Capítulo veintitrés | Dos a la vez.

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—Anda, cuenta como te ha ido

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—Anda, cuenta como te ha ido. —Seguía insistiendo mamá una semana después.

—¿Cómo me debe ir, mamá? Fui a casa de una amiga por un trabajo y lo hicimos, creo que eso se cuenta sólo, es más, no hay nada importante que contar.

—Sé que es un chico. — Miré a mi progenitora perpleja al notar la seguridad con la que afirmaba su punto y me apresuré a desmentir lo que acababa de decir.

—¿Mi amiga Lauren, mamá? No lo sé, puede ser, quizá se ha hecho alguna operación de cambio de sexo y no me lo ha dicho. De todos modos, no importa, es su cuerpo y puede hacer lo que se le plazca ¿no? —Agregué nerviosa tratando de cambiar sutilmente de tema.

—Anabelle —Comenzó lentamente mamá, mirándome con intensidad—, cuando naciste y te miré a los ojos, lo primero que pensé fue: "Linda criatura inocente y pensar que nunca podrá engañarme porque usará las mismas mentiras que yo usé con mis padres" Y lo que estás haciendo ahora sólo confirma mis sospechas, así que lo repetiré: ¿Cómo te ha ido? Y dime quien es el chico. —Abrí mi boca con indignación y respondí con mi mejor tono de ofendida:

—Oh bueno, cualquiera hubiera creído que lo primero que pensaste pudo ser: "Amaré a este pequeño ser con toda mi alma", pero está bien mamá, ahora veo quien realmente eres.

—Te estás yendo por las ramas —Sentenció—, sólo cuéntame y dejaré de molestarte.

—Me encantaría, pero debo ir a clases. El deber llama. —Miré la hora para dar un poco de credibilidad, a pesar que aún era temprano.

—¿No es muy temprano para ir a clases?

—Nop. —Remarqué la "p" mientras lavaba los platos que había ensuciado, lista para irme—. Todos los días me voy temprano madre, ahora veo la atención que me pones. —Volví a dramatizar—. Adiós, mamá. 

Salí de casa antes de darle oportunidad a que respondiera concretamente, escuchando un apenas audible "Yo trabajo, Belle, no me juzgues". Me metí en el taxi apresurada y me senté meditando lo que acababa de pasar. Contarle sobre un chico a mamá, no es que sea la mejor charla del mundo. Debo omitir muchas cosas, como por ejemplo la vez que nos conocimos en una fiesta cuando, para ella, obviamente no he estado en ninguna.

Debía planear bien lo que le contaría sin, inconscientemente, incriminarme de algo que no debí hacer. Sería mi fin si metiese la pata.

Cuando llegué a la escuela era aún temprano, sin embargo Kat y Noah ya se encontraban en el lugar de siempre, sumidos en una charla que parecía ser interesante, a juzgar por sus expresiones.

—Hola. —Saludé extendiendo la "o"—. ¿De qué hablamos?

—¿Qué haces aquí? —Contestó Noah y lo miré confundida por el tono de voz nervioso que acababa de usar y achiqué mis ojos con sospecha. De todos modos, ¿iba en serio la pregunta?

Buscando lo inolvidable. ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora