Capítulo 37: Con nadie más

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Paula se encontraba en su habitación esperando a que llegara la supuesta nota que le dijo Byron.

- Me voy a leer al balcón, si llega la nota avisadme por favor.- dijo Paula con una sonrisa tranquila a sus doncellas.

- ¿No preferiría leer aquí dentro?- comentó Abby nerviosa.- Así podrá escuchar usted misma la puerta.

- Si sigo aquí dentro me voy a volver loca.- dijo la morena.

Antes de que pudiera salir, Margot le agarró del brazo y la trajo hacia dentro de nuevo, pero le dio tiempo a ver a alguien por el jardín y juraría que era Byron.

- Señorita espere aquí por favor, es una sorpresa y la va a estropear.- dijo Margot intranquila.

- ¿Tengo que ir al jardín? Me ha parecido ver a Byron.- comentó Paula.

Las doncellas se miraron entre ellas con los ojos que se le salían de las órbitas.

- ¿Qué sabéis?- preguntó la morena cruzando los brazos.

- ¡Nada! No es como si el príncipe nos hubiera dicho que tenía pensado hacer.- dijo Abby ganándose un codazo de Daphne.

- Lo que Abby quiere decir es que podemos hacernos una idea de lo que su alteza tiene planeado, ¿verdad Abby?- dijo Daphne exageradamente haciendo que la otra doncella asintiera frenéticamente.


Paula se quedó extrañada, pero no tuvo oportunidad para replicarle porque llamaron a su puerta y una doncella llegó para darle una nota.

"Te espero en el lugar donde me quitaste una idea. Byron"

- ¿Qué se supone que es esto?- preguntó Paula a las doncellas, a lo que se limitaron a encogerse de hombros.


La chica salió de la habitación con rapidez dirigiéndose al templete donde besó a Byron. Cuando salió no había nadie, solo había dos guardias en las puertas, pero el resto del jardín estaba vacío, lo que le extrañó bastante.


Byron estaba en el templete hecho un manojo de nervios esperando a que llegara la morena. En cuanto la chica llegó Byron se quedó sin aliento, Paula llevaba un vestido largo, con mangas abullonadas de gasa verde salvia que resaltaba su piel; el pelo lo llevaba en un semirrecogido que hacía que sus rizos cayeran sobre sus hombros. Al verla se tranquilizó en el instante que le dedicó una sonrisa.


Paula subió al templete con una sonrisa sonrojada cuando vio a Byron y detrás de él se podía ver el sol escondiéndose por el horizonte dándole al lugar un ambiente íntimo y romántico.


- Si querías sorprenderme, lo has conseguido.- dijo Paula acercándose al príncipe.- ¿Por qué estamos aquí otra vez, su alteza real?- preguntó divertida.

- ¿Recuerdas que te dije que siempre venía aquí para perderme o para pensar?- comentó Byron a lo que la morena asintió.- Pues llevo toda la tarde aquí pensando qué hacer con esto.- terminó señalándose a ambos.

- ¿A qué te refieres?- dijo la chica confundida.

- Ya sabes por qué me enamoré de ti, pero me vuelves loco de mil formas, un día siendo dulce y al día siguiente con mal genio, a veces tan segura y a veces insegura, a veces tranquila y a veces divertida, estando cerca o distante de mí, da igual, me enloqueces porque eres tú. Jamás había visto una sonrisa tan maravillosa como la tuya y un corazón tan puro como el tuyo.

Si te lo contara ya no sería un secreto (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora