Una Llamada Inesperada

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Eran días de verano. Arion como siempre estaba aprovechando sus vacaciones para entrenar en la Ribera del Río junto a Spotter. Pasaba en zigzag por los cuadrados azules del suelo y evitaba caer en las cuadrículas rojas, distribuidas en diagonales opuestas en dos carriles rectos. El perro dormía tranquilo mientras las horas pasaban, esperando a que su amo terminase de entrenar, lo que vendría a ser toda la tarde.

Arion se exigió entrenar todos los días a tope, pese que la calor intensa del verano lo abrazara con fuerza y a veces, muchas en realidad, lo estrangulara. Daba igual, la fatiga era solo un pequeño precio a pagar por estar en la cima.

Ya había conseguido ganar el torneo Futbol Frontier, antes reconocido como Camino Imperial y que había recuperado su nombre original tras la llegada de Hillman a la presidencia, cosa que logró gracias al Raimon que pudieron imponerse al Sector-5 venciendo al Dragon Link. Aparte de ese logro Arion también había logrado, junto a Fei, detener a El Dorado y a Simeon AYP, viajando por el tiempo para formar un equipo poderosísimo y de esta forma salvar el fútbol.

Aún con todos esos hitos bajo su palmarés personal, seguía sintiendo que tenía mucho margen de mejora, sobre todo al compararse con futbolistas profesionales como Kevin Dragonfly, Shawn Froste o incluso su propio entrenador, Mark Evans. Su nivel palidecía en comparación y muchos de ellos ni siquiera formaban parte de la verdadera élite mundial.

Su corazón martilleaba con fuerza cuando pensaba en el nivel de estos jugadores, y una sensación cercana a la ansiedad, pero en una versión que podía ser hasta agradable, lo poseía cuando se imaginaba alcanzándolos e incluso superándolos. Con esto en mente continuó sus carreras.

Se acercaba el nuevo año escolar y con ello una nueva competición de fútbol, quería ganar el título por segundo año consecutivo, consagrarse de nuevo y afianzar la diversión del fútbol sin regular. Si se ponía en forma tendría más probabilidades de coronar el próximo Fútbol Frontier junto a sus amigos.

Pasaron las horas mientras continuaba su ejercicio. Su cuerpo pedía basta, el sudor recorría su piel sin detenerse habiendo siempre una gota de recambio para aquella que le recorría, pegando la ropa a su cuerpo y, para que mentir, refrescando un poco todo el calor que le imbuía. No debía parar, aún no.

Atardeció sin que se diera cuenta. De repente escuchó unos gritos que le llamaban, lo que provocó que saliera de su trance de entrenamiento y ante el cambio de mentalidad vino un trastabilleo. Su vista se amoldó a la del parque en vez de la se sus imaginaciones y su equilibrio regresó para aguantar su caída.

—¡Arion!

Se giró y miró colina arriba, ¡era Skie! Hacía días que no la veía, pero como estaban en verano daba por hecho que se había ido de viaje para descansar. La saludó de vuelta moviendo frenéticamente la mano.

Cogió el balón, despertó a Spotter y se acercó a ella. Arion notó un pequeño cambio en el look de su amiga, se había hecho un diferente corte de pelo, ahora llevaba flequillo. Le fue extraño ver a su amiga con un peinado tan diferente.

—¡Skie!, ¿cómo estás?

—Muy bien. —Le dedicó una cálida sonrisa—. He estado fuera. De vacaciones por China. Veo que tú has seguido haciendo lo de siempre. Nunca descansas, ¿eh?

—¡Claro, para ser de los mejores hay que entrenar, y yo pienso ser el mejor de todos! —Le sonrió con alegría—. Bueno, por hoy ya he terminado. Me vuelvo para casa, que tía Silvia debe estar comenzando a preocuparse.

—Te acompaño.

Fueron juntos hasta la casa del chico. Hablaron de fútbol, del próximo curso y del torneo Fútbol Frontier que les esperaba. Mientras llegaban a su destino la noche se fue imponiendo al día y cuando llegaron al portal del edificio donde residía Arion se despidieron.

Inazuma Eleven Go: ¡Mundial, allá vamos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora