Capítulo 20: Esperar.

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El día de graduación había llegado. Un chico de zapatos rojos corría por los pasillos para dirigirse hasta las escaleras de emergencia, apurado porque estaba llegando tarde para reunirse con sus compañeros y profesores el último día de secundaria.

Desde la otra punta del pasillo Jungkook lo vio salir disparado de la habitación 105. Caminó a paso lento con la intención de entrar al mismo lugar, pero una esbelta mujer con un vestido negro ajustado y un saco beige sobre sus hombros se le adelantó.

La reconoció al instante, así que se acercó hasta la puerta, y agudizando sus oídos, oyó la conversación dentro desde un punto ciego a la habitación.

—Te dije que no quería volver a verte... —La primera voz que se escucha es débil, rasposa.

—¿Acaso no sabes qué día es hoy? —Silencio. —Hoy es el día de la graduación, ¿No irás a ver al blasfemo de tu hijo?

—No hables de esa forma sobre mi hijo.

—¿Por qué? Es realmente una pena que teniendo unos padres tan buenos haya tenido la desgracia de nacer como un degenerado.

—Hablas como si no supieras que tu hijo es igual al mío.

—Mi hijo no es un enfermo. —Interrumpe la mujer de voz más filosa.

—Te equivocas, ha sido él quién buscó al mío mientras te distraías teniendo sexo con otro tipo en lo que tu marido trabajaban en el exterior.

La densidad dentro del cuarto podía sentirse desde afuera con el abrumador silencio que se hizo durante varios segundos, los suficientes para que la curiosidad de Jungkook lo hiciera salirse un poco de su escondite para husmear por la pequeña ventana de la puerta.

La esbelta mujer de tacones altos le tomaba del rostro a la enferma, clavaba sus afiladas uñas borgoña en sus pálidas mejillas mientras le susurraba unas palabras, y cuando la soltó girando su rostro para darse la vuelta y encaminarse fuera del cuarto, Jungkook se alejó rápidamente de la puerta.

—¡No te atrevas a tocar a mi familia, perra malnacida! ¡Si le pones un dedo juro que voy a matarte! ¿¡Oíste!?

La mujer en la camilla seguía maldiciendo y tosiendo mientras la otra salía a pasos pesados. Los enfermeros, ante el escándalo que estaba causando, entraron para calmarla.

Jungkook solo pensó que era mejor volver al auto ya que a quien quería visitar, se encontraba en un estado alterado. Dudó un segundo estando en el pasillo, quizás podía quedarse esperando un poco más, pero justo en ese instante, escuchó como el conocido pitido del monitor cardíaco se volvía inestable a la par que una enfermera se asomaba desesperada llamando a gritos al doctor, el cual salió de otra habitación para entrar a la 105 sin notar al joven chico a unos metros.

Dio unos pasos de vuelta a la habitación que esta vez mantenía la puerta entre abierta, sintiendo el corazón pesado, visualizó desde la abertura como el doctor utilizaba el desfibrilador para intentar reanimarla, pero era en vano porque sus signos vitales habían caído, su corazón se había detenido y Jungkook despabila de golpe al oír el sonido de un fuerte relámpago sacudiendo la ciudad bajo la lluvia torrencial.

Jungkook hizo fricción con las palmas de su manos en busca de entrar en calor. El frío está tan presente en el lugar que el café, al que solo pudo darle un sorbo, se enfrió a los pocos minutos de sacarlo de la cafetera.

¿Qué día es?

—Viernes...

Luce como un preso contando los días en la pared, pero en este caso trata de llevar la cuenta en su cabeza. Podría verificar la fecha en su teléfono, pero en realidad no consiguió otro desde que rompió el anterior. Se dijo que cuando olvidara en qué día estaba, significaría que se volvió loco. Lo irónico es que es martes, y él no lo sabe.

Arruinando la boda de Jeon Jungkook [Kookmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora