Capítulo 4: Despedidas y nueva amiga

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Llegó el día más esperado, no solo para Paula, sino para toda Illea, que estaba deseando tener una nueva Selección.

Paula se levantó muy temprano, demasiado para su gusto, era domingo y ella por regla general los domingos se levantaba bastante tarde, le encantaba dormir y por mucha Selección que hubiera ella habría dado lo que fuera por quedarse en la cama.

Se levantó de mala gana y cuando abrió la puerta de su habitación vio a muchísima gente en su pequeño apartamento, parecía que iba a explotar. Edward observó como su hermana se hacía paso entre la gente para poder llegar a la cocina con una cara de pocos amigos.

- ¿Qué te pasa enana, no estás contenta?- dijo Edward molestando a Paula.

- ¿Cómo voy a estar contenta si acaban de chillarme que me de prisa que mis pasos son muy cortos? ¡Y ni siquiera se han dado cuenta de que soy la chica que va a la Selección! No es que quiera que me traten como una princesa, pero si soy bajita y doy pasos cortos, te aguantas y punto ¡Y NO ME DIGAS ENANA!- dijo Paula indignada.

- Para el carro fiera, no querrás que esta gente vea que pasa cuando te enfadas ¿no?- comentó Edward serio, aunque en el fondo le hacía gracia, su hermana podría ser tímida al principio y luego ser divertidísima, pero si alguien por muy conocido que sea o no se mete con su estatura, digamos que una guerra se queda corta al lado de la reacción de Paula.

- No, espero que cuando termine de desayunar solo haya aquí tres personas- esto último lo dijo alto para que la escucharan, pero, la gente de palacio hizo caso omiso a sus palabras, por lo que Paula bufó.

Llegó la hora de su despedida, como todas las chicas, Paula llevaba una blusa blanca y unos pantalones negros, además de la flor de su provincia, en este caso una margarita que Paula llevaba atada en el semirecogido del pelo.

Al salir de su casa había muchísima gente congregada en la calle, Paula estaba atónita, tanto que se quedó paralizada antes de entrar en el coche. Una vez dentro del coche fueron dirigiéndose al centro de la ciudad donde el gobernador daría un discurso de despedida para Paula.

Cuando Paula salió del coche Paula decidió ser valiente y aparentar como que en ese momento le encantaba la atención, cosa que no era así, sabía que al salir del coche tendría que saludar a la multitud, así que intentó ser rápida pero parándose a escuchar lo que le decía la gente.

Paula subió sola al escenario, pues su hermano y Leah, que eran los que iban a despedirla, ya estaban arriba, pero a Paula le dió un vuelco al corazón cuando vio a los Anderson y a la pequeña Sarah también, la niña sonreía, pero en su rostro se podía observar en surco que las lágrimas habían dejado en este.

- Hoy es un día en el que despedimos a Lady Paula Grant- dijo el gobernador- Hoy es el día en el que esta chica irá al palacio para ser la próxima princesa. Es una chica que estudia Educación, que se desvive por los niños y que les tiene un amor incondicional. Lady Paula, si me permite decirlo, es una de las mejores candidatas a ser princesa que Clermont ha dado en años. Pero antes de su marcha, me gustaría tener un minuto de silencio por su predecesora, Celeste Newsome.

La multitud se sumergió en un silencio sepulcral y después de esto volvieron a sonar vítores y aplausos.

- Bien, no me queda nada más que decir, así que le deseo muchísima suerte Lady Paula- terminó el gobernador.

Paula le estrechó la mano e intentó dar una de sus mejores sonrisas, pero no podía, porque por el rabillo del ojo veía a su hermano, a su amiga y a los Anderson.

- Quiero que me escribas todo lo que puedas, que me cuentes lo que haces, aunque me parezca una estupidez, pero sobretodo, quiero que no me olvides porque me vas a tener siempre, salgas la primera o te conviertas en princesa- terminó de decir Leah llorando.

Si te lo contara ya no sería un secreto (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora