Capítulo veintisiete | Amistad.

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Hay veces en que uno se devasta completamente y necesita un descanso, necesita dejar de existir, necesita desconectarse de todo

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Hay veces en que uno se devasta completamente y necesita un descanso, necesita dejar de existir, necesita desconectarse de todo. Lamentablemente, no existe un botón para eso, se desataría un caos si lo hubiese. Todos querrían un descanso, el planeta se quedaría en silencio, moriría lentamente porque ¿A quién le gustaba salir de un descanso? No, no era así. Los descansos no existían y el tiempo no esperaba, corría ajeno a todo lo que hubiese a su alrededor, incluso si había un joven deseando pasar todo el tiempo posible con su madre, disimulando que no tenía dolor en su corazón por un error que cometió con las personas que amaba, incluso si había una chica que necesitaba detenerse y cuestionarse en quien le había empezado a gustar, si había un chico que no podía con su mente, que necesitaba dejar de pensar que había hecho mal al tomar la decisión que tomó, que había sucumbido a los comentarios antes que su propia felicidad, si había una chica que odiaba estar y sentirse sola, que no le gustaba aquella sensación y se hundía lentamente, incluso si había una chica que se preocupaba por todos sus amigos, aunque no se notase y siempre tuviera una expresión de mal humor.

Las clases comenzaron un lunes lluvioso y con el cielo nublado, cuando Kat bajó del taxi sintió un ligero dolor y vacío en su pecho cuando no vió a ninguno de sus amigos bajo aquel acostumbrado roble.

La tradición se había roto al parecer.

Y, en efecto, aquello era cierto. Cada uno de los jóvenes amigos se encontraba en sus respectivas aulas. Alex y Mía se habían sentado juntos, como siempre, pero se encontraban callados y con una cierta tensión, la cuál no tenía una causa de origen; esta última estaba nerviosa, mientras veía de reojo a Zoe y trataba de ignorarla por todos los medios.

Kat estaba triste, no soportaba no tener su dosis diaria de sus amigos y se sentía cada vez miserable y sola, tratando de sobrellevar como sus amigos la habían ignorado cuando esta habló en el chat grupal preguntando como se encontraban. Zack estaba siendo de mucha ayuda y apoyo, él sabía que algo andaba mal con sus amigos porque no los había visto reunidos antes de clase y porque había encontrado a Kat sola y deprimida y ella no era así.

Estaba de sobra decir que Belle estaba lanzando dagas imaginarias a su amigo (o ex amigo) Noah, aún no le cabía en su entendimiento que aquel risueño y buen chico pudiera decir cosas tan hirientes a las personas que habían estado para él en las buenas y en la malas. Greg la rodeaba con un brazo, tratando de calmarla, él estaba enterado de la situación, sin embargo, se negaba a creer que Noah había dicho todas esas cosas a propósito. Él estaba seguro de que había algo más detrás de todo, que había algo que aquel chico no les había contado a sus amigos. Cuánta razón.

De hecho, lo único que había calmado un poco a Belle fue lo que le dijo su novio al oído "¿Te das cuenta que tiene unas ojeras espantosas? Incluso pareciera que sus ojos están hinchados y no sé si sea mi impresión, pero lo veo aún más delgado de lo que ya era. ¿No te parece?" Y aquello era cierto. Aquel castaño se encontraba desgastado físicamente, parecía moribundo, pero si tan sólo alguien se atreviese a mirar a su interior, a su salud mental, sus emociones, quizá gritaría del terror. Él estaba muerto. Aunque Belle era en extremo rencorosa, no pudo evitar que la preocupación por Noah la atacase, se veía fatal ¿Él también la habría pasado mal en los días que llevaban sin hablarse?

Buscando lo inolvidable. ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora