Capitulo 32

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Me observo al espejo y suspiro

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Me observo al espejo y suspiro. Doy media vuelta y no puedo evitar sonreír al verme en el reflejo.

Salgo del vestidor de Amelie y las dos voltean a verme.

—Mier-da—apenas pronuncia Amy y deja la boca abierta, observándome de arriba a bajo.

—Cielo, estás increíble—se acerca Melanny y toma mi mano para darme una vuelta que, divertida, hago.

—Gracias—les sonrío—. Ustedes también están divinas.

—Vas a tener a Ryan y Owen babeando.

Melanny y yo la miramos y ella nos da una sonrisa inocente.

Mientras ellas se terminan de arreglar, las observo. La pelinegra está envuelta en un vestido blanco, mientras que Amy viste un vestido rosa pastel. Las dos están preciosas realmente.

—¿Están listas?—Amy asiente y yo niego— Ok, vamos.

La rubia me pasa por al lado y engancha nuestros brazos para guiarme a la escalera. Cuando nos acercamos a esta pude ver quienes estaban ya abajo. Los Howard y unas cuantas personas, diría unos siete tal vez, que no conozco.

Faltan unos minutos para que la gente comience a llegar.

Melanny y Amy comenzaron a descender por las escaleras así que no me queda otra que seguirlas. Las dos se van, cada una con su pareja y yo miro el suelo algo nerviosa.

No conozco a nadie como para presentarme y de reojo puedo notar sus miradas curiosas en mí. Eso hace que mis nervios aumenten.

Dos zapatos negros aparecen en mi campo de visión así que alzo la vista. Y joder...

Pantalon y saco negros, camisa blanca con los primeros tres botones desprendidos—consiguiendo que sus tatuajes aparezcan un poco— y su típico peinado desordenado.

—Estas hermosa, Ky—me da una mirada de arriba a bajo, logrando que me sonroje—. Muy—recalca y me da una sonrisa.

—Opino lo mismo de vos—le devuelvo el gesto un tanto tímida.

—¿Así que esta noche va a ser de negro?—alza una ceja— La chica oscura.

La chica y el chico oscuro—asiento—. Me gusta.

Me sigue observando y yo me tomo la misma libertad para hacerlo. De repente desvía la mirada para atrás de mi hombro y se muerde el labio divertido.

—Ven. Te voy a presentar a algunos de mi manada, antes de que se mueran de la curiosidad ellos mismos.

Se acerca y me apoya su mano en la espalda baja para llevarme primero a un grupo de tres que ya me estaban observando con interés. Siento que mi piel se eriza por el contacto de su dedo pulgar sobre mi piel desnuda, mientras traza círculos, y estoy muy segura que él lo nota por su sonrisa divertida.

Lazos Peligrosos✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora