Capítulo cuatro | Una lista inolvidable.

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Faltaba poco menos de media hora para el inicio de clases cuando me encontraba dirigiéndome a la escuela, no llegaría tarde a clases, pero si que llegaría algo tarde para poder estar con mis amigos

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Faltaba poco menos de media hora para el inicio de clases cuando me encontraba dirigiéndome a la escuela, no llegaría tarde a clases, pero si que llegaría algo tarde para poder estar con mis amigos. Mierda.

Bajé la ventanilla del taxi y me permití sacar mi mano sólo unos centímetros fuera del vehículo sintiendo el golpe de la brisa en ella. Sonreí.

No había tenido una buena infancia, yo era miserable. Mis padres hacían todo lo posible para conseguirme amigos, pero parecía que nunca funcionaba. Odié mi colegio, odié como todas esas personas me rechazaban o como sólo se acercaban cuando estaban desesperados para aprobar porque bueno...a pesar de todo tenía un buen corazón y claro que ayudaría a estudiar a alguien cuando lo necesitaba. Cuando el trabajo de mis padres les permitió mudarse, porque ambos sabían que no era feliz, fui la chica más feliz del mundo. Tenía casi 13 años, recuerdo, así que mis padres me dejaron decidir a cuál escuela quería entrar. 

Era cuestión de azar principalmente, pero me dejaron averiguar todo lo que pude sobre las opciones. No pude decidirme así que sólo cerré mis ojos y resolví que, a ciegas, mi dedo índice decidiera por mi. ¿Qué tan raro suena que ame a mi dedo índice por elegir tan bien? Mucho, creo.

Al principio fue tan malo, e incluso, peor de como vivía anteriormente. Antes al menos conocía a las personas y viceversa, en Joys no conocía a nadie. Caminaba por los pasillo temerosa y sujetando fuertemente mis cosas, temía que alguien me notara, que alguien se diera cuenta que no era más que una presa fácil, de aquellas que le podían decir unas cuantas palabras ofensivas y en ese mismo instante se derrumbaría. Estaba triste y me sentía sola, el trabajo de mis papás había aumentado y cada vez me quedaba más tiempo sola en casa, no sabía que hacer y a menudo empleaba mi tiempo viendo películas o durmiendo, escapando de mi realidad.

De pronto, un día fue como si alguien me hubiera golpeado el alma, tan fuertemente que había botado mi mierda y me había abierto los ojos ¿Por qué esconderme? ¿Por qué permitir vivir con el temor de ser atacada? ¿No me daba cuenta que al vivir con miedo de las malas personas, éstas ganaban cuando les permitía entrar a mi cabeza y a mi corazón incluso cuando ellas no lo buscaban? 

Fue entonces, después de dos semanas de clases, y una donde trataba de socializar, donde conocí a Noah, era despreocupado y divertido, todo lo que yo deseaba ser, así que solo lo supe, me di cuenta que realmente necesitaba a alguien así en mi vida. Un día, armada de valor, decidí sentarme junto a él y fue ahí donde pude notar que yo realmente tendría una oportunidad con él. Apestaba en matemáticas y yo era excepcionalmente buena con ellas, así que definitivamente usé eso como una perfecta excusa para acercarme a él. Le ofrecí mi ayuda con lo que no entendía y el sólo me sonrió aceptando, me dijo que era la persona más cool con la que se había cruzado, y lo dijo casi milagrosamente cuando más lo necesitaba. Entonces supe que nos convertiríamos en buenos amigos.

Claro, mi intención era ser amiga sólo de Noah, pero un día, cuando él notó lo realmente sola que estaba, me presentó al grupo de amigos al que pertenecía y no pude estar más encantada con ellos. Fui la última en integrarse, pero eso no importó para ser bien recibida y tratada con la misma confianza como el resto de chicos y chicas eran tratados.

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