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Shinobu desenvaino su espada con una amenazadora sonrisa dibujada por sus labios. Era un espacio cerrado, pero si tenía cuidado podrá envenenar y matar al chico sin lastimar al pilar.

Con lentitud, Sabito abrió los ojos preparando su mente para un nuevo día. El aura asesina llamo su atención.

-Ta matare – murmuro – Te advertí que no tocaras a Tomioka-san, ahora sufrirás las consecuencias.

- ¡Shinobu, espera! – pidió sacudiendo las manos en un intento para protegerse.

- Maldición, estas despierto – musito molesta – Tendré que aumentar la dosis.

- ¡¿Dosis?! – trato de levantarse, pero los brazos aferrados a su cintura le recordaron que fuera cuidadoso con sus movimientos – Shinobu, vamos a calmarnos ¿quieres?

- ¡Estoy calmada!

Se removió pegándose más al cuerpo ajeno -... Sabito...

- Aquí estoy Giyuu – dijo suavemente a la vez que acariciaba su cabello hasta tranquilizarlo.

-...to... - soltó dormido.

- ¿Qué le hiciste a Tomioka-san? – pregunto.

- Nada, solo hablamos y se quedo dormido.

- ¿Cómo explicas eso? – le mostró las prendas aventadas – Bastardo de mierda.

- Eso no lo hice yo, pregúntaselo a él.

- No es necesario – lentamente saco la nichironto con una dosis más grande. Sabito se estremeció al ver la gota de peculiar color que se derramaba del arma – Tranquilo Sabito-san, si no te mueves mucho casi no dolerá.

- Esto no es bueno – trato de zafarse.

Giyuu se quejo por los movimientos ajenos, y lo soltó sentándose. El par se quedo quieto. Frotaba sus parpados mientras un silencioso bostezo salía de su boca. Su mirada estaba perdida en el tejido de la sabana, por último, sus ojos viajaron al chico que lo miraba con atención, una leve sonrisa se formo en su rostro y lo abrazo, recordando poco a poco su plática de anoche.

Shinobu volvió a guardar la espada en su funda, mirándolos fijamente.

- ¿Qué pasa? – pregunto con una sonrisa.

-... Sed – murmuro.

- Toma – le ofreció el vaso de agua que reposaba en la mesita junto a la cama. Giyuu lo tomo y bebió, dejándose acariciar - ¿Cómo dormiste?

Asintió con la cabeza –... Bien - le entrego el vaso vació.

- ¿Bien? No es posible – recogió el haori de doble diseño – Tú no te duermes si no te abrazas de esto Tomioka-san.

- Shinobu – la miro con sorpresa - ¿Cuándo...?

- ¿Enserio? – rio – Se nota que no cambias - lo miro divertido. Giyuu sintió el cuerpo helado, tenía un mal presentimiento.

- ¿Por qué lo dices?

- Cuando entrenábamos hacia exactamente los mismo. Siempre tenía que abrazar el haori de Tsutako para dormir. Una vez Urokodaki-san lo tomo para lavarlo y olvido decirle, esa noche Giyuu no dejo dormir a nadie hasta que nuestro maestro le entrego el haori – miro al sonrojado pelinegro – Desde entonces Giyuu acompañaba a Urokodaki-san cada que lo iba a lavar.

- ¡No cuentes eso! – renegó tratando de cubrirle la boca.

- ¡Oh! Como la vez que la hermana de Kamado-kun se quedo con el haori – le contó sonriente – Tomioka-san no cerró los ojos hasta que Tanjiro se lo devolvió, pudo pedirlo, pero todos sabemos de su destreza para comunicarse.

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