18 "Un primer beso"

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Después de lo pasado aquella noche en la cocina con West, nos distanciamos todo lo que pudimos. Digo todo lo que pudimos, porque con el hecho de que prácticamente vivamos en la misma casa no es mucho lo que nos podemos distanciar.

Evitamos todo el tiempo encontrarnos y no hemos cruzado palabras directas el uno al otro en más de una semana. Porque al saludar en la mañana, dice un buenos días dirigido a todos. Lo mismo pasa en las noches. He llegado a envidiar la buena comunicación que tiene con mis padres o las veces que juega o bromea con Joni. Incluso las discusiones que tiene con su hermana. Ya que a veces ella levanta demasiado la voz, se me es imposible no escucharlos, pero sí consigo no prestar atención a lo que dicen.

He estado apenado desde entonces. No hago más que evitarlo también. Hubo una mañana en que pasé a mirarlo cuando justo él lo hacía. Se estaba acomodando el cuello de su camisa blanca.

Nunca había bajado tan rápido la mirada, fue tanta la brusquedad con la que aparté los ojos que sentí como si por dentro mi cerebro se sacudiera. Avergonzarme frente a él siempre me supone pánico. Un peligro inminente. Porque él podría deducir que me pone tan nervioso por otra razón que no sea que especialmente soy tímido. Que se entere que me gusta es lo que me da más miedo en este momento. Que siquiera lo piense.

-Noni, ¿qué quieres para tu cumpleaños? -me preguntó mamá en ese mismo desayuno.

-Un pastel -dije y no pude evitar no mirar a West. Me emocionó la idea de que mi cumpleaños le emocionara a él. Pero al parecer no fue así, porque siguió con la misma expresión indiferente de antes.

-Sí, sí. Tendrás tu pastel. Me refiero a otra cosa.

-¡Los pasteles van sí o sí! -añadió Joni.

-Ummm... -pensé. Realmente con el pastel estaría bien. «¿Ropa?... Tengo ropa. ¿Plantas? Tengo muchas plantas y las que quiero adquirir aún no están de temporada», pensé-. Realmente solo quiero el pastel.

-Vale, este año me toca pensar a mí sola. Como siempre... -terminó de decir entre dientes-. ¿Y qué sabor quieres? -volvió a hacerme pensar mamá.

-Podría ser de manjar nuez -dije y asentí-. Manjar nuez con plátano.

De repente, sentí como West elevaba los ojos directa y súbitamente hacía mí, como sorprendido. Me enervé, pero no aparté la vista de mi madre.

-¿La podemos decoramos con hojas comestibles? -dijo Joni emocionado.

-Me gustaría -asentí-. Aunque es mucho trabajo...

-¡Y M&M's! ¡Sí!

Lo miré extrañado, y luego deduje su pillería. Era solo para comer M&M's.

Joni me hizo sonreír cuando se hecho a reír. Y de repente, no me sentí tan triste. Aunque la razón de que me sintiera así estuviera literalmente a su lado.

Me sentí mejor el resto del día y durante la cena volvimos a tener la conversación del pastel. West nunca interfirió, se levantó de la mesa antes incluso. Tiene mucho trabajo, y le ha comentado a mi madre que la práctica lo agota, pero que le está yendo bien.

Seguimos dibujando con mi hermano el modelo a escala del pastel, de cómo lo decoraría y que cosas quería ponerles. En un momento llegó mamá y abrazando a Joni por atrás, vio el dibujo con una cara que lo hizo partir de la risa.

-Ya... Hazlo no más...

Ahí, volví a sonreír.

Me gustó que solo fuéramos yo y Joni conversando en la cena. Que durante ese rato no le haya prestado atención a West, ni cuando se despidió. Estaba muy ocupado explicándome como iba a ser la estructura del pastel. Me gustó tanto eso... Y no sé por qué. Joni siempre quiere la atención de West, pero ahora solo quería la mía. En ese momento ni él ni yo lo necesitábamos. Y me sentí bien de no necesitarlo, aunque por dentro siguiera profundamente apenado de caer en cuenta que había sido otro día en que no nos hayamos hablado.

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