Final "Un sendero"

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Iba al lado de Lissette, quien iba entrelazada de la mano con Richard. Era un recreo muy aburrido y helado.

Nos sentamos en el ancho borde de los maceteros de adocreto que albergan unos filodrendos mal cuidados. La lluvia caía en el pequeño tejado arriba de nosotros. Richard, quien había metido su mano en el polerón de Lissette la hacía reír.

—¿Noni? —lo escuché llamarme en un momento.

Arqueé las cejas, mientras miraba mi regazo.

—¿Todo bien?

Negué con la cabeza.

Guardamos silencio, cosa que agradecí. La única contención que necesité fue seguir estando con ellos. Envidiando su bonita relación, pero sintiéndome feliz de que estén bien. El semestre había comenzado terriblemente para mí, pero ellos habían estado apoyándome, escuchándome sin juzgarme y compartiendo momentos alegres que me animaban los días.

Ya van dos semanas desde el nacimiento de Tom. Romina sigue hospitalizada. Su parto inminente resultó exitoso, pero lamentablemente tuvo secuelas graves, por lo que tuvo que someterse y someter al bebé a una rigurosa observación y tratamiento.

Las cosas en casa están... inciertas. Lo cual odio, porque a mí gustan claras. No sabemos si volverá o se irá con West al departamento de Anne.

Las cosas con mis padres ya no están tensas. No sé qué habrá pasado aquella tarde que papá se juntó con West, pero supongo que resultó en algo positivo e importante, ya que su actitud cambió. Bueno... volvió a ser la misma de siempre. Ese día del parto se mostró amable, no rencoroso o explosivo. Y no fue por mera bondad o humanidad ante la situación, no. Trataba a West otra vez con respeto, no parecía quererlo asesinar.

Tocaron el timbre, nos paramos, entramos por la cafetería y subimos al segundo piso. Al pasar por afuera de la enfermería, vi a la nueva enfermera —una señora de pelo platinado corto y lentes— haciendo papeleo en el escritorio. Detrás de ella, en el alfeizar de la ventana, estaba el brote de zapallo. Más grande, pero con indicios de marchitación.

—¿Sí?

Bajé la cabeza y apuré el paso, alcanzando a mis amigos, quienes ya iban entrando al salón.

La clase de matemáticas consistió en un ensayo del examen de transición que dan los egresados al final de año. Hay carreras que piden cierto puntaje en algunas asignaturas, como las que me interesan a mí. Pero hay otras donde no es necesario, como es el caso de Lissette, que se postulará para estudiar Diseño de Modas. Richard aún no sabe que quiere hacer cuando salgamos del colegio, pero por el momento tiene un trabajo estable en el cine del centro. Nos ha colado dos veces ya.

Fui de los últimos en terminar el examen. Últimamente hemos hechos bastantes y nuestras clases se han basado en eso. Hoy es el lunes de la última semana que mi nivel asiste a clases, ya que salimos antes. Hay muchas actividades de despedida programadas en las que no tengo previsto participar, ya que no me interesan, pero sí asistiré hasta el viernes. Quiero estar con mis amigos y despedirme de los niños y niñas del taller de ecología y de los profes.

De repente, nuestra profesora jefe entró a la sala sosteniendo muchas hojas. Nos saludó y se quedó conversando con el profesor de mates, quien por mientras empaquetaba las hojas de respuestas de los exámenes.

—Chicos, les traigo sus informes finales —informó.

Un sonoro "Uh..." se escuchó en el salón. Ya se había informado hace unas semanas a quienes estaban en peligro de repetir el curso, para que pudieran salvar el año con las últimas calificaciones, o para conversar con los profesores. Lissette y yo, de hecho, acompañamos a Richard a hablar con la profe de inglés, ya que por unas cuantas décimas, casi tuvo tres promedios bajo la media, lo que hubiera supuesto un peligro de repitencia inminente.

Sigue el camino de las hormigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora