Lucas.
Mi reloj tal vez me estaba jugando una mala pasada, porque cuando lo comprobé marcaba las siete de la mañana y yo dudaba mucho que esa fuese la hora.
¿Por qué?
Simple.
Había cinco niños en algún lugar de la casa que no dudaban en despertarse temprano cada que veníamos y en lugar de gritos, todo estaba en completo silencio haciendo que me replanteara la idea de si estaba despierto o no.
Los ojos de papá se posaron en mí al sentarse a mi lado en los escalones de la parte delantera de la casa que daba a la playa. La mueca en su rostro preocupándome antes de que se sentara porque el hombre era tan terco que no quería ir a Boston a un especialista para que le diera más que pastillas de supermercado para el dolor en los huesos.
Mis hermanos y yo ya no encontrábamos manera de hacerle ver que era lo mejor porque él simplemente nos ignoraba y se concentraba en cualquier otra cosa menos en lo que salía de la boca de sus hijos preocupados.
—¿Tú también lo sientes?
Mi ceño se profundizó sin saber a que se refería, causando que soltara una pequeña carcajada que solo podríamos escuchar ambos.
—El silencio, la paz. —Bufé. Que no esperara que fuese así el resto del día—. Los adoro, pero anoche me dejaron exhausto.
—Tú te ofreciste a quedarte con ellos —le recordé.
Mis hijos eran manejables, pero los de mi hermana...esos ya eran otra historia, especialmente la niña de dos años que si no tenía a su papá cerca no dejaba dormir. Los gritos que escuchamos al llegar anoche de nuestra cita lo corroboraron, mucho más cuando nos encontramos a papá con ella en el sofá intentando que se quedara dormida a las dos de la mañana.
Bastó con que Ashton la tomara en sus brazos a las tres cuando llegó para que mi sobrina cayera rendida dejando dormir a todos por fin.
—No me quejo, solo digo lo evidente.
La sonrisa que me dio era la misma que había tenido todos estos años desde su retiro. Las cosas iban de maravilla entre nosotros y estábamos compensando los años que pasamos tiempo atrás. Él, sin lugar a dudas, era el mejor abuelo que estos niños podían llegar a tener, de esos que se colocaba la camiseta del equipo de futbol de los niños y gritaba a todo pulmón animándolos en cada partido al igual que lo hacía en los recitales de baile de Amelia.
Si había alguien que adoraba a papá era ella. Al punto de que sus vacaciones ideales eran en la casa de playa de papá junto a sus hermanos sin importarle si sus padres veníamos o no.
—¿Hablaste con Warren? —Papá hizo una mueca, dejando mucho que decir solo por ese pequeño gesto—. ¿Qué?
Mi hermano no había venido con nosotros por una cita importante en la empresa. Él ni siquiera se quejó cuando Zed le pidió que se quedara para él poder venir con Marina un par de días antes. Paula y yo tendríamos que irnos con los niños el lunes a primera hora porque George me mataría si no iba, entonces partiríamos todos en la madrugada para estar a tiempo en nuestras respectivas labores.
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OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITAR
Romance[T-E-R-M-I-N-A-D-A] Llegar a la zona de anotación cada vez es más dificil, din importar que tantos deseos tengas de ganar...porque incluso el mejor jugador se cansa en algún punto del juego. 1. Antología de la serie KOTG 2. Kings Of The Game #7. ...