Inesperado.
Al final, me armo del valor y camino tras de él, llegando rápidamente a la recamara donde pasó y me siento en la cama, nuevamente, quedándome inmóvil, solo observando sus actos.
Me dio la espalda un segundo, quitándose su reloj y anillos, dejándolos en el tocador y ahora, con las manos libres, quitando su corbata.
La tensión y la incomodidad recaían en mi, así que decidí dejar de observarlo, cual acosadora y baje mi mirada a mis manos, quien se entrelazaban por los nervios.
Venga, Kate. Haz hecho esto varias veces, no es tan malo al final, guarda silencio, obedece y terminará rápido.
Guarda silencio, obedece... Si, exactamente esas dos acciones no se me dan bien y menos, si tiene la idea de que debo disculparme con Carolina.
Todavía con Osita, puede que lo acepte, pero Carolina, ja, ni aunque atropellara a su perro le pediría perdón.
- Ven Kate, levántate. - obedecí subiendo la cabeza y levantándome, quedando a centímetros de él, la posición no duro mucho, Aarón pasó ahora a la cama y yo al frente de él.
- Kathleen, lo que hiciste hoy, está mal, muy mal, por donde le veas cometiste muchos errores que tendrás que pagar. ¿Lo entiendes?
- Si.
- Excelente, entonces, recuéstate en mi escritorio. - ordenó aún sentando, arremangándose las mangas.
- ¿Cómo? - pregunte sorprendida, claro que había entendido, fue más una pregunta de rectificación.
- En mi escritorio, pega tu pecho a la mesa, abre las piernas y levanta la cadera.
- Pero... ¿por qué ahí? - pregunte nerviosa, aún parada delante de él.
- Porque ahí va a ser el castigo. - contestó tomando mi mano y llevándome hasta el escritorio donde trato de recostarme en vano, ya que puse mi mano en el escritorio, parando su acción y mirándolo fijamente.
- ¿Me...me vas a castigar ahí, o sea, así? - pregunte con preocupación y un poco de tartamudeo.
- Así es. - contestó tocando su mejilla con su dedo índice y volviendo a aplicar fuerza para recostarla con cuidado, como siempre.
Narrador omnisciente:
Aaron apoyó a Kathleen sobre su escritorio y sin previo aviso empezó a darle fuertes y rápidas nalgadas con las manos.No es un secreto que después de emociones fuertes como los nervios, en este caso, la persona se vuelve más sensible a los siguientes acontecimientos.
Por esa razón, muy pronto, las lágrimas aparecieron en los ojos de la joven De la Course.
Después de varios azotes más, trató de cubrirse con las manos, sin éxito alguno, ya que Aaron le colocó las manos detrás de la espalda dejándola expuesta.
Después de unos minutos, que a Kate se le hicieron eternos, Aarón se detuvo, dejándola respirar por unos segundos, volviendo a arremangar las mangas que por el movimiento habían caído.
Al cabo de dos minutos, como máximo, Aarón la incorporó, le desabrochó el pantalón, con evidentes quejidos y lloriqueos de parte de la joven. Sin mencionar una sola palabra, la volvió a colocar en la misma posición y continuó nalgueándola sin piedad.
- Aaron, me duele. - lloriqueó tratando de cubrirse.
- Debe de hacerlo, es un castigo.
Kate, comenzó a retorcerse; no podía soportarlo más. Le ardía la zona azotada como nunca. Pero él recién estaba comenzando.
- No te muevas de cómo estás. - ordenó parando los azotes.
Ni bien Aaron se detuvo, ella se llevó las manos a sus adoloridas e hirvientes nalgas, pero él se acercó de nuevo y le puso las manos sobre el escritorio de una forma demandante, para volver a retirarse.
La respiración entrecortada de Kate, era evidente y por más que trataba de clamar su llanto, la posición era tan... fría que no se lo permitía.
En los demás castigos, donde Aarón colocaba a la joven en su regazo, tocaba su cabello, su mejilla o incluso su mano cuando la ponía para parar el castigo.
Aquí, únicamente la tocaba para castigarla, ella en vez de sentir sus piernas en su abdomen, sentía una tabla fría y dura.
No solo era humillante la posición, si no que era tan solitaria, que su llanto era mitad por el dolor, mitad por la posición.
Con cautela, Kate volteó a toda la habitación y al no notar presencia alguna, simplemente se levantó, secando sus lágrimas y colocándose de espaldas al escritorio, acomodando su ropa.
A no más de cinco minutos, Aarón llegó a la habitación, notándola fuera de su posición y suspirando la tomó de brazo para volverla a colocar.
- Aarón- habló bajo tocándole la mano que la estaba jalando. - Me... me lastima y cansa esa posición. - dijo en cuanto la volteó a ver.
Y lo que menos quería el maestro, era lastimar a la joven de esa manera, así que acepto cambiarla de posición, al menos mientras no la estuviera castigando.
- Quédate aquí, no te muevas y no trates de sobarte. Piensa bien en lo que hiciste y piensa también en si realmente estás siendo honesta conmigo al decirme que no querías cambiarle las calificaciones a Carolina.
La joven aceptó sin rechistar, haciendo caso, incluso en lo que dijo que pensara. ¿Qué debo decirle? Diga lo que diga, es una mentira, pero, de ser verdad lo que le dije que estaba haciendo en la computadora de la Directora, yo tampoco me creería que lo estaba haciendo de juego.
Tal vez tendría que decirle que, efectivamente quería afectar a Carolina en sus calificaciones, así el creerá que soy honesta con el y con estos detalles, me tendrá más confianza.
Confianza, justo lo que necesito de él para poder investigarlo al cien.
- ¿Entonces, Kate? - preguntó posicionadose detrás de mi, colocando mi cabello tras mi espalda. - ¿Surgió de la nada eso de cambiarle las calificaciones a Carolina o ya lo tenías planeado?
- Ya... - respiró hondo. - Surgió de la nada, no fui a dirección por eso, pero cuando empecé a tocar las cosas de la directora, bueno, lo hice a aproposito, ya estando ahí, si quería bajarle las calificaciones a Carolina.
Despídete de poder sentarte bien, Kate.
Maratón 2/5
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Lying School
Teen Fiction"Amarte, cariño, siempre fue como bailar sin música, diferente pero complicado"