Capítulo 30: Reencuentro.

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Jimin toma una profunda respiración, juguetea con sus dedos intentando controlar los nervios que se expanden por cada rincón de su cuerpo. Se mira en el reflejo del ventanal a un lado para acomodar sus mechones ahora negros, y nuevamente checa la hora en el teléfono. Se impresiona al ver que solo han pasado cinco minutos de la última vez que vio la hora, puede jurar que han pasado más.

Siente un pequeño nudo en el estómago producto de esos nervios que no recuerda haber experimentado alguna vez en la vida, ¿El motivo?

Su padre llegará en cualquier momento.

Luego de días consultándolo con la almohada, de analizar las posibilidades y de mentalizarse para cualquier escenario que pudiera ocurrir, tomó valor para levantar el teléfono y comunicarse con el señor Park Minhoon, el mismo que lo crió y el mismo que en algún momento lo abandonó.

Hasta la fecha le resulta demasiado fuerte utilizar el término "abandono", ha intentado disfrazarlo diciendo que fue un descuido, un impulso de sus emociones, una acción poco planificada, un intento de huir de las cosas que le afectaban, pero no tenía sentido minimizar lo que sucedió solo para protegerlo, porque fue tal cual: un abandono.

Aunque prácticamente estaba entrando a la etapa adulta, en ese entonces, seguía siendo muy joven para saber lo que es enfrentar los baches más profundos de la vida sin nadie a su lado. Cuando había perdido a su madre, el único apoyo que tenía, huyó tan lejos como para no ser encontrado hasta luego de diez años después.

Mientras más lo piensa, más irreal se le hace. Diez años han trascurrido en un chasquido, tanto dolor, tantas noches de insomnio, el pasado que lo tomaba de los pies y no lo dejaba avanzar, la soledad que lo acompañaba en la oscuridad, ¿En qué momento la vida pasó tan rápido?

Aunque quiere encontrarle una respuesta, una persona llegando a la mesa lo trae a la tierra.

Jimin no puede quitarle los ojos de encima mientras él recién llegado se acomoda frente a él, sorprendido de ver cómo los años han pasado en su rostro, siente como si fuera un sueño tenerlo frente a él, tiene que pestañar un par de veces para afirmar que lo que está viendo no es producto de su imaginación.

Ante el segundo de silencio, Jimin reacciona llamando a la mesera que pasaba para pedirle unos tostados acompañado de un exprimido. El hombre pide lo mismo.

Nuevamente quedan en silencio, ambos limpiándose disimuladamente las manos contra el pantalón por debajo de la mesa.

—¿Cómo has estado? —Le pregunta el hombre, empezando la conversación.

—Bien... —Aunque quiere contestar lo contrario, es muy pronto para comenzar a hablar de todas las desgracias que le ocurrieron desde que su padre lo dejó en aquella casa a la que llamaban "hogar". Primero prefiere alivianar el ambiente. —He conseguido un nuevo trabajo donde he aprendido a nivelar el estrés, así que los días ya no son tan pesados.

—Oh, es bueno oír eso.

—Sí... —Se detiene a pensar un momento lo qué dirá, ¿Es correcto llamarlo "papá"? —¿Tú cómo has estado?

—Bueno, cuando empiezas a envejecer, los días se vuelven más difíciles. —Bromea con una sonrisa relajada. —El dueño del taller en el que trabajo enferma mucho últimamente, así que tengo que encargarme de más cosas en su lugar.

—Debe ser complicado, a tu edad deberías estar descansando.

—No puedes descansar cuando tienes muchos pensamientos trabajando constantemente.

Jimin más que nadie lo comprende, ¿Cuántas veces se ha sobrecargado de trabajo con tal de no permitir a su cerebro crear ideas que no aportan en nada a su estabilidad emocional?

Arruinando la boda de Jeon Jungkook [Kookmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora