Capítulo 25: El desayuno y el hermano protector

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- ¡Buenos días señorita! Debe vestirse para el desayuno- dijo Abby abriendo las puertas.

- ¿Puedo desayunar aquí?- preguntó Paula muerta de sueño, pues su abuela le había hecho un interrogatorio hasta altas horas de la noche.

- Pero su abuela y su hermano le están esperando abajo- comentó Daphne sacando un vestido del armario.

- Solo le está esperando la abuela- dijo Edward entrando en la habitación de su hermana pequeña.

- ¿La has dejado por ahí sola?- preguntó Paula nerviosa.

- Tranquila, está esperando con Amanda y su familia.

Paula les hizo un gesto a sus doncellas para que se retiraran.

- Veo que te cae bien Amanda...- comentó Paula mientras pasaba al baño a cambiarse.

- Es agradable- contestó Edward alzando un poco la voz para que su hermana le oyera.

- ¿Es agradable? Edward, estuviste toda la noche hablando con ella y bailasteis tres veces. ¿De qué hablabais?

- Pues mayormente de medicina y otras cosas...

- Mejor no quiero saberlo, pero Edward, no intentes nada con ella, al menos por ahora. Además, es amiga mía y no quiero que le hagas ninguna de tus jugarretas porque no quiero que lo pase mal y menos por tu culpa- dijo la morena cruzándose de brazos cuando salía del baño.

- A ver enana, no voy a hacer nada hasta que no salga de aquí- dijo Edward sentándose en la cama de la morena- Pero como sé que no le puedo mandar cartas... ¿Podría mandarlas con tu nombre y tú se las das a ella?

- ¿Estás loco? ¡Podríais meteros en un buen lío si alguien se entera!

- Por favor Paula, hazlo por mí- dijo su hermano poniéndose de rodillas suplicando a su hermana pequeña. Ella lo miraba con los brazos cruzados- Venga enana, que soy tu único hermano, no te pido algo difícil.

- Primero, no me digas enana, ya sabes cuánto me molesta. Y segundo, si se da el caso de que te ayude, ¿me prometes que no ilusionaras a Amanda si realmente no quieres nada con ella? Porque me encanta nuestra amistad y no quiero que se estropee por culpa del lerdo de mi hermano.

- ¡Te lo prometo!

- Está bien, lo haré- cedió Paula finalmente soltando un suspiro, a lo que su hermano respondió dándole un abrazo enorme.

- ¡Eres la mejor! Te espero abajo para desayunar...

- Quieto ahí- dijo Paula cogiendo a su hermano por la muñeca- La abuela me dijo anoche que hablaste con Byron, ¿de qué hablasteis si se puede saber?

La chica estaba nerviosa, no sabía si realmente quería escuchar lo que su hermano iba a decirle.

- Me buscó él, quería conocerme un poco más, es muy extrovertido y gracioso, creo que una persona como él te vendría bien para soltarte un poquito más- dijo con una sonrisa pícara el mayor.

- ¡Edward!

- Oh y hablamos de ti, pero eso era obvio- vio que su hermana ponía los ojos como platos y antes que dijera algo Edward dijo- No te voy a decir nada, si quieres pregúntale a él aunque no creo que te diga nada.

- Vamos Edward, puede que te haya hecho el favor de tu vida- dijo Paula suplicándole a su hermano.

- Ni lo sueñes, después me lo agradecerás.


Y dicho esto Edward salió de la habitación de Paula casi corriendo porque sabía que su hermana no iba a cogerle. Llegaron abajo y los dos se reían como dos niños pequeños que acababan de hacer alguna trastada, Silvia les miraba escandalizada, su abuela les miraba con desaprobación pero parecía divertida y la reina America intentaba no reírse.


Estaban esperando a que les sirvieran el desayuno y al ver que dejaban trozos de brownie Paula se puso pálida. Miró a Byron sin ningún tipo de descaro y vio que este empezaba a comer su trozo mirándola.

- ¿Y esto lo has hecho tú? Imposible- preguntó el rey a su hijo, mientras que sus hermanos lo miraban atónitos.

- Me ofendes padre, te creía más listo- dijo con una voz dramática fingida, pero se llevó un zape por parte de su hermana.

- ¡No digas eso de papá!- dijo Amberly que adoraba a su padre.

- Amberly contrólate, si quieres molestar a tu hermano, debes decirle algo molesto, no pegarle- dijo lo reina totalmente tranquila mientras su hija la miraba con atención- Byron, los ofendidos somos nosotros porque nos estás mintiendo, no has batido un huevo en tu vida.

Todos en la familia real estallaron a carcajadas, todos menos Byron que se había cruzado de brazos como un niño pequeño.

- ¡Es verdad! Lo hice con Lady Paula anoche, ella me ayudó- comentó Byron alzando la voz haciendo que todas las familias la miraran.

- ¿Es eso cierto Lady Paula?- preguntó la reina sorprendida.

- Eh... Sí Majestad- dijo Paula nerviosa alzando un poco la voz para que la escuchara- Su Alteza ayudó bastante, no quemó nada ni rompió nada- dijo Paula con una sonrisa tímida.

- ¿Veis? No se me da nada mal, aquí está la prueba- dijo Byron señalando tranquilamente a su plato.


La reina pasaba los ojos de la morena a su hijo hasta que finalmente dijo.


- Lady Paula, ha conseguido que mi hijo haga otra cosa más que ni yo ni mi esposo nos esperábamos, la felicito- dijo la reina America sonriendo a Paula haciendo que esta le diera una amplia y dulce sonrisa.


Una vez todos estaban a lo suyo y nadie miraba a su hermana, Edward le susurró.

- ¿Se puede saber qué hiciste anoche?- preguntó su hermano inquisidor.

- Lo que has oído, era mi regalo de cumpleaños para Byron- dijo un poco a la defensiva Paula, sabía que le iba a decir de todo.

- Paula, no puedes ir a las tantas de la noche con un chico por ahí- la morena y su abuela lo miraron con una ceja enarcada- Oh venga, no me miréis así, yo no hago eso.

- Si tú lo dices... Además fue una idea mía.

- Creo que será mejor que no le lleves la contraria a tu hermana- dijo su abuela pellizcando la mejilla de su nieto- Y ahora come, que estás muy delgado.

Edward puso una mueca y Paula se reía de su hermano sin parar.

Byron la miraba de reojo hasta que su hermano le dijo.

- Se le cae la baba alteza- dijo divertido Shalom y Amberly puso una servilleta en su cara.

- ¿Queréis parar?

- Tampoco están muy equivocados- dijo el rey Maxon poniendo una mano en el hombro de su hijo- ¿Verdad querida?

- Claro que no, y no me llames querida- dijo la reina divertida a su marido- Amberly cielo, ven un momento.

La princesa se levantó y se acercó a su madre extrañada.

- ¿Qué le gusta hacer a Lady Paula? Quiero hablar con ella para conocerla un poco mejor y quiero que se sienta cómoda.

La princesa le dijo a la reina las cosas que le gustaba hacer a Paula y ambas dos hablaron un largo rato con la mirada atenta de Byron encima.

Si te lo contara ya no sería un secreto (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora