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Fue difícil, pero ya todo había terminado. Con ayuda de la mujer que cuidaría de Taiki logro que el pequeño le soltara la pierna y lo dejara ir, se despidió acariciando su cabeza por última vez y agradeció por el hospedaje.

Dio un paseo por la calle comercial de la ciudad, observaba cada puesto y se detenía en aquellos que le llamaban la atención, ahora estaba frente un pequeño puesto de accesorios. Sostenía una linda pulsera roja de tela entre sus dedos mientras la miraba con detalle, la mujer alagaba el objeto para que lo comprara, aunque Sabito no le prestaba mucha atención. Por último lo dejo en su lugar y agradeció antes de irse.

Según su criterio, algo rojo quedaría bien para su cuervo amigo, incluso combinaría con las cuerdas de su máscara, pero no compraría nada sin un Kuro que acepte o rechace el regalo.

Un leve alboroto entre la gente y el fuerte graznido que comenzaba a reconocer lo hizo mirar en esa dirección.

-¡Kuro! - lo miro acercarse, levanto el antebrazo donde se posiciono el ave - ¿Qué te trae por aquí?

El cuervo Kasugoi giro la cabeza sin responder, estaba preocupado y decidió buscarlo cuando se entero que el humano abandono la casa Glicinas, pero es obvio que no se lo diría. Sabito le resto importancia y dio media vuelta para volver al puesto de la insistente señora, con Kuro presente sería más fácil.

Nuevamente saludo a la vendedora y pidió autorización para colocar la pulsera en el cuello del cuervo. La mayor se desoriento un poco y acepto tartamudeando. Con una sonrisa divertida, puso el accesorio lentamente en el cuello del ave, dándole tiempo a rechazarlo si no le gustaba.

-Te queda bien - lo miro analizando el adorno en el ave - Me lo llevo - dijo buscando el dinero en el bolsillo de su uniforme. Kuro soltó un sonido sorprendido que hizo reír a Sabito.

Luego de recorrer el mercado por completo, el cuervo lo obligo a ir a la casa Glicinas más cercana y quedarse hasta la próxima misión, o al menos que su cuerpo sane por completo.

Ahí se encontró con otro cazador de llamativa apariencia. Mejor dicho, lo encontró.

-¡Oye tú! - llamo su atención acercándose a él - Eres extravagante, me agrada.

Algo confundido miro a los dos lados, y al no ver a nadie, se apunto.

-¿Te refieres a mí?

-¡Obviamente! - sonrió con obviedad - ¿Cómo te llamas?

-Sabito - el contrario se quedo observando - Sólo Sabito.

-Bien Sabito - llevo una mano a su pecho de forma exagerada - ¡Yo soy Tengen Uzui! ¡Pilar del sonido! ¡Dios de las festividades! - alardeo.

-Te llamare Tengen - le extendió la mano para saludar - Un placer.

-Siempre es un placer conocerme - lo jalo y se lo llevo por el pasillo.


•••


Para Sabito era un hombre exagerado y presumido. Sin embargo, no era arrogante como parecía y se divertía mucho con él.

-No te había visto antes - bebió un poco de vino - ¿Cuánto tiempo llevas en esto?

-No mucho - respondió desinteresado - ¿Qué hay de ti?

-Ya llevo varios años, hago mi trabajo de forma extravagante y elegante junto a mis tres esposas, por eso hay muchas más que se quieren convertir en mi cuarta esposa.

-Realmente presumes cada que puedes, ¿cierto?

-¡Por supuesto! - sirvió otro vaso con vino y se lo ofreció.

-No gracias, no bebo.

-¿Ni un poco? - insistió. Sabito negó - ¿Qué aliento usas y quien es tu maestro?

-El aliento del agua y me entreno Sakonji Urokodaki.

Tengen trago duro y lo miro con asombro, luego de unos segundo comenzó a reír escandalosamente. El contrario solo lo miro con cierta incomodidad sin entender lo gracioso.

-Entonces eres compañero de Tomioka y Kamado.

-¿Los conoces?

-¿Quién no? Son famosos entre la organización, en especial Kamado - se acomodo la blanca cabellera para atrás - Aunque no tanto como yo, claro.

-¿Sabes cómo puedo encontrarlo?

-¿A quién?

-A Tomioka.

-¿Cuál es el motivo?

Sabito dudo por unos segundos.

-... Es mi amigo de infancia y quería encontrarme con él.

Uzui escupió el vino de su boca y volvió a mirarlo asombrado para nuevamente reír. ¿Cuántas sorpresas más se encontrara con ese tal Sabito?

-No es tan difícil - se limpio los labios con la muñeca - Métete en problemas y haz que te sometan a juicio.

-¿Qué?

-Solo así se dejara ver, es un tipo reservado pero comprometido con el trabajo - lo miro con una sonrisa ladina - La otra opción es que tengas una misión con él, pero es más complicado.

-¿Tan así?

-Que te puedo decir, me cae bien, pero no me gustaría tener que dialogar con él, me quedaría sin habla a los cinco minutos - se estremeció sobre su lugar - Da escalofríos.

El de ojos lavanda no sabía que decir. Desde que lo conoció Giyuu ha sido un chico tímido, pero al momento de tomar confianza es muy alegre y te podría mantener una conversación durante días enteros. ¿Tanto había cambiado? ¿Por qué? Debía encontrarlo lo antes posible. Tengen noto la pequeña burbuja que se formaba en la mente de Sabito y decidió reventarla con su llamativa voz.

-Si quieres hacerlo solo dime, yo puedo darte uno que otro truco para terminar en juicio de inmediato.

Sabito inclino el cuerpo hacia atrás, quería encontrarlo, pero no quería poner en riesgo su trabajo, vida y reputación.

-Gracias, lo tendré en mente.

-Disculpe la interrupción Uzui-san - dijo un señor desde la puerta - Pero ya es hora.

-¡Cierto! Voy enseguida.

-Lo esperamos - se retiro.

-Tengo que irme, nos vemos Sabito - se despidió camino a la salida - ¡Espero compartir misión contigo, o verte en el próximo juicio!

-Adiós - se despidió con la mano.

Minutos después el hombre volvió a aparecer.

-¿Se le ofrece algo más?

-¿Podría indicarme dónde puedo entrenar? Quisiera moverme un poco antes de dormir.

-Claro, por aquí.

Se levanto siguiendo al mayor hasta un enorme jardín. Quiso concentrarse en su entrenamiento, pero sólo lograba enfocar sus pensamientos en su pelinegro amigo y la extraña conversación que tuvo con el cazador.

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