9. Navegando.

1K 85 134
                                    

Ginebra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ginebra.

Tenía un gran y grave problema.

Harry se había olvidado de su bolso en mi tienda de dormir, lo que me dejaba en un lío apretado, ya que mi hermano había despertado para aparecer en mi tienda, preguntado desde afuera si había visto a su amigo, haciendo que mintiese y dijera que no lo había visto desde la noche anterior, en donde habíamos estado conversando hasta la madrugada. Por supuesto que él no me había creído y había abierto el cierre de la puerta, mostrando su cabeza por esta. Agradecía al de arriba porque no hubiera visto el bolso.

Así que una vez sola, dejé mi manta sobre este, cubriendo la evidencia de una noche que quizá nunca sería contada. Lastima que no hubiera pasado nada más que una conversa y risas tontas.

¿Y dónde carajos habría ido Harry?

—Cariño... ¿Ya despertaste? —oí afuera de la tienda—. El desayuno está listo. ¡Oh, Harry!, estás aquí. Marcos te estaba buscando —ríe mi madre desde afuera sin poder verla.

Solté un suspiro de alivio.

—Estuve recolectando algo de leños —escuché su voz ronca junto con el sonido de los palos cayendo en el suelo—. ¿Dónde está él?

—Fue al baño —contestó.

Bien, ahora mismo parecía una señora metiche escuchando conversaciones ajenas. Mi excusa, ellos se habían ganado delante de mi tienda de dormir.

Abrí el cierre aparentando tranquilidad y observé a ambos voltear sus cabeza hacia mí. Les di una sonrisa y los saludé con mi mano agitándola para ir al baño. Y, cuando estuve de vuelta, coloqué mis otras zapatillas mientras veía como Marcos se acercaba con su cepillo de dientes y una toalla sobre su hombro.

Entrecerró sus ojos hacia Harry cuando estuvo delante de él.

—¿Dónde dormiste?

Harry apretó sus labios.

—No podía dormir, así que estuve afuera la mayor parte de la noche —mintió.

Marcos pareció creerle por ese momento, porque tan solo pasó por su lado dándonos una mirada para luego dejar sus cosas guardadas. Mi madre, sin saber qué sucedía, solo nos invitó a desayunar unos huevos revueltos que tenía en un sartén sobre la fogata.

—¿Y dónde está papá? —pregunté al mirar hacia los lados mientras llevaba una rodaja de pan a mi boca.

—Fue a conversar con los dueños del campamento —sonrió—. Quiere pedir permiso para dar un paseo con el bote que está por allá —apuntó con su mano.

Todos giramos nuestras cabeza hacia el lugar, en donde perfectamente se podía visualizar un pequeño bote de madera sobre la tierra, a un lado de un árbol amarrado.

GAME OVER [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora