Soñé con calabazas. Calabazas grandes y naranjas.
Desperté adolorido de cuerpo y con una migraña que me pulsaba las sienes. Me di cuenta que traía la ropa de ayer puesta, entonces recordé que la noche anterior me había estado quedando dormido mientras ayudaba a mamá en la cocina. La jornada escolar pasó rápidamente, todos los cursos salieron más temprano y la mayoría no hicieron nada, solo faltaban estudiantes que debían proyectos o exámenes. Yo fui uno, que debía repetir el examen oral de inglés.
Al pasar al frente, extrañamente todos guardaron silencio, apagaron las luces y proyectaron mi presentación en la pizarra. Apretando la carpeta que me servía de apoyo, busqué rápidamente un punto fijo al final de la sala.
Comencé a exponer, a hablar en inglés, pero sin perder nunca mi acento sudamericano, cosa que luego me explicó la miss, recalcando que le había encantado. Nunca me trabé. Dije sin parar lo que me sabía de memoria, pedía cambiar las diapositivas con un asentimiento y dos veces me detuve a explicar las imágenes. En ningún momento fue necesaria la carpeta, solo para calmar mis nervios, algo que mirar que no fueran los rostros de mis compañeros. Al final, quise extenderme en la conclusión. Ese fue el único momento en que no supe qué hacer. Bajé la cabeza y comencé a pensar si era necesario.
Entonces concluí que no, que ya había hablado lo suficiente.
—Thank you all for your atenttion —dije finalmente—. Gracias a todos por su atención.
Y seguido mis compañeros comenzaron a aplaudir muy fuerte. Lissette me vitoreó y al ver a Richard aplaudiendo, un poco menos interesado que los demás, nada más para copiarlos, requerí la carpeta azul urgentemente, para tapar mi rostro antes de empezar a gesticular nervioso. Cuando prendieron las luces siguieron aplaudiendo y hablando de mi presentación. Cuando la miss me llamó a su escritorio y me felicitó yo di rápidos asentimientos de cabeza. Me sentí satisfecho y... feliz..., pero evité sonreír... No sabía sobrellevarlo, había sido repentino.
¿Se estaban burlando de mí?
—Se pasó la presentación de su compañero chicos, muy buena... —siguió diciendo la miss.
—Gracias —dije rápidamente. Lissette llegó a mi lado y posando su mano en mi brazo me llevó a nuestro puesto.
—Noni, cálmate. Solo cálmate —rio, yo asentí—. ¡Eso fue increíble! Ahora respira.
Respirar. Comprendía.
El bloque transcurrió. En un momento, un compañero sentado adelante de dónde estaba Lissette comenzó a conversar con ella, y en una pausa donde estaban riendo, se me quedó mirando.
—Oye, estuvo genial tu presentación —me dijo.
—Gracias
—Noni, ¿cómo sabes tanto inglés? —preguntó Lissette.
Pensé. Y respondí.
—De pequeño leía muchas cosas de foros extranjeros. Con el paso del tiempo interioricé el idioma... Yo lo atribuyó a eso. Y había estudiado mucho para esta presentación.
—Ah —asintieron al unísono, mirándose mutuamente. Bastián abrió mucho los ojos. Luego sonrieron.
Bastián me preguntó si sabía chino o japonés también. Yo le contesté que no.
—Espera, espérate —se extrañó Lissette—. ¿Deduces que habla chino solo por su cara? —dijo agarrándolo de las mejillas. Yo me sobresalté.
—No, no —se jactó Bastián. Y seguido ambos rieron. Lissette lo soltó y comprendí que solo bromeaban.
—Pero en serio, ¿de dónde eres? —preguntó Bastián, curioso.
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Sigue el camino de las hormigas
Teen FictionWest estudia enfermería y trabaja, pero a un costo que es preferible abstenerse de explicar. Es buena persona, pero su apariencia similar a la de un reo no es de mucha ayuda. La persona que más amaba murió. Y no sabe del paradero de su hermana hace...