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No tienes que decir que si

- Señorita Course, voltee. Señorita Course, ¿Qué tiene que decir al respecto? Señorita.

Los paparazzis hablaban uno tras otro, no captaba ninguna de las preguntas, solo achicaba la mirada por los flashes y trataba de caminar hasta mi carro.

- Señorita, ¿los rumores de que la boda será pronto con el joven Logan son ciertos? - preguntó una reportera.

- Son ciertos, si. - sonreí a la cámara. - Durante mucho tiempo le hemos estado planeando, pero no queríamos hacer pública la fecha.

- ¿Señorita, nos puede decir la fecha exacta de la boda?

- Cinco días. - conteste mientas los flashes seguían nublando mi vista.

- ¿Esta feliz por casarse, es lo que quería para su vida?

- Estoy muy agradecida de casarme con el amor de mi vida, esto es exactamente lo que quiero.

- ¿No estaba en una relación con un maestro?

- Debo irme, muchas gracias a todos. - me despedí llegando hasta mi carro.

Debido a razones mentales, yo ya no hablé con Aarón después de lo sucedido. Sin embargo, Logan llegó a un acuerdo con su familia.

"Me haré responsable de cualquier consecuencia, si el día que les propongo, no está pagada la deuda, pagaré el doble de lo que les deben, únicamente pido más tiempo. Ella y yo nos casaremos, para unir las empresas y pagarles, pero no es posible hacerlo de manera tan apresurada"

Al final aceptaron, no se cuanto tiempo le dieron a Logan para pagar, no sabía cuanto tiempo si quiera había pasado desde aquel día. Durante días llore a mares, sentí mi vida irse entre cada lagrima, me sentía muerta. Estaba muerta...

- Leen, nos tenemos que casar. - habló Logan - O si no, te va a matar y no va a ver seguridad que te proteja.

- Si el será el que me mate, lo prefiero.

- Kate - se entristeció Lehi.

- Perdón, No hay otra manera, me imagino ¿verdad? - pregunte con esperanza.

- No, tú mamá no alcanzara a completar el pago.

Nunca di una respuesta concreta, no podía darla, así que las decisiones las tomo el solo. Durante un tiempo, veía la puerta de mi recamara, esperándolo, incluso, creí que a los quince días en los que prometió matarme, llegaría a cumplirlo pero ni para eso volvió. 

Un día simplemente decidí levantarme de mi cama, solo una cosa me dio la fuerza de hacerlo. Así que un día común como todos, me escabullí hasta mi carro, maneje hasta su departamento y entre con la esperanza de que estuviera.

- Señorita, ¡Dios mío! - se sorprendió el recepcionista. - ¿Esta usted bien? - pregunto, ahí cai en cuanta de lo mal que me veía. No era para menos.

- Lo estoy. Amm.. ¿El ha...-

- No, señorita - contesto enternecido - No ha regresado al departamento y no lo hará más. Ya lo desalojaron, esta nuevamente a la venta.

- Gracias. - respondí saliendo de ahí hacía mi carro.

La tristeza de estar nuevamente ahí me consumía tan dolorosamente, que antes de llegar a mi carro, caí rendida al suelo, trate de llegar hasta este pero fallaba. Al final, como siempre, lo logré.

Entre en el y deje caer mi cabeza en el volante, tomándolo fuerte con mis manos.

- Juro, por Dios, que le pediré disculpas a todo el mundo que he dañado, lo juro, pero por favor, déjame ser feliz. No me hagas esto, no lo hagas. - suplique.

Lying SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora