Especial | Alex.

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Alex quería a Connor, en serio lo hacía

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Alex quería a Connor, en serio lo hacía. Él hasta lo podría jurar. La manera en la que solía mirar hacia arriba mientras hablaba, el modo de su caminar, siempre con sus manos en sus bolsillo, el hecho de que comiera únicamente con cuchara y detestara el tenedor, como sus ojos parecían volverse aún más hermosos con la luz del sol y como arrugaba su nariz cuando reía, le encantaba. Su ancha sonrisa, su actitud brillante, sus ojos y las pequeñas pecas que esculpían sus mejillas lo único que hacían era aumentar aquel fuerte sentimiento que Alex se estaba acostumbrando a sentir.

 Sin embargo, él no podía apreciarlas con normalidad si su novio seguía haciendo eso, de hecho a su mirada ahora le acompañaba un ceño fruncido.

—¿Hablas en serio?

—¡Muy en serio! No puede ser que eras tú el que estaba disfrazado de Barney, oh dios  mío. ¡Mi novio es mi trauma de la infancia!

—De ningún modo, es... es casi imposible que hayamos estado en el mismo jardín de niños. —Alex achicó sus ojos mirándolo con desconfianza, casi queriendo entrar en su hermosa cabecita y descubrir que tan veraces eran sus palabras—. Estás mintiendo.

—¿Qué? ¡No! Te juro que eras tú al que recuerdo. —Connor puso los ojos en blanco ante la falta de confianza—. Festival por el día de las madres, recital de Barney, trauma de por vida. Estoy seguro que también lo recuerdas así.

Y es que sí, él realmente lo recordaba. Sin embargo, no con tanta lucidez como parecía hacerlo su novio, recordaba recitales—o intento de ellos—, recordaba a sus compañeros cantando junto a él y como la mayoría de mamás llevaban una grabadora con ellas, incluso la suya.

—Pero no te recuerdo. Me hubiera acordado de ti, quiero decir, no me serías difícil de olvidar. —Le sonrió—. Ya sabes, eres muy guapo como para pasar desapercibido.

—Ajá, cállate. —Murmuró Connor con las mejillas rojas y desviando la mirada. Alex había olvidado mencionarlo, también le encantaba eso. La manera en que solía avergonzarse cada que recibía un halago por parte de él era hermoso de ver y él, de hecho, consideraba un crimen que no sea Connor mismo quien estuviera dándose halagos constantemente porque, vamos, él era hermoso, perfecto—. Quizá no me recuerdas porque me adelantaron un año, yo estaba en cuatro años cuando tú estabas en cinco, me pasaron de frente hacia primer grado al año siguiente, pero ya no estabas.

—Eso es porque me cambiaron de colegio en ese año.

—Sí, como sea. —Connor se tiró con los brazos extendidos al pasto que estaba a su alrededor y suspiró—. Sigo sin creer que el niño que me causó incontables pesadillas durante noches esté conmigo.

—Oh, vamos, ni siquiera fue para tanto.

—¿Perdona? Barney era mi dibujo favorito...

—No es un dibujo. —Interrumpió.

Buscando lo inolvidable. ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora