Empatía Competitiva

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Habían viajado a una de las islas cercanas para afrontar la semifinal contra la selección española. En un tributo a la primera edición del Fútbol Frontier Internacional, las islas con estadios llevaban nombres de animales, y ellos estaban en la Isla Toro. Biel no tardó en comprender por qué habían elegido ese lugar para la semifinal: el toro era uno de los símbolos más icónicos de España, asociado con esas fiestas que tanto detestaba. Para Biel, esas corridas de toros eran una cruel metáfora de lo que él había vivido; el toro, solo en la arena, herido una y otra vez, le recordaba al acoso que sufrió, como si fuera el único blanco rodeado de personas dispuestas a atormentarlo y cuando se defendía aparecían más para reducirlo. «Si al menos solo lo torearan sin hacerle daño...», pensó, sacudiéndose esos pensamientos para no hundirse en la autocompasión.

Llegaron al estadio al mismo tiempo que los jugadores españoles, los autobuses iban uno tras el otro así que era lo esperado.

Llegaron al estadio al mismo tiempo que los jugadores españoles; los autobuses iban uno tras otro, así que era de esperarse. Biel dejó que sus compañeros bajaran primero. Solo Travis, Jude y Lucian se quedaron con él. Travis y Jude siempre iban al final del grupo para asegurarse de que todo estuviera en orden, mientras que Lucian simplemente prefería charlar con Biel.

El defensa nacido en España pudo ver como aquellos que deberían haber sido sus compañeros de equipo bajaban del autobús. Cuando vio a Cristian, sintió una punzada de dolor en la zona del ojo y apartó la vista. También reconoció a Izan Navarro. «Sabía que estaría aquí».

Entraron al estadio, y Biel evitó acercarse demasiado a los dos chicos que conocía. Cristian intentó aproximarse, pero pudo mantenerlo alejado teniendo una charla con Lucian y los entrenadores.

Cristian cambió el rumbo hasta llegar a un grupo de jugadores japoneses conformado por Cronus, Preston, Rex y Bay Laurel. Izan ni siquiera le dirigió una mirada, lo que afectó a Biel más de lo que quería admitir.

Una vez en el vestuario, Percival Travis dictó la alineación que saldría a dar guerra en el penúltimo partido que tendrían si había suerte: Alessandro il Grande sería el portero, lo que no molestó a Preston, quien se alegró por su compañero. La defensa estaría compuesta por Harrold, Wanli y Biel. En el mediocampo, jugarían Bay Laurel, Riccardo di Rigo, Arion Sherwind y Rex Remington. La delantera la formarían Victor y Vlad en las bandas, y Lucian Dark como delantero centro.

Biel fue el único inconforme. Había intentado varias cosas para no ser el titular. Solo le quedó quejarse una última vez para ver si conseguía quedarse de suplente

—Para este partido, necesito a Iggie en el banquillo —argumentó Travis.

—¿Por qué? Él es mejor que yo con su "Iceberg", y Wanli necesita su apoyo para la "Muralla de Atlantis".

—Lo siento, pero ya sabéis que no cambio de opinión. Biel, jugarás.

El chico contuvo las lágrimas, aunque no pudo evitar que alguna se escapara. Rex, al verlo, pidió hablar con Travis en privado. Allí, le explicó el acoso que Biel había sufrido por parte de Cristian. También mencionó que el jugador español estaba arrepentido.

Travis no se sorprendió y le dijo a Rex que ya estaba al tanto de la situación. Además, le explicó su razonamiento.

—Al igual que Cronus con Pietro o Lucian con Italia, Biel debe enfrentar sus miedos para superarlos. Solo así podrá aceptar el perdón, y tal vez hasta perdonarse a sí mismo. Algunos necesitan ayuda para eso, asegúrate de que la tenga. Y por cierto... No entiendo por qué, cuando no quieren jugar, todos fallan a propósito en los entrenamientos. ¿No os dáis cuenta de lo obvio que es?

Inazuma Eleven Go: ¡Mundial, allá vamos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora