Another Night on the Balcony

· Día 25: Estudiar ·

· HASTA EL MÁS MÍNIMO DETALLE ·

Mientras Marinette estaba concentrada realizando un nuevo diseño, Chat Noir, que estaba sentado a su lado, no podía dejar de observabar los movimientos de la Dupain-Cheng.

Es decir, veía como movía con maestría y habilidad el lápiz con el que estaba dibujando. Pero también veía las expresiones faciales que ella realizaba y que cambiaban cada tanto, como si estuviese comentando sobre lo que hacía en su cabeza y siempre cambiaba de expresión de acuerdo a lo que estaba diciendo.

Y sin importar qué, él no podía ni mover la mirada de todas esas expresiones que ella hacía.

Esas expresiones eran graciosas, tiernas, divertidas y cuando hacía una enfadada, casi podía atinarle que estaba por borrar algo del diseño que no le gustaba o un mal trazo que había realizado.

Todas esas expresiones lo tenían fascinado, por más tonto o cliché que sonara; y así estaba él. Además, en todo ese largo rato que la estuvo viendo a la azabache se había dado cuenta de que ella no sólo era bonita, ella era increíblemente hermosa.

Todo en ella era hermoso: Su cabello azabache, sus ojos azules, su pequeña nariz, las pequeñas pecas (que recién descubría) que adornaban su nariz y la parte baja de sus ojos, sus rosadas mejillas, sus labios...

Definitivamente el que no se diera cuenta de la belleza que es Marinette, necesita ir a que le pongan lentes.

Sin quererlo dejó soltar un pequeño suspiro aún con sus mirada clavada en la muchacha... y apartó la vista casi de inmediato cuando de repente Marinette volteó a verlo.

Podía jurar que eso no había sido una casualidad.

—¿Qué le pasa a mi tierno minino?—. Le preguntó.

Al parecer Marinette no se dio cuenta de que la estuvo observando por al menos media hora. La concentración en el diseño le ganó.

—Yo... sólo estaba estudiando—. Se excusó.

—¿Estudiando qué?

—Eeh... estudiando tus movimientos al diseñar—. Dijo, siendo esa su primera excusa. —Se nota a leguas que eres una grandiosa diseñadora y no está de más tomar alguno que otro tip pars el futuro.

—¿Tú también quieres ser diseñador de modas?—. Le cuestionó ella, casi incrédula.

Hablando con sinceridad, no le veía a Chat Noir una pinta de diseñador se modas, pero bueno, hay quienes guardan en sí muchos secretos, algunos muy imperceptibles, y parece que su amigo felino tenía más cosas por descubrir sobre él.

¿Con qué cosa le vendría una próxima vez?

—En ese caso, bienvenido a "Diseña con Marinette 101"-. Le dijo la Dupain-Cheng.

—¿Por qué "101"?

—Porque todo curso o clase se oye más interesante si le agregamos un "101" al nombre.

Chat Noir rió por aquél "dato" proporcionado por Marinette, y ella al final terminó riendo también, pero fue porque la risa la causaba el ver a Chat Noir riendo.

—Bueno ya, por ahora te voy a explicar con lo que ya he hecho y otra noche te explico lo básico ¿Te parece?

—No tengo ningún problema, Princesa.

Ambos adolescentes juntaron sus sillas para que el ojiverde pudiese ver mejor cómo Marinette le explicaba todo lo que podía para ese diseño. Sin embargo, y a pesar de que aprendió algunas cosas, también aprovechó la poca distancia que ambos tenían para de vez en cuando seguir "estudiando" la belleza de Marinette.

—Ya saben lo que dicen, hay que aprovechar el bug—. Se dijo a sí mismo el héroe en sus pensamientos.

[. . .]

Al otro día durante el desayuno, en la Mansión Agreste.

De milagro padre e hijo estaban desayunando juntos. Sin embargo, Gabriel veía un par de hojas con algunos de sus diseños de él mientras apenas comía.

De repente, una pequeña ráfaga de viento entró al comedor haciendo que una de las hojas saliera volando en dirección hacia Adrien, quien logró atajarla.

Nathalie estaba por ir donde el chico y tomar la hoja, hasta que...

—El corte del cuello de este diseño no es simétrico, debes corregir eso—. Aclaró el ojiverde.

Haciendo que Nathalie y Gabriel lo miraran confundidos y extrañados. Si bien él era modelo jamás se le había inculcado alguna clase de asesoria en el diseño.

¿Cómo le hizo?