Bailey.
Mi cuello dolía como el maldito infierno, apenas si podía moverlo luego de la desastrosa posición para dormir de anoche. Además de que el día en el trabajo estuvo mucho más ajetreado que de costumbre. Clara, la nueva chica que parecía ser un ángel enviado por Dios, estaba acoplándose de maravilla, pero eso no significaba que la carga se había reducido.
Con la reciente apertura de una nueva panadería al otro lado de la ciudad yo estaba yendo de un lado al otro sin descanso alguno consciente de que en ambos locales me necesitaban. Owen no podía encargarse de la supervisión, y yo tenía manos llenas. Por lo general el me ayudaba, pero desde que había ascendido, apenas si tenía tiempo para visitarnos a Lexi y a mí.
Caminé por el centro comercial, pasando mis ojos por algunos vestidos en las vitrinas, pero sin detenerme. Olvidaba cuando había sido la ultima vez que me había adentrado en ellas para comprar ropa para mí. Necesitaba un maldito descanso de todo el trabajo y esperaba tenerlo pronto.
—¿Bailey? —Retrocedí, deteniéndome ante la voz llegándome desde atrás. Los ojos marrones de Evan se pasearon por la camisa extragrande que llevaba puesta antes de volver a mi rostro, riéndose—. ¿No te regalé ropa en tu cumpleaños?
Hice una mueca, provocando que su risa fuese mas alta.
No había tenido tiempo de cambiarme luego de que dejé a Clara horneando los últimos pedidos que teníamos para hoy. Grand no atendió el celular cuando lo llamé y tuve que subirme a mi auto para conseguir el regalo que había mandado a hacer para el cumpleaños de su madre.
Greta Marshall era el soplo de aire que todos necesitaban en su vida y cuando insistió anoche para que me presentara en su cumpleaños hoy, no pude negárselo. Era la abuela de Lexi después de todo y a pesar de que su hijo y yo nunca habíamos tenido algo más allá de una aventura, ella insistía en darme la bienvenida a su familia.
Eso me había traído aquí, en medio de un lugar atestado de personas discriminando mi manera de vestir solo por conseguirle un excelente regalo de cumpleaños a la mujer. No podía decirle que no ni a ella ni a nadie de la familia Davis Marshall, se habían portado de maravilla incluso desde antes del nacimiento de Lexi. Greta estuvo allí luego del parto y cada día tras haber sido dada de alta, ella nos visitaba y me ayudaba en lo que se lo permitía, lo cual era mucho porque no podía moverme como yo quería.
Nos hicimos amigas, se convirtió en una especie de madre para mí y me quería al igual que a mi hija. Así que como Grand no respondió, tuve que salir corriendo para recoger el arreglo floral junto a la cesta que había comprado. Pude haberlo hecho yo, pero tenía tantas cosas encima que quería que quedara perfecto.
—No te hagas el gracioso, Cooper. —Lo apunté, mi dedo índice chocando con su placa colgando en su cuello—. No te he visto mucho, ¿qué te ha pasado?
Su ceja derecha se elevó, pero no respondió.
—He estado ocupado. Owen se ha convertido en un dolor en el culo en el trabajo —reconoció algo cansado—. ¿No has hablado con él? —Sacudí la cabeza.
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OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITAR
Roman d'amour[T-E-R-M-I-N-A-D-A] Llegar a la zona de anotación cada vez es más dificil, din importar que tantos deseos tengas de ganar...porque incluso el mejor jugador se cansa en algún punto del juego. 1. Antología de la serie KOTG 2. Kings Of The Game #7. ...