IX - NEUTRAL ZONE

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Bailey

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Bailey.

Mi respiración se tornó pesada a medida que mi mano apretaba con fuerza el tenedor en mi mano con ganas de clavarlo en alguna superficie, preferiblemente el pecho del hombre caminando en dirección a la mesa donde justo ahora me encontraba cenando.

¿Cómo mierda no me di cuenta que estaba aquí? ¿Por qué carajo la mala suerte me perseguía para variar?

De todos los jodidos restaurantes en la ciudad tenía que estar cenando con todo el equipo en Fari's, el lugar en el cual me encontraba ahora luego de varias veces observando el espejo dándome la voluntad y valentía para venir aquí.

Cuando el hombre frente a mí me invitó a salir hace un par de días, la primera respuesta en mi cabeza fue una negativa, pero luego de verme sola un sábado en la tarde en mi casa con el vacío en mi corazón por no tener a mi pequeña cerca, dejé que Lana me animará y en una videollamada me escogiera el vestido negro que ahora tenía puesto.

Apenas llevaba un par de minutos aquí y ya me estaba arrepintiendo de haber venido, más que todo por todas las miradas fijadas en nosotros al punto que llegaba a ser asfixiante.

—Buenas noches —su voz me envolvió y tuve que luchar con mi cuerpo para sostenerle la mirada al hombre del cual estaba enamorada.

Quise convencerme a mi misma de que esta cita no era nada importante, solo una cena, pero me sentía bien con Jonathan, llevaba unos minutos aquí y ya me había reído un par de veces, eso era una buena señal teniendo en cuenta mi estado de animo durante el día.

Jonathan se colocó en pie, dejando la servilleta en la mesa antes de tenderle su mano con educación a Grand. El padre de mi hija se quedó observando pacientemente su mano, causando que mi cuerpo se tensara sin saber que haría.

¿Para qué se acercó?

—Grand Davis. —Exhalé, dejando salir el alivio cuando le devolvió el gesto, apretando su mano más de la cuenta.

Sin embargo, Jonathan no se encogió ni un poco, sus ojos brillando con amabilidad al tiempo que las comisuras de sus labios se levantaban. Mis ojos se enfocaron en el concurso de meadas que estaba presenciando al ver como ambos no apartaban los ojos del otro, ligeramente entrecerrándolos.

—Jonathan Sanders —respondió el pelinegro tomando su mano de vuelta antes de girarse hacia mí.

—Bailey, que sorpresa encontrarte aquí. —Me encogí de hombros, viendo como se acercaba. Esperó pacientemente con una rara sonrisa a que me colocara de pie, pero no lo hice. Era mi cita con Jonathan, él no tenía nada que hacer aquí.

—Claro que debe serla, Grand. No tenías como saberlo.

Sonreí, advirtiendo la forma como su sonrisa se desestabilizó.

—¿Se divierten? —Fijó sus ojos marrones en Jonathan—. No quisiera interrumpir. —Su falsa amabilidad me la iba a pasar por el culo como no se fuese de aquí de una maldita vez.

OVERTIME (Kings Of The Game #7) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora