Capítulo veintiséis | Inesperado.

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"Tú no haces más que sufrir por estúpidas cosas ficticias, por tus estúpidos libros, tus estúpidas películas y tu estúpido mundo de fantasía, supongo que no sufres ¿eh?"

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"Tú no haces más que sufrir por estúpidas cosas ficticias, por tus estúpidos libros, tus estúpidas películas y tu estúpido mundo de fantasía, supongo que no sufres ¿eh?"

¿Y él que sabía? ¿Qué sabía sobre lo que sentía? Lo odiaba, estaba empezando a odiar a uno de mis mejores amigos ¿Podía seguir considerándolo como mi amigo si quiera? No lo entendía, trataba de entenderlo, Noah no era así. Algo andaba muy mal con él, pero de todos modos, nada le daba derecho a hablarme así, o incluso a todos sus amigos. Se había metido con los puntos débiles de todos ¡Eso no hacía un amigo! Me limpié con fuerza las lágrimas que habían comenzado a caer inconscientemente de mis ojos. No. No podía dedicarle mis lágrimas a alguien que sólo se había aprovechado de su posición de amigo para dañarnos.

Me removí incómoda en mi cama, dejando de llorar y sin lograr conciliar el sueño, no me preocupaba si me dormía a las cinco de la mañana, no estábamos en clases, así que, como sea.

—Mierda, no le he respondido a Zoe. —Chillé mientras tomaba mi celular con apuro, todo en el día había terminado mal, muy mal. No me habían quedado ganas de hablar con nadie, pero aún así no pude evitar sentirme mal por no haberle respondido desde hace un día. Y la culpa recaía, otra vez, en Noah. Si no nos hubiera preocupado de sobremanera el sábado por la noche, quizá me hubiera dado el tiempo de responderle o algo.

Abrí mi buzón de mensajes y tenía un mensaje de ella de hace 9 horas:

¿Estás bien?

No podía contarle todo lo que había pasado con nosotros, digo, era un tema privado, solo entre amigos.

Si, lo siento. Pasaron muchas cosas y olvidé de responderte, perdón. ¿Tú cómo estás?

Sólo esperé unos minutos para que se pusiera en línea, a pesar de ser ya más de la doce de la noche.

Mi padrastro me ha golpeado, otra vez. Tuve miedo que lo hiciese también con mi abuela, no lo soporto.

Mierda. ¿Qué se supone que haga con esa información? ¿Por qué de pronto me contaba todo esto? Como si hubiese leído mi mente, me llegó su respuesta a mi pregunta mental.

Perdona por contarte esto, no estás obligada a darme palabras de apoyo o de lástima. Sólo quería soltarlo, no sé a quien recurrir, la situación me está superando.

No, está bien, tranquila. Me alegra que hayas confiado en mí.

¿Por qué vives con él? ¿Por qué no te vas a vivir con, no sé, una tía?

No pienso dejar a mi abuela con ese maniático, soy la única familia directa que le queda. 

Pronto estudiaré y trabajaré, entonces podré darle una mejor vida, supongo.

Buscando lo inolvidable. ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora