X - NEUTRAL ZONE

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Bailey

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Bailey.

Me coloqué de pie, dejando a Jonathan en la sala al momento en que el sonido de mi celular me llegaba desde algún lugar en la casa. Eran poco más de las ocho así que no tenía que ser adivina para saber que mi pequeño angelito de ligeros risos rojos ya iba a dormir.

Efectivamente, cuando tomé el celular y pasé mi dedo índice por la pantalla, la sonrisa de mi hija me recibió al iniciar la video llamada. Tenía la cámara demasiado cerca del rostro, pero claro que divisé al hombre con el torso desnudo tras de ella en la cama con una revista cubriéndole la cara.

Apenas si habíamos hablado desde esa noche. Él venía, se llevaba a Lexi y yo pasaba por ella cuando él no podía traerla. Las llamadas habían cesado entre ambos y el único medio de conversación que usábamos eran escasos mensajes que competirían con el ártico por ser el más frío.

—Hola, mami. —Alejó un poco la cámara, llamando mi atención. Su pijama del Grinch que le regaló Max por su cumpleaños era lo único que usaba cuando se quedaba a dormir en casa de Grand, alegando que su tío Max podía llegar en cualquier momento.

De solo recordar el día en que se la entregó, se me llenaba el corazón de puro amor. La foto que rodeaba por las redes de un Max y un Grand con pijamas a juego junto a la de Lexi, había causado furor alrededor. A las señoritas parecía encantarles los padres y tíos solteros dándole caprichos a sus hijos y sobrinos respectivamente.

—Hola, mi amor. —Mi voz pareció alertar a Grand porque cuando di un vistazo, sus dedos de los pies se apretaban unos a los otros como hacía cuando estaba molesto. Odiaba conocerlo tanto, porque ahora solo me preguntaba que demonios nos depararía el futuro. Éramos los padres de Lexi, eso no había cambiado, pero se sentía demasiado incorrecto todo esto—. ¿Ya vas a dormir?

Ella asintió, presionando sus codos sobre el colchón, tomando impulso para correrse un poco hacia atrás hasta llegar a estar junto a los pies de su papá.

—Estoy cansada —anunció, recostando su cabeza sobre los pies de Grand al tiempo que se abrazaba a ellos, sosteniendo su IPad con la cama y una sola de sus manos—. Hoy fuimos al zoológico.

—¿Otra vez?

—Me gusta ver a los cocodrilos. —Se giró hacia Grand—. ¿Verdad, papito?

Por primera vez, dejó la revista a un lado. Sin embargo, noté el suspiro saliendo de su boca. Había pasado más de un mes desde que él había venido luego de mi primera cita con Jonathan. Desde entonces, las cosas solo se revistieron de tensión y yo me estaba consumiendo con todo el estrés que me producían este vaivén de emociones.

—Si, mi princesa. —Sus ojos dudaron, pero al final, se instalaron en mí a través de la pantalla—. Hola, Bailey.

—Grand.

De repente, mis manos picaron sosteniendo mi celular. En este punto no sabía que demonios estaba haciendo. Me gustaba Jonathan, bastante. Estar con él se sentía...correcto, cómodo, confortable. Era caballeroso, demasiado amable, y parecía ir en serio conmigo. Sin embargo, había momentos en los que me hacía falta la pasión que sentía cuando estaba con Grand. Esa tensión que solo Grand Davis provocaba en mí estaba comenzando a hacerme dudar sobre lo que estaba haciendo con Jonathan.

OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora