Objetivo

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Le echó una foto mientras entrenaban. 

Los jugadores del Inazuma daban vueltas al campo; el más veloz era Arion, seguido de cerca por Victor y Lucian, aunque no estaban presentes los delanteros Sol y Njord. Rosie desconocía por qué faltaban esos dos, pero le daba igual. Tampoco le importaba quienes eran los mejores y en que ámbito lo fueran, ya que solo tenía ojos para Di Rigo. 

Siempre que podía y creía que era un buen momento, le tomaba una foto que se guardaba para si misma. Solo les enseñaba las fotos a Jade y a Skie, aunque últimamente no mostraba las fotos a sus amigas porque estaba JP como gerente y no quería que las viese él, por lo que podía llegar a decir o pensar. O difundir. 

Siguió haciéndole fotos en los siguientes entrenamientos, todos estaban acostumbrados a su cámara asomando por la banda y no les importaba. «Si supieran que solo sale uno en verdad, ji, ji, ji». Los chicos practicaban pases al hueco, jugadas versadas a que entrenasen la agilidad para recibir pases y también puntería para hacerlos, de paso los defensas practicaban el posicionamiento defensivo.

Rosie se quedó embobada con la precisión de los pases de Riccardo, siempre perfectos. Tenía que hacerle una foto, pero tenía que ser una buena foto, como si fuera a salir en la portada de un periódico. Se colocó en el mejor ángulo que encontró, preparó la cámara y esperó a que Riccardo recibiera un pase aéreo. Los controles de balón en el aire siempre resultaban magníficos, con ese hermoso cabello rizado y plateado saltando. Tuvo que esperar un cuarto de hora antes de encontrar la mejor oportunidad, pero finalmente lo logró.

Fue a acercarse a Jade y a Skie, pero volvió la vista hacia JP, lo había olvidado. Así que, cuando estuvo a punto de llegar junto a sus dos amigas, se dio media vuelta con la cámara escondida entre las manos.

Jade notó esto y envió a Jean Pierre a poner las botellas de agua en la nevera, indicando que volviese cuando ya estuvieran frías. El pequeño portero acató las órdenes sin protestar, cogió un cubo donde puso las botellas y fue dando pequeños saltos hacia el albergue. Se tomaba el trabajo muy en serio pese a que se despistaba la mitad de las veces.

Entonces, Rosie se acercó sin preocupaciones a Jade y Skie y les enseñó las fotos que había hecho, dejando la del control de balón como la última. Las gerentes se embelesaron con esa última, ya que según ellas tenía una calidad excepcional, aunque Rosie pensaba que no era para tanto.

—Oye, Rosie, ¿por qué no quieres que JP vea las fotos? —preguntó Jade.

—Pues porque me da vergüenza. —contestó con una vocecita dulce.

—Pero si son muy buenas fotos. —dijo Skie.

—Ya, si no es por las fotos en sí... —dijo sonrojándose. Sus dos amigas parecieron comprender lo que quería decir, pero tuvo la necesidad de acabar la frase igualmente—. Es por el capitán Di Rigo, todas las fotos son de él y no quiero que lo sepa nadie. ——Skie y Jade captaron que esta última frase no se refería solo a las fotos.

—¿Y por qué no se lo dices? A Riccardo, me refiero, no a JP.

—Ay, no. —La chica se sonrojó solo de pensar en la situación y se tapó la cara para alejar las miradas de sus mofletes rojos—. Y si me dijera él que no, o algo parecido, prefiero seguir como estamos. Además, no sabría ni cuando ni donde decírselo. Esto no es una cosa que se suelta a la ligera y en cualquier lugar.

Sus dos amigas se quedaron pensando. Rosie quería que se olvidaran del tema, pero no se le ocurría como hacer que la dejaran en paz al respecto.

Se giró a volver a ver como entrenaban. Ya habían cambiado de entrenamiento; ahora estaban todo el rato realizando supertécnicas, cada dos por tres estaban haciendo alguna.

Inazuma Eleven Go: ¡Mundial, allá vamos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora