Capítulo quince | Ebrios recuerdos.

225 51 24
                                    

Me sentía traicionada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me sentía traicionada.

Miré al pelirrojo que se encontraba frente a mí, estaba nervioso, muy nervioso, lo notaba. Se me hizo extraño observarlo en ese estado cuando en el salón de clases no tenía otra fachada que ser completamente extrovertido y social con, básicamente, todos. Tenía pecas adornándole sus mejillas y sus cejas eran pobladas y de un agradable color castaño-pelirrojo, al igual que sus pestañas. Greg pareció reunir todo el valor que llevaba consigo y me miró a los ojos con una intensidad desbordante. Rápidamente redireccioné mi mirada hacia los póster que había colgado Mía con tanto fervor hace algunos años, fingiendo que me interesaban.
La habitación se encontraba envuelta en una inevitable sensación de tensión y yo sólo quería desaparecer mágicamente.

—¿Por qué me odias? —Lo escuché decir con lejanía y cierto temor, como si temiera de lo que podría decir sobre él. ¿Estaba siendo realmente mala, cierto?

—No te odio. —Respondí con simpleza mientras jugueteaba con mi celular, evitando su contacto visual.

—Pero...pero tú me miras con odio. —Insistió y yo comenzaba a preguntarme si me podía sentir incluso peor.

—Así es mi mirada. —Me justifiqué, tratando de disimular la desesperación en mi voz. ¿Qué no era obvio?

—¿Recuerdas algo de la fiesta?

—No mucho. —Y era cierto, recordaba haber aceptado beber con él y después todo se volvía realmente borroso y confuso. Como si mi propia conciencia sabía que cosas debía recordar y cuáles serían mejor borrar de mi cerebro.

—Mientes. —Sentenció y lo miré parpadeando suavemente—. Te estuviste escondiendo de mi durante casi una semana Belle. —Me golpeé mentalmente por no haber sido más disimulada—.¿Pensaste que no lo notaría?

—Escucha. —comencé con mi vago intento de desviar el tema—Son demasiadas preguntas, ¿A caso quieres ser detective?

—¿Qué? —Noté su confusión y sonreí satisfecha.

Logrando tus propósitos desde tiempos inmemorables, Belle.

—Tiene sentido. Estás practicando conmigo y por eso me estás haciendo muchas preguntas. —razoné—. Y en realidad no ha pasado nada en la fiesta ¿Verdad? —Pregunté con esperanza.

—¿De verdad no recuerdas nada? —Volvió a preguntar. Me tomé la cabeza con mis mis manos y suspiré rendida.

—No. —Respiré profundo, lo miré y le pregunté casi inaudiblemente, temiendo de la respuesta—. ¿Podrías iluminarme?

—Está bien, lo haré. —Me devolvió la mirada en silencio durante unos segundos—, pero no me interrumpas, deja que cuente mi versión y luego me dirás si recuerdas.

—Sí. Dios, deja de darle tantos rodeos. —me impacienté.

—Bueno. Como en la mayoría de las fiestas que doy me encontraba sólo en mi-

Buscando lo inolvidable. ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora