III - NEUTRAL ZONE

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Bailey

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Bailey.

Me incorporé en la cama, notando el vacío a mi lado. Mi mano se aferró a la sabana azul viendo como el hombre frente a mí se movía de un lado al otro deteniéndose al pie de la cama antes de colocarse sus vaqueros sobre los boxers negros que anoche habían acabado en el suelo.

Sin pudor alguno me levanté del lugar donde estaba e hice lo mismo que él, sintiendo como ante la intromisión se detenía en seco. Casi reí por lo bajo por lo raro de esta situación.

Había dormido con él tantas veces que un día solo dejé de contar, eso fue antes del nacimiento de Lexi y luego de ello me prometí a mi misma que haría como si nada hubiese pasado. Teníamos metas en común en lo concerniente a nuestra hija y lo mejor era evitar las complicaciones. Funcionó de maravilla todos estos años, y anoche solo dejé de pensar.

Grand era apuesto, el primer hombre que realmente me hizo querer dar el paso de perder mi virginidad a los veinticinco. Quedar embarazada no estaba en mis planes, pero no me arrepentía ni un solo segundo de haberlo hecho con él al salir de ese club. Y al igual que hace cinco años, no me arrepentía de haberlo dejado tomarme anoche.

Sus ojos no dejaron mi cuerpo a medida que veía como terminaba de colocarme la ropa arrugada. Mi abrigo había quedado abajo y al verme en el espejo comprobé la teoría rondando en mi cabeza y era que parecía un maldito sol con el cabello enmarañado.

—Seguro no es a lo que estás acostumbrado a ver al despertar, Davis —me burlé tomando el cepillo y peinando un poco los mechones de cabello que sobresalían rebeldes.

—¿No crees que debamos hablar de esto?

Al girarme, solo me miraba a la expectativa. ¿Qué esperaba que dijera? La charla postcoital nunca había sido lo nuestro. Cuando follabamos él solo se iba al terminar como acostumbraba a hacer con el resto de las mujeres que le abrían las piernas. No me importaba, solo quería satisfacer una parte del deseo que las hormonas me provocaban cada que lo veía.

Era la primera vez, luego de nuestro primer encuentro, que realmente dormíamos juntos. Eran poco más de las cinco y anoche simplemente no podíamos mantener las manos lejos del otro. Cada que se disponía a irse, o él volvía al ruedo o yo lo provocaba.

—¿De qué? —Lo encaré, acomodándome la blusa blanca.

Pasaría por la casa a darme una ducha luego de llevar a Lexi a la escuela. Luego, me iría al trabajo como siempre y nada había pasado aquí.

—Bailey... —Solté una carcajada al ver como realmente había una lucha en sus ojos marrones. A mi me parecía que Lexi tenía sus ojos, ese pequeño matiz casi dorado al tiempo que brillaban, pero él insistía en decir que eran los míos.

—Grand, no le des vueltas a todo esto. —Mis pies se encaminaron a él antes de colocarme mis sandalias. Como agradecía no haberme puesto tacones para esa maldita cita de mierda—. Ambos lo queríamos, no hay arrepentimientos de por medio, lo sabes. Esto solo fue... —Me detuve, pensando las palabras correctas y sonreí al encontrarlas—. Un recuerdo por los viejos tiempos.

OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora