28. Pruebas.

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Harry.

El amor como algo inalcanzable. La imposibilidad de alcanzar a lo que se ama o adora; Todo según la teoría del amor con Platón, era algo que había llevado a la practica después de tener un pequeño romance junto con Ginebra. Y hablar sobre el amor platónico, solo me llevaba a sobre pensar en lo que realmente era. Según mis estudios, me hacía caer en cuenta de que debía tomar algún siguiente diplomado sobre Platón para entenderlo mejor. 

Habían transcurrido cerca de dos meses desde la última vez que nos habíamos visto como dos adultos deseosos por algo imposible. Y mis posibilidades de vivir una oportunidad de un nuevo romance, se habían visto frustradas tras hablar con mi abogado sobre el divorcio. Thomas, siempre encontraba una manera de hacer mi vida más mierda que el día anterior. Y caer en cuenta de que tal vez nunca podría volver hacer feliz, solo terminaba deprimiéndome. Por eso, había evitado hablar con ella cada vez que la veía en la universidad; No quería volver arriesgarme.

Todo eran jodidamente injusto.

Marcos tampoco había hecho más preguntas, pero sabía que de alguna manera, también se preocupaba por mi salud mental, además de su propia hermana. Por él, había sabido que al igual que yo, no se encontraba bien. Y no podía mentir al decir que también deseaba saber de Ginebra.

Froté mis ojos con ambas manos mientras mis codos estaban sobre el escritorio. Solté un gran resoplido y volví mi vista en los exámenes que debía terminar de revisar. Ni siquiera podía concentrarme. Mi mente solo divagaba, sin dejarme terminar el trabajo. Estaba tratando de hacer un enorme esfuerzo para dejar de pensar. Y, con la mano sosteniendo una de las hojas, me coloqué de pie, dejándola a un lado mientras me daba por vencido.

Podía terminar en casa. La universidad me estresaba más de lo debido en aquel momento.

Junté los exámenes frustrado. Los dejé apilados y pronto tomé de mi maletín, guardando mi laptop mientras continuaba carcomiendo mi cabeza. Necesitaba descansar. Necesitaba alejarme de ese lugar. Tal vez, debía comenzar a pensar en irme de esa zona por un tiempo. Manchester ya no era una gran ciudad para mí. Todo me traía agotamiento mental. 

Quería escapar de las personas.

Terminé de guardar lo que tenía sobre el escritorio. Coloqué mi abrigo, lo acomodé de mi cuello y tomé del maletín a la vez que colocaba la silla en su lugar. Mis pies prontamente se dirigieron hacia la puerta, haciendo que generara un leve ruido al abrir y cerrar. Cuando le eché llave, sentí que alguien me observaba desde la distancia. Mi mirada cayó en aquella persona, haciendo que frunciera mi ceño para verlo de pie, sin hacer nada más que mirarme curioso.

Me ponía nervioso e incómodo. 

—¿Qué ocurre? —interrogué desde mi lugar, sin caminar ni querer acercarme. Quería salir pronto de ahí.

—Venía a conversar con usted.

Fruncí mi ceño.

Conversar era lo que menos quería en ese instante.

—No eres de mi clase.

Estaba siendo cortante. Estaba siendo un maldito idiota por comportarme de esa manera con él, pero así era yo. No podía cambiar mi actitud cuando algo estaba pasando por mi cabeza de mala manera. 

Este dio unos pasos hasta mí, con sus manos sosteniendo la correa de su bolso mientras continuaba observándome. Parecía decidido en hacer algo, ya que su mirada lo demostraba. Solo que ahora no quería oír ni conversar con nadie.

—Parece que quisiera huir de algo —comentó.

Apreté mis labios, sin paciencia.

—Gus ¿verdad? —pregunté, sabiendo que solo era su apodo por parte de Ginebra.

GAME OVER [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora