· Día 09: Manta ·

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· ENFERMO EN FUGA ·

En otra tarde cualquiera en la ciudad de París.

Chat Noir estaba saltando de techo en techo para poder estirar el cuerpo luego de una larga sesión de fotos, cuando de repente vio a Marinette salir por la puerta principal de su casa, con unos andares muy extraños... más de lo usual.

Quiso llamarla pero la perdió de vista rápido, y de inmediato empezó a sospechar algo. Sin mucho apuro bajó hacia las calles y caminó hasta llegar al frente de la panadería de los Dupain-Cheng. Tuvo la suerte de que no hubiese nadie en el local en ese instante.

—Miren nada más, ¡Es nuestro héroe favorito!—. Anunció animado Tom cuando lo vio.

—Buenas tardes, señores Dupain—. Saludó el ojiverde. —Pasé para preguntarles sobre Marinette, acabo de verla salir y actuaba más raro que de costumbre y...

—¿¡Marinette salió!?—. Exclamó alarnada Sabine, logrando preocupar a Chat Noir. —¡Esa muchacha! ¿¡En qué estaba pensando!?

—¿Qué es lo que ocurre?—. Preguntó desconcertado el rubio.

—Marinette está resfriada y tiene algo de fiebre—. Contestó Tom. —Podría parecer algo simple a primera vista pero con Marinette no es muy bueno. Ella no es de enfermar mucho, pero cuando le pasa se pone muy débil, un resfrío es pasable pero con la fiebre cambia todo.

—¿Y a dónde se supone que pudo haber ido?

—Pienso que hacia el hogar de una prima de su amiga Rose, le pidió el encargo de un vestido y Marinette tuvo la muy insensata opción de irse en el estado en que está—. Dijo la azabache de ojos grices mientras rebuscaba en su bolsillo hasta dar con un papel amarillo algo arrugado, que luego le pasó al héroe felino. —Esta es la dirección.

El héroe leyó apurado el pepel con la dirección, asintiendo después.

—Voy a buscarla—. Dijo sin más.

Chat Noir se apresuró en salir de la panadería, para segundos después impulsarse e ir hacia los techos, hasta que una remota idea apareció en su cabeza. Saltó para aterrizar en el balcón de Marinette y abrió el tragaluz para poder pasar a la habitación. Una vez allí, buscó con la mirada alguna manta para la chica, encontrando una color verde olivo tirada a los pies del diván.

La tomó, dobló, y salió por la ventana para ir en busca de la Dupain-Cheng.

. . .

Mientras tanto, en las calles.

Marinette, con el rostro pálido, sudando frío, la nariz colorada y con los andares de un muerto viviente, hacia el intento de seguir caminando para llegar a la casa de la prima de Rose.

Aquél vestido que le habían encargado había tardado mucho en hacerlo y le había puesto un enorme esfuerzo, así que quería entregarlo ella personalmente.

Sin embargo, cada paso que daba sentía que le tomaba todo el esfuerzo del mundo, por eso odiaba enfermarse. Su cuerpo se debilitaba tanto que a duras penas lograba mantenerse de pie, y eso era un milagro, porque usualmente apenas podía con su mismo cuerpo.

Por ende, iba apoyada a las paredes de los edificios.

Cuando levantó la vista, después de un rato de haberla tenido gacha, se sintió algo desorientada.

¿Voy por el camino que es?—. Se preguntó en su cabeza.

Y allí, empezó a sentirse aún peor, con la llegada de las náuseas.

Entre sus auto-diagnósticos, sabía que cuando las ganas de vomitar aparecían, ya no podría sostener su cuerpo por más tiempo. Con una mano se cubrió la boca y trató de acelerar sus pasos, pero al hacerlo no hizo más que tropezar.

Pudo haberse dado un fuerte golpe en la cabeza de no haber sido que unos brazos atajaron su cuerpo. A duras penas volteó a ver a su héroe, viendo que quien la había rescatado de un posible duro golpe, literalmente era un superhéroe.

—Si no estuvieses en plan de casi muerta, te mataría yo—. Habló Chat Noir.

El rubio envolvió a su amiga en la manta verde olivo y la cargó en sus brazos para poder llevarla a casa. Allí, en brazos del héroe, Marinette se sintió tan cómoda que simplemente cerró los ojos y logró dormirse.

. . .

Cuando Marinette por fin abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba en su habitación, recostada en el diván y a juzgar por los rayos de sol que entraban por la ventana, deducia que estaba a punto de anochecer. Intentó mover los pies, pero al hacerlo, los mismos chocaron con algo.

Levantó la cabeza para ver qué había a sus pies, notando que allí estaba Chat Noir.

—¿Chat?

—Hola Princesa—. Saludó él con una sonrisa tierna. —¿Te sientes bien?

—Ya no me siento tan muerta, si a eso te refieres—. Contestó inicialmente la ojiazul. —Pero estoy bien, sólo algo cansada y hambrienta.

—Le diré a tu madre que te trauga algo—. Mencionó el ojiverde mientras se levantaba.

—¡Espera!—. Habló repentinamente la chica, haciendo detener a su contrario.

—¿Qué pasa?

—Yo... sólo te quería dar las gracias por haberme ido a buscar y por salvarme de esa caída—. Dijo. —Ahora sé que salir fue un acto irresponsable en mi actual estado.

—Me preocupaste y también a tus padres, así que fui a buscarte lo más rápido posible...

—De verdad gracias, Chat.

Tras eso, el felino superhéroe inclinó un poco su cabeza, se acercó a la chica y le dio un pequeño beso en la mejilla a ella.

—Es lo que hacen los amigos.

Ahora sí, el muchacho se levantó del diván y antes de ir hacia el piso inferior, le acomodó la manta color verde olivo con la que estaba cubierta la ojiazul.

—Voy a avisarle a tu madre que ya despertaste.

Chat Noir caminó hacia la trampilla en el suelo, para finalmente salir de la habitación. Una vez ya sola, Marinette se cubrió el rostro con la manta para ocultar el creciente sonrojo que se estaba esparciendo por sus mejillas.

Quería creer que eso era por la fiebre.

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¡El día 09, como me gusta llamarlo, un día basado en mí!

Quise representar a Marinette de la misma forma en como yo suelo enfermarme; soy de defensas altas y es raro que me enferme, pero cuando me pasa, me cuesta hasta estar parada.

Así que quise hacer un poco de esto para este día, darle el toque Marichat, y hacer un guiño indirecto a que Mari siente algo por Chat pero está en negación... como en la serie :')

En fin, ¿Les gustó?

Ya para mañana, es un día muy especial, ¡Nos vemos!

..Mystery..

Another Night on the BalconyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora