Después de la larga espera por fin subimos al avión, Weikath se sentó al lado de mí, Kiske con Ingo y Kai con Markus, los chicos trataban de hacerme reír con sus típicas bromas pero nada era capaz de elevarme los ánimos, preferí estar callada, habían miles de cosas pasando por mi cabeza, no sabía que era lo peor, pero a pesar de todo ahora debía seguir firme y continuar con mi vida, pero algo que no era capaz de soportar era el hecho de fingir que nada estaba sucediendo, Weikath tomaba todo a la ligera pero en mi caso era todo lo contrario. El viaje fue algo silencioso e incómodo para nosotros dos, por otra parte, los asientos de detrás de nosotros estaban hechos un caos
-¡Suéltalo! – Gritaba Kiske con una voz infantil
- ¡No! ¡Son míos! –Gritaba Ingo, ambos peleaban por una pequeña bolsa de cacahuates cubiertos, Kiske tiraba de una esquina de la bolsa e Ingo de la otra esquina, pronto jalaron demasiado esta que todo el producto salió volando cayendo en diversos lugares, e inclusive algunos cayeron sobre los asientos de algunos pasajeros que se encontraban cerca, Kai comenzó a lanzar estruendosas carcajadas mientras Markus se tapaba la cara algo avergonzado, la aeromoza apareció dándonos a todos una botella de agua, nuevamente Kiske intento tomar del carrillo de la aeromoza un sobre de papas fritas, Ingo nuevamente intento arrebatárselas, otra vez había comenzado la disputa entre ellos dos.
- Aquí tengo una barra de nuez, es la única que me queda –Dijo la rubia, alta y muy simpática aeromoza, movía el sobre de un lado a otro, Ingo y Kiske pronto se miraron el uno al otro pero lo peor ahora estaba por suceder, Ingo le arrebato de la mano la barra de nuez a la chica, ella se alejó sorprendida y molesta, pronto Kiske se lanzó sobre Ingo nuevamente
- ¡Apártate, tú tienes tus papas fritas! –Grito Ingo colocando su mano libre sobre la cara de Kiske
- ¡Eso no es justo! – Vociferaba él aun aferrándose a Ingo, pronto Weikath giro la cabeza a mirarlos ya irritado, pude darme cuenta que estaba a su punto de "ebullición" él nunca tenia paciencia en cuestiones como esta
-¡Ya cállense! Mike... tu comerás tus papitas fritas mientras que Ingo su barrita de nuez, ahora... ¡¿Entendieron?! – Protestó Weikath enrojecido y ya muy cabreado, ellos se encogieron de hombros y detuvieron su disputa infantil, comieron sus respectivos alimentos, aunque aún podíamos sentir las miradas despreciables que nos lanzaban los demás pasajeros por dicha escena, me comenzaba a dar una jaqueca, tenía que salir pronto, por suerte después de una larga hora por fin el avión se detuvo, salimos de inmediato y nos dirigimos a casa, nos despedimos de los chicos, Weikath y yo fuimos a su casa, nos instalamos y seguido me apresuré a cambiarme de ropa y recostarme, estaba agotada y ya era noche, probablemente estaban por dar las 12, no lo sabía, solo sabía que estaba muy cansada y apenas podía mantener mis parpados abiertos, me puse la pijama y me recosté, el cuerpo me dolía y me sentía completamente exhausta, pronto pude sentir el calor de alguien abrazándome, era Weikath, me acercaba a él mientras me acariciaba el vientre, Weikath siempre sabia como hacerme sentir feliz y querida, amaba eso de él.
Amaneció, el sonido de unas aves cantar me hicieron despertar, di un corto bostezo y me estire un poco, ya me sentía muy descansada, me talle los ojos, pronto me di cuenta de que Weikath ya se había levantado, bajé lentamente por las escaleras, un peculiar y delicioso aroma me cautivo, fui donde este y ahí estaba él sirviendo el desayuno, lo mire sonriente y contenta
-El desayuno está servido – Dijo Weikath mientras sacaba la silla para que yo me sentara, el desayuno se veía delicioso, era huevo con tocino, además de algunos panes tostados y jugo de naranja, me impresionaba que Weikath hubiera logrado cocinar, para mi sorpresa el desayuno estaba perfecto.
-Maddie... me preguntaba si te gustaría salir hoy... -Preguntó Weikath algo apenado
-¡Claro! Me encantaría –Respondí entusiasmada
-Perfecto, saldremos en unas dos horas –Agregó Weikath con una gran sonrisa en su rostro, finalizamos de desayunar, subí rápidamente a darme un baño y seguido fui a buscar un vestido suelto color negro con algunas figurillas de gatos, me cepille el cabello, me coloqué unas zapatillas algo altas y para finalizar me maquillé un poco los labios de un rosado claro, baje las escaleras y Weikath ya estaba listo, se le veía igual de agraciado y apuesto que siempre, salimos a caminar un rato, fuimos a un circo que había llegado a la ciudad, este estaba lleno de payasos, malabaristas y uno que otro tigre de bengala que me asustó demasiado, pronto la función termino, paseamos por las calles que estaban algo pobladas aunque no tanto como en otras ocasiones, nos detuvimos en una pequeña cafetería, nos sentamos en una mesa que estaba fuera del local, pronto una joven mesera se acercó a nosotros a pedirnos la orden, Weikath pidió un café oscuro y un panecillo de cajeta, mientras que yo pedí un cappuccino con mucha crema y un pequeño pastelillo de chocolate blanco, pronto la chica regresó con nuestra orden, comenzamos a comer, aun que pude notar que Weikath se veía algo afligido y de vez en cuando me miraba a los ojos, él tenía algo y lo iba a averiguar
-¿Weikath? ¿Pasa algo? Creo que algo te acongoja, sabes que puedes decirme lo que sea –
-No es nada... -Respondió algo cabizbajo y distraído
- Weikath... tú no eres así, algo sucede, debes decírmelo –Dije sonando algo exasperada
-Maddie... ¿Enserio te agrada estar conmigo? –Preguntó algo dudoso y apenado
-Claro que si... ¿Por qué lo preguntas? –
- Creo que te eh pedido demasiado... a veces creo que soy el culpable de muchas cosas en tu vida... -
- Weikath... tú no eres culpable de nada, soy feliz, siempre lo eh sido desde que comencé a estar a tu lado, yo te amo... -Respondí sonriente y algo ruborizada, pronto el me devolvió la sonrisa, terminamos de comer y seguido comenzamos a recorrer las amplias calles, me acerque a Weikath y me recargué sobre su hombro, una peculiar música me llamo la atención, me aparte de él y comencé a seguir aquella melodía, esta venia de un sitio no muy lejos, camine unos cuantos pasos y encontré al dueño de aquella melodía, era un hombre de apariencia madura, barba blanca, él tocaba un violín produciendo una música muy bella, Weikath corrió tras de mí y pronto se detuvo a mi lado, cerré los ojos y me deje llevar por esa armonía, Weikath me sonrió, dimos unas cuantas monedas a aquel hombre y regresamos a casa, el sol ya comenzaba a ocultarse, no había pasado tanto tiempo a solas con él desde ya hacía mucho tiempo, había sido como revivir aquellos principios.
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Judas
RomanceJudas - Sinopsis: Locura, atracción, pasión, pero ¿Amor?Michael Weikath, guitarrista de Helloween, serio e interesado en su banda pero además en sus estudios, al terminar unos cursos en los que estuvo asistiendo hace ya dos años, por fin podrá tener...