Capitulo 39

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El viaje en avión fue todo lo contrario de lo que yo esperaba, a decir verdad esperaba algo más romántico, esperaba más de Weikath, surgió el tema del embarazo, él deseaba que yo le dijera a mis padres pero eso era imposible, le tuve que rebelar la verdad… que en realidad en todo este tiempo nunca había tenido el valor para confesarles mi relación con Weikath, supongo que era por miedo o por el simple hecho de ganarme el repudio de mis padres, no soportarían ver a su hija más pequeña saliendo con alguien… El viaje fui incomodo, Weikath estaba molesto, al menos yo pude percibir eso en él, pronto termino el viaje, fuimos por nuestras maletas y el camino comenzó, Weikath no se atrevía a decirme una sola palabra hasta que lo tome de la mano y le sonreí, el hizo igual mientras que observábamos el entorno, pronto surgió una plática algo fastidiosa e irritante para mí, Weikath saco un cigarrillo, se le notaba nervioso y el no paraba de preguntarme que era lo que debía hacer estando frente de mis padres

-Sólo se tú mismo, no seas anticuado, puedes tocar cualquier tema con ellos… excepto lo nuestro… -Dije entrecortando las palabras y desviando la mirada al cielo azul que nos cubría, él solo afirmo con la cabeza y siguió abstraído, además de algo preocupado, no entendía por que el actuaba de esa manera. 

Por fin llegamos, para mi sorpresa la casa estaba igual como cuando me había ido, todo se notaba muy tranquilo como siempre, no tarde en enardecerme, quería ver a mis padres, lo anhelaba con toda mi alma.

Toque a la puerta, pero nadie aparecía, de inmediato Weikath opto por la opción de regresar más tarde, pero antes de que terminara la segunda frase mi madre apareció abriendo la puerta, no tarde en abrazarla y presentarlo , ella lo abrazo formalmente, él entro algo abstraído pero al restar algunos minutos por fin tomo presunción. 

Le mostré toda la casa, lo lleve a mi pieza donde dejamos nuestro equipaje, bajamos a la sala, a penas y podía mantenerme en pie, me sentía fatigada, estaba hecha polvo, mis parpados a penas y podían mantenerse abiertos, Weikath no tardo en notarlo

-Creo que deberías ir a descansar, yo por mientras tratare de ayudar en algo a tu madre –Dijo Weikath sonando muy afectuoso, amaba que Weikath fuera así conmigo, no quise rivalizar con él pues esta vez me sentía más exhausta que nunca, no tenía fuerzas, mucho menos para llevarle la contraria, subí a mi habitación y me tendí sobre la cama.

Sentí una mirada atenta sobre mí, seguido de una caricia cálida y cariñosa sobre mis labios, abrí los ojos suavemente y ahí estaba Weikath, me mostro esa sonrisa… esa sonrisa que siempre hacia feliz a mi corazón, le devolví el beso mientras me levantaba de la cama, Weikath me tomo de la mano mientras bajábamos las escaleras hasta que me soltó justo cuando mi madre se aproximaba, él se sentó en un sofá de la sala, mientras que fui a ayudarle a mi madre, de nuevo esa ansiedad en él apareció, trate de pasarlo por alto, ayude a mi madre a cocinar y a agregar algunas leguminosas que faltaban en algunos estofados, mientras que podía sentir la mirada hostigadora de mi madre

-Tu amigo es un inexperto en la cocina, pero sabes, es muy cordial y encantador, me extraña que solo sea tu amigo-

-Bueno pues así lo es, tu sabes que no me gustan las relaciones amorosas- Dije cabizbaja 

-El que tu padre no te quiera ver con alguien no significa que debas acatar a sus normas, tal vez para el sigas siendo su niña, la chiquilla de la familia, pero lo más importante es que sigas tus sentimientos… - Dijo mi madre mientras que me sonría, posiblemente ella ya lo sabía… 

Mi madre me conocía muy bien, su instinto maternal siempre lograba descifrar mis más ocultos secretos, trate de mirarla extrañada y confundida, la puerta se escuchó abrir ¡Era papá! Corrí a recibirlo, lo abrace y salude, él hizo igual, me sentía contenta, por fin veía a mi padre después de mucho…. Mejor dicho un largo tiempo, Weikath se acercó meditabundo y pensativo, pude darme cuenta por su ademán, se lo presente a mi padre, seguido él le tendió la mano, y pronto se dieron un apretón de manos formal, pronto el desayuno estaba listo, todos fuimos a la mesa mientras que mi madre terminaba de servir cada guiso, pude darme cuenta de que Weikath estaba asombrado, por otra parte yo echaba de menos la comida de mi madre, pero más que nada la cantidad que ella solía preparar. 

Durante todo el almuerzo el ambiente se pudo sentir algo tenso pues estábamos ocultando algo muy grande, algo que tarde o temprano teníamos que revelar, mi madre sabía algo aun que lo negara. 

Todos terminamos de almorzar, Weikath agradeció y seguido notifico que saldría un rato, mi madre le sonrió al igual que yo, por otra parte mi padre pareció ignorarle y siguió leyendo el periódico, paso una hora… dos horas… ayude a mi madre a recoger y guardar las sobras, y los platos, vi la televisión junto a mis padres como los viejos tiempos, pero me comenzaba a preocupar, las manecillas del reloj no se detenían, me comenzaba a alarmar por cada segundo que pasaba, pasaron cuatro horas y no había señal alguna de Weikath. 

Mis padres decidieron ir a comprar algunas cosas para la cena, pues hoy era Noche Buena, probablemente recibiríamos a algunos familiares y conocidos, aunque no contábamos con más de diez personas, decidí esperar en casa.

Los minutos seguían transcurriendo hasta que alguien toco la puerta, me dirigí a abrirla aún muy alterada, esperaba que fuera Weikath y absolutamente era así, un extraño sentimiento despertó en mí, muy dentro de mi… una sensación de deseo… Lo tome de la mano y fuimos a mi pieza, Weikath me entrego una manzana roja, eso significaba que seguramente estuvo merodeando por el campo, preferí no hacerle ninguna pregunta, Weikath al instante descifro lo que estaba pasando por mi mente, nos tendimos sobre mi cama, a pesar de que esta no era muy grande entramos sin ninguna dificultad, Weikath comenzó a besarme por el cuello mientras que me acariciaba por todas partes, eso de alguna manera me prendía y satisfacía…

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora