Algún Lugar Sobre el Arcoíris

288 18 0
                                    

El vuelo transcurrió en un silencio incómodo y cargado de tensión. Nadie esperaba la muerte de Hillman, y menos tan repentinamente. Apenas habían pasado doce horas desde que estaban todos juntos, celebrando la clasificación para las semifinales, y ahora... no estaba.

El ambiente a bordo era tan cargado que nadie se atrevió a pronunciar una palabra durante todo el viaje. Las horas parecían alargarse, hasta que finalmente el avión aterrizó con una suavidad que recordó a una abeja posándose sobre una flor.

Al bajar del avión, el silencio seguía envolviéndolos mientras avanzaban hacia el albergue. Pasaron por lugares familiares, como la zona griega, y Alessandro y Pinkus no podían evitar mirar a su alrededor como búhos curiosos. Bay sintió una punzada de alegría al ver la reacción de ambos, recordando cómo se sintieron cuando llegaron por primera vez a la isla.

Navegaron entre los caminos hasta llegar al fin al edificio que usaban como domicilio. Al cruzar el umbral, una sensación extraña los invadió; ese lugar se sentía más como casa que sus propios hogares en Japón. Alessandro, que nunca había estado allí, no compartía esa sensación, y Pinkus, siempre imperturbable, mantenía su expresión seria de costumbre.

Al entrar, cada uno se dirigió a su habitación para dejar sus maletas. Alessandro tuvo que preguntar cuál sería la suya, y le explicaron que Samguk compartía la número tres con Njord, Cronus y JP. Mientras Alessandro se disponía a instalarse, Arion le propuso un cambio para poder estar junto a JP y charlar por las noches. Alessandro, indiferente, aceptó sin problemas.

Todos guardaron sus pertenencias en sus respectivos armarios y, poco a poco, fueron reuniéndose en la sala de estar.

Allí solo faltaba el seleccionador. Jude, con un gesto silencioso, señaló hacia una habitación, indicando que Travis estaba adentro.

—¿Comandante, qué se supone que debemos hacer ahora? —preguntó Rex.

—Lo primero y más importante es dejar tranquilo a Travis. Al menos por hoy.

—Entonces, ¿puedes explicarnos qué hace aquí ese? —preguntó Victor con un tono de hastío, aunque sin levantar la voz.

—No, Travis no me ha dicho nada sobre Pinkus —respondió Jude, captando al vuelo a quién se refería Victor—. Sabía que Alessandro volvería al equipo porque estuvimos siguiendo su recuperación, pero lo de Mountbatten...

—Ni yo lo sé —intervino Pinkus, con un gruñido—. Hace un tiempo, después del partido entre el Improved y vosotros, Travis me pidió mi número de teléfono. Dijo que necesitaría mi ayuda, pero nunca me dijo para qué, y sigo sin saberlo.

Preston levantó la mano, como si estuvieran en clase, y Jude, como un profesor, le concedió la palabra.

—¿Ahora que Alessandro ha regresado, quién jugará de titular?

—Travis escogió a Il Grande como titular de la selección y sigue firme en su decisión. —Jude notó la desilusión en el rostro de Preston y entendió que esperaba continuar como titular tras sus exhibiciones—. Esto no significa que no lo hayas hecho bien, Preston. Creo que hablo por todos cuando digo que nos has sorprendido gratamente.

El portero de la Royal esbozó una leve sonrisa, aunque no podía ocultar la decepción. Jude agradeció el gesto; prefería un intento de sonrisa a quejas abiertas.

Después de las explicaciones, Jude les dio el día libre, pero con una condición: no molestar a Travis.

Los chicos se dividieron para pasar el día, pero el cansancio venció a la mayoría. Muchos no habían dormido durante el vuelo, con la mente ocupada en Hillman, y el jet lag hacía estragos.

Inazuma Eleven Go: ¡Mundial, allá vamos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora