Una chica se muda a un pueblo de Canadá, llamado Mason Hill. Intenta tener una nueva vida, tener un cambio, pero no uno inimaginable. Ese insignificante pueblo, resulta ser más interesante o tal vez peligroso de lo que alguien se puede imaginar. Per...
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Fue divertido haber preparado la torta con Amy. Incluso me ayudo a olvidarme por un tiempo de Ryan. Yo solo era su asistente, ella me indicaba qué cosas necesitaba y yo se las daba.
—¿Te fijaste que no haya puesto alguna cosa rara que nos mate una vez traguemos un pedazo de esa torta?—me susurra Bryce, cuando su novia se da la vuelta para cortarla.
Me río en voz baja y me encojo de hombros.
Admito que en la receta hubo cosas, pero supuse que hay algunas tortas que necesitan demás ingredientes. Lo que si es que a veces Amy se la daba de chef y en vez de tres huevos, ponía cuatro. "Yo se lo que hago", me decía cada vez que le recomendaba seguir con la lista al pie de la letra, así que deje que haga lo que quiera.
Amy viene con una sonrisa y nos da dos platos a cada uno con una porción. De vista parece estar buena, veremos el sabor... Bryce y yo intercambiamos una mirada que dice: "Que la suerte este con nosotros".
Corto un pedazo con el mismo tenedor y lo pincho para llevármelo a la boca de una. Si no lo hago así, daría muchas vueltas y terminaría sin animarme. Mastico y me tapo la boca al instante.
«¡Trágalo ya! ¡Trágalo ya!» me grito interiormente y hago todo el esfuerzo posible para lograrlo.
No es fea la torta, ¡es horrible! Jamás probé algo tan asqueroso.
—¿Y? ¿O no que me salio riquísima?—dice Amy con emoción.
Volteo a ver a Bryce y noto la cara de asco. Me da una mirada algo significativa antes de girarse a su novia y sonreírle.
—Está riquísima, amor.
Su sonrisa se ensancha, si es que eso es posible.
—¿Vos qué opinas, Kyla?
Bryce me patea por debajo de la isla y yo finjo una sonrisa.
—Está buena. Creo que le falta algo para que el sabor sea mejor, pero aún así está muuuy rica.
Frunce un poco el ceño y toma el plato de su novio para llevarse un pedazo a la boca.
—No, no le falta nada—dice masticando todavía—. ¡Está perfecta!
Casi que puedo sentir como mi mandíbula se cae al piso. ¡Se está comiendo toda la porción! ¡Y LE GUSTA!
Miro a Bryce, él parece querer reírse y se encoge de hombros.
—Amy, creo que no deberías comer tanto. Te va a caer mal. Es mucho chocolate—le dice y ella le resta importancia con un movimiento de manos y vuelve a servirse otra porción.
La puerta de la cocina se abre y aparece Ryan a quien se le dibuja una sonrisa al posarla en la torta.
