20 "Siempre protegeré a Noni"

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Sucede que estos días no solo me acordé del tío Is porque Lissette me haya preguntado por mi primer beso. Sino porque en una charla con mis padres durante una cena, había surgido el tema de que estaba buscando insumos nuevos para su negocio. Días después, mi madre y él hablaron por llamada. Una llamada en la que mamá se pasó removiéndose incómoda.

No había podido rechazarla. Después de diez años ya no podía seguir evitando a su hermano.

El celular de mamá suena fuerte, desde el living podía escuchar lo que le decía el tío Is a través de la línea.

—¡No te preocupes por eso Karmel! —dijo, cuando mi madre le explicó que no había espacio en el hostal para que se quedara—. Paso a saludar y me voy, ¿vale? Para ver a mis sobrinos, nada más.

Apreté las cartas en mis manos y rápidamente me bajó la tensión. Un silencio y angustia se había formado por parte de la familia, exceptuando a Joni, quien parecía emocionado con la idea. Lissette y West nos miraban confundidos.

Cuando mi mirada se posó en papá, fugazmente negué con la cabeza de manera disimulada. Él se removió serio y acomodó sus lentes, signo de alerta. El tío Is seguía insistiendo en que solo pasaría a saludar y se iría. Mamá me miró, miró a papá, luego otra vez a mí. Comprendí que la decisión recaía en mí. Entonces, encogiendo un hombro, asentí con la cabeza alzando las cejas. Vi a mamá cerrar los ojos y suspirar despacio, seguido le dijo al tío Is que estaba bien, tomó las llaves y salió por la puerta.

Lo hice por mamá... Yo había sido el que el otro día la había visto llorar cuando colgó con el tío Is. Odiaba esa imagen.

En eso, pensé en la relación de West con su hermana Romina. En sus discusiones, en sus risas, en su cariño. En lo contento que se veía West desde que ella volvió a su vida... Volvió.

Por Joni. Quien anhelaba ver al tío Is aunque probablemente no lo recordaba. Había preguntado tanto por él todos estos años, que sabía que no le era irrelevante. Pensé en su rehabilitación, en su nueva vida...

Al final pensé en mí. Y aunque tenía claro el hecho que había pasado muchísimo tiempo de lo ocurrido, y que sentir tanto rencor no era sano... nada de eso me importaba. Simplemente no quería verlo.

Me paré estrepitosamente, casi me caí, pero me agarré al posa brazos del sillón en el que estaba West. Él me sujetó por mi antebrazo.

—Cuidado... —sonrió mirándome preocupado. Asentí y fui al comedor, donde papá se me acercó.

—Hijo, ¿estás bien? ¿Está bien si...? —dijo en voz baja, posando sus manos en mis brazos para que le prestará mayor atención. Estaba más alterado que yo.

—Sí está bien... —asentí, sintiendo como papá presionaba mis brazos con sus dedos.

Sentí como la puerta de abajo se abrió y mi vejiga se apretó. Rápidamente fui al baño y me encerré allí. Realmente no quería orinar, pero igualmente hice la acción como si fuera a hacerlo, hasta me lavé las manos y todo. Me miré en el espejo, hallándome todo despeinado.

—¡Joni! ¡Oh pequeño, qué grande estás! —lo escuché desde el living... Era él. Era el tío Iskandar.

Suspiré, refresqué mi rostro con agua e intenté peinarme un poco. Sencillamente quería ganar tiempo para no salir.

—Aníbal —sentí como se saludaron con mi padre.

—Hola —escuché decir a Lissette amablemente.

—Buenas, ¿señorita...?

—Lissette —se presentó.

Algo comenzó a hablar con mi padre, sobre el tráfico. Luego sentí como se saludaron con West.

Sigue el camino de las hormigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora