Capítulo 10: La verdad siempre sale a la luz

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Septiembre dió paso a Octubre y este a Noviembre, por lo que el frío comenzó a notarse un poco en el palacio.

Paula estaba de lo más contenta, cuanto más conocía a Byron, más le gustaba estar con él, había tenido dos citas más que el resto de chicas, no es que le guste alardear, pero sabía que muchas chicas solo habían tenido un par. A pesar de estar contenta por ello, esa mañana se sentía triste y cansada, pues había recibido cartas de sus seres queridos.


Se encontraba en la Sala de las Mujeres leyendo cartas de Leah y de su hermano, Leah le contaba cuánto la echaba de menos pero no quería que volviera pronto, por lo visto había cambiado de idea y le encantaba el hecho de que su mejor amiga estuviera en la Selección y según ella, dicen que en las revistas está en los puestos más altos de queridas por el pueblo.

Edward en cambio, estaba contento y se mostraba orgulloso en su carta, aunque le decía que tuviera cuidado con Byron, que siempre iba a ser su hermano mayor y que si hacía falta se presentaba en el palacio para cantarle las cuarenta.

- ¿Qué estás haciendo?- preguntó Charlotte sobresaltando a Paula.

- Estaba leyendo unas cartas de mi amiga Leah y de mi hermano.

- Yo echo muchísimo de menos a mis hermanas- dijo Charlotte nostálgica.

- Yo también echo de menos a Edward, ¿sabes?, cuando tengo un problema siempre se lo cuento, nos peleamos por tonterías, pero a los cinco minutos, volvemos a hacer el tonto. Siempre me saca una sonrisa con cualquier chiste malo, hasta echo de menos que me diga enana constantemente y antes lo odiaba- terminó Paula riendo.

- Mis hermanas y yo también estamos muy unidas, siempre que podemos, salimos juntas y nos lo pasamos genial.


Y así se pasaron el resto de la mañana, Paula no sabía por qué pero se sentía muy débil y con mucho cansancio, pensó que era por el subidón de emociones que había experimentado al pensar en su hermano, la verdad es que estaba triste y un poco agobiada, pero intentaba ocultarlo.


Se pasó la comida sin apetito, así que se retiró antes a su habitación para descansar un poco porque por la tarde tendría una cita con Byron y quería estar lo mejor posible.

Ese día habían decidido ir a los jardines a pasear, así que Paula fue antes de que Byron llegase a su habitación, no quería que la viera con la cara de cansancio, así que decidió salir antes para despejarse.


Hacía tiempo que Paula no se sentía tan débil, parecía como si hubiera corrido una maratón, le costaba respirar y el corazón le iba muy deprisa.

Vio a Byron pasar de largo por los jardines en dirección a su habitación, pero volvió sobre sus pies al ver a Paula sentada en un banco del jardín. En cuanto le vio saltó de un bote simulando tener energía.

- Quería bajar a tomar el aire, hace un día precioso- dijo Paula tranquilamente, y era cierto, hacía un día espléndido.

- ¿Te encuentras bien? Apenas has comido y tienes una cara horrible- comentó un poco preocupado Byron.

- Vaya qué simpático- dijo Paula enfadada, pero Byron empezó a reírse porque Paula no llevaba tacones y verla así de molesta y tan bajita le hacía verse muy graciosa.

- Lo siento, pero no puedo tomarte en serio cuando estás enfadada, estás muy mona bichito

Era la primera vez que Byron le decía eso, y lo dijo con una seguridad que hizo que Paula soltara una risita y se le olvidara el enfado.

Si te lo contara ya no sería un secreto (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora