Una chica se muda a un pueblo de Canadá, llamado Mason Hill. Intenta tener una nueva vida, tener un cambio, pero no uno inimaginable. Ese insignificante pueblo, resulta ser más interesante o tal vez peligroso de lo que alguien se puede imaginar. Per...
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—¿Kyla?—la puerta se abre un poco y Amy asoma la cabeza— ¿Puedo pasar?
Asiento y me acomodo la manta sobre mis piernas. Aunque la calefacción está encendida no es del todo suficiente con este día helado.
Amy viene hasta mí y se mete en el lado izquierdo de la cama, tapándose las piernas también. Apoya su mano en mi antebrazo y comienza a hacerme caricias con sus uñas.
—¿Qué pasó la noche de ayer?—dice en voz baja y con tono amable— Te vi subir las escaleras rápidamente. Intente llegar a vos pero no lo logre, había mucha gente, y vi que Ryan te seguía—empieza a explicar—. Se lo veía algo preocupado y por un momento me asusté por lo que pudo haber pasado. Quise preguntarle pero me esquivo. Después de intentar que le abras la puerta se encerró en su habitación. Supuse que no querías tampoco abrirme a mí, así que tuve que esperar hasta hoy...
—Herí a Owen—susurro y ella entreabre los labios, sorprendida—. Lo lastimé. Fue horrible verlo.
—Pero, ¿qué pasó? ¿Cómo que vos lo lastimaste? No lo entiendo.
Cierro los ojos y suspiro. Me tomo mi tiempo y los abro para después soltarlo de una:
—Porque bese a Ryan.
Abre mucho sus ojos. Juraría que le estan a punto de salir. Se hace para atrás y deja de acariciarme el brazo.
—¿De verdad? ¿No estas mintiendo o...?
—Es verdad, Amy.
Se me queda en silencio. Supongo asimilando lo que acabo de contarle. Permanece en silencio por un buen rato.
Sé lo que me va a decir, sé lo que está pensando de mí. Me lo merezco. Seguramente me insulte en todos los idiomas posibles.
Me muerdo el labio nerviosa, preparándome para su reacción.
De la nada se para y comienza a saltar en la cama, con una sonrisa en el rostro, canturreando "lo sabía, lo sabía".
No puedo creerlo...
—¡Por fin! Ay, no sabes cuanto espere este momento. Encima, ¡vos!, vos lo besaste a él. ¡Aaaa!—grita chillonamente.
—Amelie.
Se detiene y se aclara la garganta.
—Es verdad. Owen. Si, perdón—hace una pausa, en la que vuelve a sonreír con felicidad—. Es que... ¡Agh! ¡No puedo no estar feliz por esto!
Niego con la cabeza a forma de reproche pero una mini sonrisa se me escapa. No por la situación por la que estoy pasando, sino que me resulta algo divertido por como Amy actúa.
Se arrodilla en la cama y me mira con puro interés. Como si lo que estuviésemos hablando valdríese oro.
—Sabía que había pasado algo entre los dos. Le pregunté a Ryan y él muy jodido me ignoro. Y le pregunté a Bryce pero solo me respondió con que no sabía nada. Oooh, estoy segura de que sabía. Los Howard y su estupido código de hermanos—blanquea los ojos.
