Capítulo 7: El despertar.

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Donde sea que esté acostado, no parece ser su cómoda cama en la cual despierta cada día después de insultar a Jeon Jungkook en sus pesadillas, es algo más angosto y firme, parece ser un sillón, ¿Se quedó dormido en la sala?

Desorientado, Jimin frota sus ojos. Siente que su rostro no está tan caliente como el día anterior. Está tibio.

Intenta hacer algo de memoria. Ayer estuvo hasta tarde revisando un proyecto que Jungkook dejó especialmente para él, llamó en un momento para pedirle que fuera a su oficina, entonces le extendió su carta de renuncia, y luego...

Jimin abre sus ojos de manera sobre exagerada, ¿Qué diablos sucedió anoche?

Algunas escenas se refrescan en su memoria, como por ejemplo, ¡Que se besó con el mismismo Jeon Jungkook!

Se sienta de golpe, percatándose de que está sobre el sillón de la oficina de su jefe, y que para colmo, está cubierto por una delgada manta que no es suya y con los primeros botones de su camisa fuera de lugar.

Luego de dejarse llevar por el momento, las escenas se vuelven un poco complicadas de reconstruir. Jungkook le dijo algo luego del beso, pero como la fiebre lo estaba aturdiendo, realmente no escuchó qué fue. Entonces colapsó. 

Quiere seguir intentando recopilar las escenas de la noche anterior, pero la oficina de su jefe no es el lugar más cómodo para hacerlo, así que con la idea de salir lo más rápido posible, se levanta algo tambaleante, acomoda sus prendas y tira sin cuidado la manta sobre el sillón. 

A tropiezos abre la puerta de la oficina, llevándose la sorpresa de encontrarse a Jungkook frente a él.

—Oh, despertaste, ¿Estás bien?

Disimuladamente traga saliva.

—Sí... creo.

Jungkook lo nota un poco pálido, le echa una mirada de pies a cabeza y se da cuenta de sus intenciones, así que le muestra la pequeña bolsa blanca que lleva consigo.

—Te traje algo de medicina, llévatela.

—Gracias, no la necesito, me siento mucho mejor.

—A decir por tu rostro, lo dudo. No te dejaré ir hasta que lo tomes. 

Jimin frota el puente de su nariz al sentir una pequeña punzada en su frente. Quiere irse de una vez por todas a su casa a descansar, por lo que no tiene de otra que aceptar la bolsita. Inmediatamente Jungkook le libera el paso corriéndose a un lado.

—Recupérate pronto, nos vemos.

La sonrisa agradable que le ofrece estresa a Jimin, le pasa a un lado ignorándolo completamente, porque la verdad, espera no tener que volver a verlo. 

Mientras espera el ascensor del piso, mira el reloj de su muñeca. Pronto será el comienzo de la jornada, así que planea tomar sus cosas e irse a casa antes de que lleguen los demás y lo vean en ese estado tan deplorable. 

A paso apresurado va hasta su escritorio una vez llega al piso, pero se detiene un instante, ¿Por qué está tan acelerado?

Se toma un segundo para tomar varias respiraciones y toma sus cosas algo distraído intentando hacer memoria de si ocurrió algo más luego de desmayarse.

—¡Jimin! —Una voz conocida lo hace levantar la mirada. Hoseok se acerca hasta él trotando con su característica sonrisa radiante y le deja una bolsa de supermercado con una bandeja de comida dentro. —No pude conseguirte todo lo que me pediste pero te traje algo de comida. Espero que de ahora en adelante puedas cuidarte mejor por tu cuenta, no encontrarás a nadie como yo en tu próximo trabajo. —Hoseok se estira a palmearle amigablemente el hombro con una expresión lastimera. —Te voy a extrañar, mensajeame de vez en cuando.

Jimin lo mira perdido, sin entender el motivo de sus palabras.

—Espera, ¿De qué estás hablando? ¿De qué próximo trabajo? ¿Quién te dijo que iba a tener otro trabajo?

—¿Oh? ¿Jungkook no...? —¿Tal vez Jungkook se olvidó de contarle? Jungkook le había pedido que fuera temprano a la empresa para conseguirle algo de comida a Jimin mientras él se encargaba de traerle medicamentos ya que se había desmayado en la oficina, pero no había mencionado que no llegó a contarle lo de su renuncia. Hoseok se percata de algo escapando por el bolsillo del pantalón de Jimin. —Mira el sobre en tu pantalón.

Aún confundido, Jimin mira hacia el bolsillo, toma el sobre para abrirlo, y se sorprende al ver dos fajos de billetes dentro. Lo mira a Hoseok con ojos abiertos, pidiéndole con la mirada que le confirme lo que cree que está sucediendo.

—Felicidades, aceptaron tu renuncia. 

Ante la afirmación, Jimin da un alarido de alegría y se abalanza hacia el otro hombre para abrazarlo dejando expuesta toda su alegría.

—Prometo llamarte, ahora tengo que ir a celebrar. 

Aunque tiene un increíble dolor de cabeza que lo hace sentir como si su cerebro estuviera a punto de partirse en dos, sale de la empresa dando saltitos desbordados de felicidad. Cumplió con su mayor objetivo: dejar su estúpido trabajo. 

Aunque por momentos se pregunta si sucedió algo más en la oficina del jefe, en realidad ya no le interesa, porque nunca más volverá a ver a Jeon Jungkook en este nuevo capítulo de su vida,





Jungkook duda unos segundos antes de cambiar de lugar sus manos hacia la nuca de Jimin para intensificar el baile.

Todo se siente muy real, su lengua batallando contra la de él, los sonidos, el calor del momento. Si este es un sueño, Jimin reza internamente para nunca volver a despertar.

El calor del momento lo distrajo por un momento, pero para suerte o desgraciada de Jungkook, Jimin separó sus labios un instante.

—Necesito decirte algo... —Pero no llega a contárselo, porque Jimin se desvanece repentinamente entre sus brazos.

Cierta culpa invadió a Jungkook. El hombre más bajo no estaba en sus cinco sentidos, así que ese beso se sintió un poco... incorrecto. 

Jungkook acomodó a Jimin en el sillón de la oficina, dio un largo suspiro pensando en lo que debería hacer. Eran más de las doce, sería un poco más complejo conseguir algunas cosas para bajar la fiebre. La farmacia más cercana quedaba a más de veinte minutos, le daba un poco de miedo dejar al hombre recostado, quizás podría hacer alguna tontería en ese estado o podría pasarle otra cosa peor.

Teniendo que ingeniárselas para recuperar un poco la temperatura corporal normal de Jimin, tomó una manta que había escondida en la oficina y cubrió un poco el cuerpo del hombre inconsciente antes de desabrocharle los primeros botones de la camisa disculpándose internamente por hacerlo.

Lo único que tenía a mano para poder secarle los rastros de sudor, era un pañuelo de tela que siempre llevaba consigo. 

Durante toda la noche, Jungkook no pudo pegar un ojo. Se quedó despierto haciendo trabajo, pero tampoco es que pudiera concentrarse demasiado. Cada media hora iba a vigilar de cerca a Jimin y pasaba el pañuelo por su rostro y cuello ante el mínimo rastro de sudor. 

Pero sobre todo, no podía sacarse de la mente el beso que tuvieron horas antes.

Aunque no era correcto, admitió que lo disfrutoó demasiado. Tanto que lo hacía sentir como un adolescente enamorado experimentando su primer amor. 


Arruinando la boda de Jeon Jungkook [Kookmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora