Al cerrar el restaurante, el silencio que presenta la noche es inusual. A diferencia de las anteriores, a penas el lugar quedaba cerrado, Jimin tenía a alguien que lo esperaba afuera para acompañarlo a casa, ahora solo su bicicleta es la única que ve al salir.
Jungkook ya no aparece por el restaurante, no desde que por fin arreglaron la bicicleta de Jimin.
En un inicio tuvo que casi rogarle de rodillas a Jungkook que por favor dejase de ir todas las mañanas al trabajo, porque tenerlo ahí sentado todo el día hasta que su jornada terminaba, traía complicaciones, no solo personales porque no podía evitar pensar en él, sino que también laborales, porque a Seokjin no le gustaba que distraiga tanto al personal femenino de sus tareas principales. Más allá de insistirle para que se quede en el departamento o se fuera a hacer otras cosas por ahí, Jungkook iba igual, por lo que todos los días Jimin recibió regaños del jefe Kim.
Jimin le preguntó por qué razón siempre iba al restaurante, le contestó que lo hacía porque le preocupaba que volviera a casa solo a altas horas de la noche. Hasta el día de hoy no sabe cuán ciertas o falsas sean sus palabras, pero después de comentarle que ya no volvería más caminando, Jungkook dijo que se quedaría en casa más tranquilo.
Jungkook le resulta un tipo de persona extraña.
O quizás es un tipo de persona que nunca antes ha conocido.
Al llegar, Jimin estaciona su bicicleta dentro de la cochera del edificio. Sube en el elevador suspirando, aunque regresó más temprano de lo usual, su cuerpo es consciente que el día fue ajetreado y que por eso necesita un descanso.
Sabe que detrás de la puerta está Jungkook en alguna parte del departamento, y eso más que estresarlo, por algún motivo le genera más entusiasmo al entrar.
—Estás en casa. —Es lo primero que dice desde la cocina al verlo llegar. Uyu entre sus brazos acompaña la frase con un maullido.
—Estoy en casa.
Jimin se acerca hasta él luego de dejar el abrigo y el bolso de trabajo, Uyu se estira un poco para que lo acaricie. Toca su cabeza, a lo que ronronea satisfecho bajo las puntas de sus dedos.
No puede evitar sentirse cálido. El departamento iluminado, la tele encendida en volumen bajo, el olor de la comida, el calor que trasmite tener otro cuerpo cerca, el hecho de no ser el único hace que la habitación no parezca tan grande, es el lugar donde Jimin siempre quiso estar, el lugar al que siempre quiso volver.
Estaba tan concentrado en poder sentir el momento que no se dio cuenta que Jungkook lo miraba atento, quizás queriendo decir algo, o quizás sumido en sus pensamientos también.
—¿Sucede algo?
—Tienes algo en la mejilla.
Jungkook acerca una de sus manos al rostro de Jimin, y con su pulgar, quita lo que supuestamente tiene en la mejilla.
El simple roce lo transporta a otra dimensión, su expresión no dice mucho, sus acciones menos, pero para Jimin, el pensar que es el primer contacto físico que tienen, enrojece sus orejas.
Entonces Uyu bosteza, trayéndolos nuevamente a la realidad.
—Parece que el niño tiene sueño. —Dice Jimin para alivianar el ambiente. Al ver que la pequeña pelusa se está quedando dormida sobre su brazo derecho, Jungkook lo baja con cuidado y Uyu se va hasta el sillón a recostarse. —¿Qué estás cocinando? —Con la intención de ocultar el nerviosismo interior, Jimin se acerca a ver qué es lo que se está elaborando en la hornalla.
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Arruinando la boda de Jeon Jungkook [Kookmin].
FanfictionPara algunos la perfección no existe, nadie es perfecto, pero para Park Jimin, la perfección existe y vive dentro del cuerpo de su compañero de oficina al que tanto odia. Jeon Jungkook es la definición del hombre heterosexual perfecto; adinerado, ca...