Sabito estaba maravillado, el poder de Mitsuri era inimaginable, es flexible – quizás un poco más que el demonio-, tiene una fuerza asombrosa y bastante energía, aunque su enfoque en el combate no parecía ser el mejor.
Habían exterminado al demonio y recién amanecía, Kanroji estaba sentada en el suelo apoyándose de su palma y con el otro brazo estirado. Sabito pasaba la venda alrededor de la herida que la contraria obtuvo por distraerse en medio de un ataque, suerte que pudo interferir y disminuir el daño, ajusto la venda y la miro regalándole una sonrisa.
- Gracias Sabito – sonrió modelando el vendaje de su brazo – Te quedo muy bien.
- No fue nada.
- ¿Dónde aprendiste a vendar así de bien?
- En la montaña Sagiri, mi maestro me enseño.
- Montaña Sagiri, creo que la he oído antes – se levanto con ayuda del cazador.
- ¿Enserio? – pregunto retóricamente, caminando junto a ella – Por cierto, Mitsuri.
- ¿Sí?
- En nuestra plática pasada mencionaste a Giyuu Tomioka.
- Así es, el solitario pilar del agua.
-... ¿Podrías hablarme más sobre él? Es curiosidad – excuso.
Mitsuri lo miro dudosa, pero no quiso cuestionarlo, en su lugar, se coloco al pie del árbol en la orilla del camino y le indico que se acomodara a su lado. Pensó de manera fugaz en lo que diría antes de hablar.
- ¡Tomioka-san es todo un caballero! – dijo emocionada – Tiene un porte tan serio y varonil, siempre distante pero amable, incapaz de dañar a seres inocentes, todo el tiempo ayudando a Shinobu-chan sin importarle que esta le haga la vida imposible, es el hombre perfecto – finalizo sonrojada – También es tierno a su manera, la otra noche, cuando regresaba de una misión lo atrape jugando con la pequeña demonio cerca de la finca mariposa, tuve suerte de que no me viera – puso el dedo anular frente sus labios – Mantén el secreto ¿de acurdo?
- De acuerdo. ¿Pero de que demonio hablas?
– Olvide su nombre, pero se apellida Kamado, es la demonio que viaja con su hermano mayor, un cazador, Tomioka-san le perdono la vida y ahora arriesga la suya por ella – conto admirada – Es muy valiente de su parte.
La mente de Sabito quedo en blanco con solo una pregunta dando vueltas por su cabeza: ¿Qué rayos está pensando Giyuu? Necesita averiguarlo, tiene muchas cosas de que hablar con él.
- ¿Sabes como puedo encontrar a Giyuu?
- Es difícil toparse con él, pero de cualquier modo ¿para qué?
- Quiero verlo, llevo meses buscándolo.
Kanroji no pudo contener la intriga.
- ¿Por qué? Realmente son pocos los que muestran interés en Tomioka-san, la mayoría le tiene miedo.
- Giyuu es mi amigo de infancia, hace mucho tiempo que no lo veo y por eso lo estoy buscando.
Sus ojos se abrieron de par a par, al igual que su boca. Casi se desmaya por la sorpresa, le era difícil reaccionar en esos instantes. Sabito la miro al no tener respuesta.
- ¿¡Tomioka-san tiene amigos!?
Sabito no supo como responder a eso.
- Pues... - aparto la mirada.
- Sabito, me siento bien contigo y es cómodo pasar tiempo junto a ti, obtuviste mi confianza en poco tiempo.
- Gracias, pienso lo mismo – sonrió dudoso, se había desviado del tema.
- Creo injusto que juegues con mi mente de esa forma – se quejo – Dime la verdad. ¿Para qué quieres ver a Tomioka-san? No te juzgare.
Su sonrisa se volvió nerviosa, quizás no se desvió del todo.
- Te digo la verdad – insistió – Giyuu es mi mejor amigo.
- No te creo.
Rió nervioso, si no la convencía su oportunidad se esfumaría. ¿Tan imposible suena ser amigo del ojiazul?
- Kanroji, no tengo ninguna necesidad para mentirte con eso – argumento mirándola a los ojos – Urokodaki-san, nuestro maestro, es testigo de la relación que teníamos.
- Si lo dices así suena más creíble.
- Solo quiero saber cómo dar con él, es lo único que te pido.
- Hay muchas opciones – miro el cielo, pensando – Encontrártelo en una misión, ir a juicio, hacerte pilar, dañarte gravemente y terminar en la finca Mariposa, encontrar la finca del agua... Y no se me ocurre nada más.
- ¿No hay una forma de encontrar las fincas sin arriesgar mi vida?
- Yo puedo guiarte, tomaremos té en la mía y luego te llevare con Tomioka-san.
- Te lo agradezco.
- No hay de que, cualquier cosa por un emotivo reencuentro entre amigos – comento iniciando su caminata – Aunque no había visto a alguien tan deseoso de encontrar a un amigo.
- Bueno, fueron muchos años sin saber nada de él y nos separamos de repente – se excuso.
Sería incomodo y complicado contarle que debería estar muerto desde hace 8 años, y que sin razón aparente despertó en la selección final enterándose de que el mundo no se detuvo por su ida, ni se inmuto por su regreso.
- ¡Que hermoso! Es una amistad inquebrantable – sacudió la cabeza con alegría – Que suerte ser amigo de alguien como tú, Sabito.
- Estas exagerando – sonrió halagado – Cambiando de tema, tu katana es bastante peculiar – comento señalando la funda donde dicho objeto reposaba.
- Sí, también hay todo tipo de espadas y armas en nuestra organización, la mía... – lo imito, apuntando a su funda –... O la tuya, por ejemplo.
- ¿Qué tiene la mía?
- Es la primera vez que veo una espada nichirinto cuyos colores cambian de la noche a la mañana – rio – Ahora que lo pienso, eres un chico lleno de sorpresas, jamás vi a nadie como tú.
Sabito desvió la mirada al camino con un discreto sonrojo en el rostro. Hace algunos años, sus oídos habían escuchado algo muy similar.
"No existe, ni existirá nadie como tú ¡Promete que siempre estaremos juntos! – exigió haciendo un berrinche."
Esa fue la primera promesa que no pudo cumplir, abandono a su querido amigo en el momento que más se necesitaban, lo dejo solo cuando le rogo que no se fuera, y no lo habría hecho si hubiera sabido que eso pasaría. Pero surgió una oportunidad única, puede regresar con Giyuu, ponerse al día con él y quedarse a su lado hasta que el pelinegro lo desee. Quizás, compartir también su próxima vida.
El graznar del cuervo lo saco de su ensoñación, el ave voló alrededor de ellos mientras indicaba la próxima misión. Mitsuri elevo la mirada con reproche.
- ¡¿Qué?! Pero iba llevar a Sabito a las fincas – dijo alzando la voz.
El cuervo la ignoro repitiendo las indicaciones.
- No te preocupes Mitsuri, seguiré buscando por mi cuenta.
- Pero...
- Estaré bien. Ya me ayudaste lo suficiente y no quiero retrasar tu labor.
- Mmm... - suspiro resignada – Está bien, si me encuentro con Tomioka-san le diré que lo buscas.
- ¡Espera! – la detuvo – Prefiero que no, quiero ver su reacción con mis propios ojos – mintió, no podía arriesgarse a que algo así ocurra.
-... Entiendo ¡Adiós Sabito! ¡Espero verte pronto! – se despidió corriendo tras el cuervo.
Y allá va, su oportunidad se alejaba rápidamente hacia el próximo demonio.
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¿Dónde estás?
Fiksi PenggemarSabito despertó en la prisión de glicinas sin recordar nada. Termino la selección final y regreso con su maestro, ahí los sucesos extraños comenzaron. A pesar de las tantas cosas que tenía por resolver, decidió encontrar a su mejor amigo y quitarse...