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Indicios

- ¿Puedo hablar contigo en privado, mamá? - pregunte en cuanto baje del baño.

- Claro, linda. Dame un segundo, Aarón.

- Adelante. - estiró la mano.

- Mamá... ¿Qué me estás ocultando? - solte.

- ¿De que hablas?

- ¿Qué me estás ocultando? - pregunte de nuevo más seria.

- ¿Qué te voy a ocultar, Kate.?

- La ubicación del departamento de Aarón, nunca te la mande. Y aún así llegaste, sin problema ¿por qué?

- Ah. - suspiró volteando la cabeza al cielo .

- ¿Mamá? Explícame qué está pasando.

- Kate, después de tu accidente en la autopista, me di cuenta que corres peligro, solo por ser tu. Tu padre y yo nunca quisimos llenarte de guarda espaldas, no queríamos agobiarte, pero mira que sucedió apenas nos fuimos. No quiero perderte, Kate. Y lo de hace un mes, pudo salir peor. - sostuvo mis manos.

- Aún no respondes mi pregunta.

- Se que crees que te sabes cuidar sola y no lo dudo, pero tú sola contra seis camionetas, por mucho, no podrías. Así que sin tu permiso, porque no me lo darías, contrate guardaespaldas para ti. No los has visto porque en un mes no haz salido de aquí. Pero si no me crees puedo llamarlos.

- No... está bien, te creo. - dije tomando mi cabello. - Perdón y gracias por contratarme gente que me haga estar en menos peligro, disculpa que me haya alterado así.

- ¡Ay, ni te preocupes! - acarició mi mejilla - Vente, vamos con Aaron.

- Si, ¿mamá? - Y ahí me quede estática, ¿Debería contarle lo de los mensajes? ¿Será que también ella me oculta algo? Las preguntas llegaban como bombas estrellando mi cabeza una y otra vez, ¿Qué debo de hacer? ¿En quien debo confiar y de quien me tengo que alejar...?

- Kate, ¿todo bien?

- Si, solo que... te extrañe. - sonreí.

- Mi niña, no sabes cuanto te extrañe yo a ti. - me abrazo por unos segundos.

- Vente vámonos. -  salí del baño, caminando hacía Aaron.

- ¿Todo bien, bonita? - pregunto tomando mi cintura.

- Si, al rato te cuento.

- Claro, ¿Tienen hambre?

- Me muero de hambre, la comida del avión es asquerosa.

- Pues vayamos a comer, ah, pero no puedes salir.

- Claro que puedo, vamos.

- ¿Estas seguro?

- Claro, vamos, que todos nos morimos de hambre.

- Esta bien...

Nuevamente, durante el viaje al restaurante ellos estuvieron hablando de muchas cosas, de mi papá, de cómo se conocieron, también llegaron a hablar de cómo nos conocimos Aarón y yo.

Agradezco que se no dio detalles, aún así, fue raro, ya que mi mamá estuvo el día de la junta cuando los presentaron, supongo que no lo vio.

Mientras tanto, pegada a la puerta del carro comencé a releer los mensajes, tenía miedo, más del que incluso tuve el día del accidente.

No puedo imaginarme a nadie de mi vida haciéndome daño, de todas las personas con las que convivo, que son pocas, según estos mensajes, al menos una me esta mintiendo y sea quien sea, me dolerá descubrir la verdad.

Lying SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora