이십 삼

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TAEHYUNG

Entré en el callejón para aparcar en mi lugar de siempre detrás de la casa. Después de apagar el motor, agarré mi bolsa de gimnasio y salí de mi vehiculo. Mi cabello seguía húmedo por la ducha que tomé después de mi entrenamiento, y mi camiseta y pantalones de chándal fueron las primeras cosas limpias que encontré
en mi maleta. Me sentía bien. Mis músculos estaban calientes y flexibles, y comida junto con aproximadamente un galón de agua sonaba perfecto en este instante. Con la cabeza arenada de los pensamientos de Hoseok en ropa interior color rojo, entré por la puerta trasera que conducía directamente a la cocina, para hacer una pausa e inhalar el olor a barbacoa.

Gimiendo, puse mi bolsa en el suelo junto a la salida, agarré una galleta de un plato sobre la mesa, y luego fui a la cocina para levantar la tapa y gemir un poco más. Mientas aspiraba el aroma ahumado, mi estómago gruñó, haciéndome saber que se encontraba totalmente de acuerdo con la elección de la cena de Jackson. Después de acabar con la galleta, no podía no mojar mi dedo meñique en la salsa. Haciendo una mueca por cuan caliente estaba, coloqué rápidamente la yema en mi boca. Cerré los ojos y gemí.

—Oh Dios. Buena mierda. — Me debatía entre otra probada cuando oí que alguien entraba en la cocina detrás mí. Preocupado por acabar siendo regañado por Jack por meter mis dedos en su comida, me di la vuelta, quitando todas las pruebas de mi boca mientras mi otra mano aún con aire de culpabilidad se aferró a la tapa de la olla. Las excusas de por qué estaba junto a la estufa cerca de la comida llenaron mi cabeza. —Acabo de… —Pero las palabras murieron en mi lengua, porque mientras terminaba, no era Jackson la persona que estaba en la puerta.

—Hola, Taehyungie —murmuró la mujer. Me estremecí ante mi nombre, y la tapa de metal se deslizó de mi mano para chocar contra el suelo, sonando terriblemente. Golpeó su pecho con la mano antes de reírse. —Lo siento. No fue mi intención asustare. Me quedé mirándola fijamente, sin decir nada, hasta que frunció las cejas con preocupación. —Me recuerdas, ¿verdad?— ¿Recordarla? No podía olvidarla, maldición. Fueron nueve años, pero ella se veía exactamente igual a pesar de un par de arrugas y un bronceado exagerado. Sacudiendo la cabeza, seguro de que tenía que estar alucinando, eché un vistazo alrededor de la cocina, preguntándome cómo diablos llegó hasta allí.

—Encontré la dirección de Nam por internet —respondió a mi pregunta no
formulada—. Estoy limpia ahora y quería empezar de nuevo con ustedes.— Cuando se acercó a mí, tropecé hacia atrás hasta que golpeé los armarios detrás de mí. Deteniéndose, Haneul inclinó la cabeza a un lado y frunció el ceño.—Oye, no sigues resentido de lo que sucedió esa noche, ¿verdad? —Con un suspiro, rodó los ojos—. Sabes que estaba drogada, ¿no? No tenía ni idea de lo que hacía, y además, no es que te hice daño. —Una pequeña mueca arrogante torció sus labios y dio un paso aún más cerca—. Todo lo contrario, en realidad.— La bilis llenó mi garganta. Jesús, se acordaba de lo que hizo. Pensé que vomitaría. Ni siquiera lucía apenada. Observándome con una mirada que era cualquier cosa menos maternal, tocó su barbilla con los dedos antes de tararear con su garganta. —Sin embargo tenía razón. Eres definitivamente de Min Ho. Ustedes dos lucen casi idénticos. Cuando estiró el brazo para tocar mi cara, agarré su mano, gruñendo.

—No.— Y luego me enfadé conmigo mismo. Allí estaba la mujer que destruyó mi infancia, que afectó todas las relaciones sexuales que tuve con cualquier persona, y probablemente me impedía estar con Hoseok. La odiaba. Odiaba cada puta cosa acerca su existencia. Sin embargo, me hallaba acobardado contra los armarios,
demasiado petrificado para decir algo más que un pequeño “No”. ¿Qué demonios andaba mal conmigo? Alejando su mano de mí, porque hasta eso me repugnaba, gruñí —No me toques. No hables conmigo. Ni siquiera estés en la misma habitación que yo. No quiero nada que ver contigo.

Impagable  (VHOPE) Historia 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora