Tampoco veo su moto estacionada por culpa de todos los estudiantes.

Saco mi celular y estoy a punto de mandarle un mensaje, cuando mis pies dejan de tocar el suelo y no puedo evitar soltar un gritito.

Owen me vuelve a bajar, riéndose, y me da la vuelta para estar frente a él. Me da un beso en la frente a modo de saludo y cuando se aleja, le doy apenas un golpe en el pecho.

—No hagas eso, me voy a morir de un infarto por tu culpa—le reprocho.

—Exagerada—pone los ojos en blanco—. ¿Vamos?

Asiento y empezamos a caminar hacia donde dejó la moto. Me ayuda con el casco y nos subimos para arrancar, dejando el colegio calles atrás.

Hoy tengo trabajo después de la Universidad y Owen se ofreció a llevarme. Por lo que estamos yendo a la panadería.

No tarda en estacionar frente al local así que me bajo y le entrego el casco, una vez que me lo saco.

—Gracias por traerme—él me sonríe.

—¿Me mandas un mensaje cuando salgas?

—No es necesario que vengas a buscarme. Mi casa queda a unas pocas cuadras y todavía es de día.

Tira de mi brazo y hace que me tropiece y choque con su cuerpo, quedando a una distancia algo peligrosa.

—Yo quiero venir a buscarte, además así quedamos juntos en tu casa, ¿si?

Mi sonrisa se ensancha, asiento.

—Me gusta esa idea.

Me besa la mejilla y se despide, avanzando por la calle. Entro al local y voy a la parte de atrás para colocarme el gorrito y el delantal de la panadería.

—Hola, Danna—saludo a la chica que trabaja en mí mismo horario, y ella no tarda en devolverme el saludo.

Atiendo a unas cuantas personas. Hoy no se esta llenando mucho. Un punto a favor porque no quería terminar tan cansada. Un punto en contra porque cada vez que la panadería se llenaba, la jefa nos daba más dinero.

—¿Esto solo?—el hombre asiente ante mi pregunta— Ok, pase por la caja que mi compañera le cobra. Danna—la llamo y eso es señal para ella.

Termina de cobrarle y se va. Luego, a los minutos, entra una señora. Iba a atenderla yo, pero la segunda persona que entró al negocio se gana mi atención.

—Danna, ¿podrias?—le señalo con un movimiento de cabeza a la señora y ella asiente.

Salgo de atrás de la barra y voy hasta donde él se encuentra mirando algunas tortas de chocolate.

—¿Me estás siguiendo?—le pregunto con una ceja levantada apenas me coloco a su lado.

Baja la mirada, porque claro todo el mundo es jodidamente más alto que yo.

Lazos Peligrosos✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora