En cuanto volvió al apartamento Niall tomó asiento en la pequeña sala de estar, prendió el televisor y prestó atención a las noticias por un momento antes de derrumbarse a llorar, se había repetido todos esos minutos que todo estaba bien, todo saldría bien, pero no podía evitar esa sensación de que nada estaba bien, ya no.
Llorando en una sala vacía se sentía patético hasta lo más profundo de su ser, las palabras de Zayn sobre volver le mantenían con esperanza pero entre la confusión de un recuerdo tan reciente que parecía explotar cada que intentaba ordenarlo no podía repetirlas con exactitud ni recordar su específica expresión al pronunciarlas, no sabía si de verdad había sucedido o había imaginado la única parte de esa conversación que le permitía albergar un poco de esperanza en que todo aquello se resolviera, y aunque tomando entre sus brazos uno de esos pequeños cojines decorativos intentaba ordenar todos sus pensamientos de una manera madura no podía evitar sentir enojo de solo pensar en la cara de Zayn, inmediatamente seguido de un arrepentimiento profundo y un anhelo que le hacía querer correr hasta el aeropuerto con tal de rogarle que no hiciera eso, pero lo había hecho y eso le enojaba, estaba en un círculo vicioso apenas una hora después de aquella partida que tan sana había parecido.
Sabía que no iba a poder sobrellevar todo aquello solo pero el escapar del apartamento de Liam y comenzar a centrarse en el trabajo hasta que la única persona que permitía a su alrededor era Zayn no le había dejado muchos amigos a los que recurrir, quería llamar a Rosalie y contarle todo pero llevaban semanas sin hablar y aunque en su pecho su corazón latía con una pesada vitalidad que le infundía dolor generalizado con cada golpe no podía ser tan hipócrita como para llamarla con una tonelada de malas noticias tras no recurrir a ella en tanto tiempo.
Al cabo de un par de horas o más le dolía la cabeza y su llanto intenso se había reducido a suspiros irregulares por lo que hizo lo único que le pareció sensato, hizo a un lado el cojín que había tenido que soportar sus sentimientos y caminó hasta el cuarto de baño, se enjuagó la cara haciendo uso de toda la energía que le restaba y se rio de su reflejo en cuanto sus rojizos ojos le devolvieron la mirada, era patético. Se metió en la cama sin pensar mucho en qué sucedería después y agradeció que llorar le hubiese agotado tanto porque sólo unos minutos después logró quedarse dormido.
A la mañana siguiente la jaqueca era insoportable, en su garganta la sensación de haber comido gravilla era punzante y los ojos estaba demasiado hinchados como para poder pretender que nada había sucedido.
No tenía hambre pero se forzó a comer un rápido desayuno que no tuvo sabor alguno, antes de salir de casa tomó las gafas de sol que tenía sobre la mesita central de la sala y sonrió con tristeza al recordar la última ocasión que las había usado. Intentando ver los escalones con aquellas baratas luces fluorescentes como única ayuda no podía evitar sentirse más imbécil pero logró llegar a la puerta principal y suspiró con alivio, caminó la mayor parte del trayecto y aunque la mañana gris dificultaba su visión tras esas micas oscuras inhaló el aire frío como si llevara meses sin respirar. Era mejor llevarse las cosas con calma.
La noche no fue mejor para Zayn, llorando de manera silenciosa en una sala de espera llena de gente que estaba en sus propios asuntos no podía evitar culparse por todo aquello a la vez que se reconfortaba en el pensamiento de que Niall debía estar mejor que él. Cansado de la paranoia que había aprendido a sentir decidió que esperar su vuelo en un compartimiento de baño público no era una mala idea.
Con su peso apoyado en la puerta de frágil cerrojo lloraba en el mayor silencio posible intentando tranquilizarse lo más rápido posible porque detestaba ese lugar.
El vuelo se sintió más corto de lo habitual porque sabía que no quería separarse de aquella gente, ojalá la silenciosa compañía de los desconocidos pudiera acompañarlo por toda la noche, sin embargo el avión aterrizó de madrugada y el confort de los pasajeros que le ignoraban junto a las asistentes de vuelo que le sonreían de manera condescendiente llegó a su abrupto fin.
El taxista no dijo una palabra y se lo agradeció con una propina generosa, el edificio de apartamentos que tanto había odiado en un inicio para después aprender a ver como un hogar lucía desolado con la luz de las farolas como única iluminación, entró a la silenciosa construcción deseando quitarse ese pitido de los oídos, deseando poder contarle a Niall sobre algo divertido, pero nada de esa clase había sucedido desde esa noche y él no estaba ahí para decírselo así que hizo el camino hasta su apartamento en silencio.
A escasos metros de su puerta una por completo idéntica llamó su atención, en el bolsillo de su chaqueta descansaba la llave fría que Niall le había entregado y en la parte trasera de su mente le imitaba la tentadora idea de usarla. Observó la dorada manija un par de minutos y finalmente con los dedos sudorosos sacó la llave, la puerta casi acostumbrada a su tacto no hizo ningún tipo de ruido al abrirla y el sutil olor de la colonia que Niall a veces utilizaba le llenó los pulmones como si de la vida misma se tratase, se vio incapaz de moverse del umbral de la puerta y antes de tomar la decisión de adentrarse más cerró la puerta.
En contraste con esa experiencia su departamento le parecía más hostil que acogedor pero entró con el cansancio que sólo se puede tener al volver a la miserable rutina tras vivir la más extraordinaria aventura, la cama en la habitación demasiado oscura le pareció una idea de lo menos propicia por lo que con cuidado de no hacer mucho ruido tomó una de las mantas del armario y se preparó un lugar en el sofá. La labor manual lo mantuvo ocupado lo suficiente para evitar darle más vueltas a lo que había hecho y cuando se cubrió con aquella manta naranja sintió las calientes lágrimas resbalar por su rostro pero estaba demasiado cansado para eso, al día siguiente podría llorar con tranquilidad.
En cuanto Louis se enteró de todo aquello quiso sentir tranquilidad pero todo lo que pudo llenar su mente fue preocupación, él había visto la manera en que Zayn defendía a Niall incluso tras todo lo que había sucedido entre ambos y le parecía triste pensar en volver a ver a Zayn con aquella pinta decaída.
Niall se encargó de todo el lío legal en el que la simple ruptura se convirtió, Louis se puso en contacto con Abby en cuanto pensó en todo el trabajo que la noticia significaba para ambos. Con ayuda de Niall lograron negociar una ruptura que fuese lo suficientemente mediática para no generar pérdidas y que atrajera la atención a la última temporada que se había estrenado así como la película que estaría lista para el verano, pensar en todo aquello en los momentos en que simplemente quería dejar de existir le hacía sentir náuseas pero el profundo cariño que sentía por Zayn era lo único que le mantenía firmando papeles y concediendo entrevistas que se entrometían en su vida personal más que profesional, hacía todo eso para evitar que Zayn tuviese que hacerlo pero no estaba de acuerdo con nada de ello.
Las cosas en Chicago se habían convertido en una rutina tan fácil de seguir como cualquier otra pero Niall no quería seguirla, trabajaba y fingía una sonrisa con suficiente facilidad cuando se encontraba frente a una cámara, después volvía a casa y en el camino fingía encontrarse viviendo el mejor momento de su vida en caso de que alguien quisiera fotografiarlo, después de todo habían convertido su sentir en un circo mediático en el que todos esperaban verlo feliz y hablando pestes de Zayn. El largo silencio que imperaba en aquel apartamento a veces se veía interrumpido por las llamadas de Abby, de Marcus, de sus padres e incluso de Louis.
A Abby por lo general le contestaba que sí haría esa entrevista, por supuesto que se vería bien, era un actor; con Marcus rechazaba todas sus invitaciones a salir y lo dejaba en altavoz escuchando discursos que no había pedido y no se aplicaban a la situación mientras hacía otras cosas; sus padres le repetían que probablemente debería ir a verlos y que les parecía sorprendente lo que había sucedido, a esas alturas ya no sabía si querían consolarlo o revolver el dedo dentro de la herida; de manera sorpresiva hasta para él las llamadas de Louis eran las únicas que lograban brindarle algo de confort y que esperaba con ansías, solían ser cortas y tratar cuestiones legales pero a veces con un mucho de suerte lograba que le dijera algo de Zayn, se limitaba a preguntar como estaba y a recibir un “No mucho mejor que tú” por respuesta y de una manera que consideraba egoísta una pequeña chispa calentaba su pecho por unos segundos al saber que Zayn la estaba pasando igual de mal y que aún le importaba e incluso probablemente se arrepentía, después se sentía culpable por pensar en aquello y deseaba que Zayn se sintiera mejor.
Estaba confundido, solo y se sentía abandonado.
El único lugar que le había parecido seguro cuando se encontraba así le parecía ahora hostil pero a menudo subestimaba la capacidad de perdón de esa persona.
Al inicio la idea le pareció tan ridícula, humillante y egoísta que la desechó de manera inmediata, de cualquier manera lograba mantenerse lo suficientemente ocupado como para no correr a levantar el teléfono y hacer esa llamada. Al inicio lograba dormir la mayoría de su tiempo libre pero tras un par de semanas incluso su sueño sufrió alteraciones que no había previsto, así que a menudo mientras el minutero del reloj corría con lentitud de madrugada sus ojos apenas lograban separarse del teléfono que descansaba en su mesita de noche a lado de una cama mediana que ahora le parecía gigante.
Cuando aceptó que probablemente pasaría muchas madrugadas despierto optó por comprar libros, apenas se tomó el tiempo de leer las tramas en la contraportada y evitó pasearse por la sección de auto ayuda a toda costa, cuando intentó leer el primero se arrepintió de no haber consultado mejor que compraba, no necesitaba historias de romance en ese momento.
La noche que decidió marcar ese número que conocía de memoria debido a la poca variabilidad de sus dígitos sostenía una de esas novelas juveniles entre las manos, no había llegado ni a la segunda página pero llevaba semanas sin dormir de manera adecuada ni lograr encontrar paz en lo que fuese. La pantalla del móvil se sentía pegajosa debido al sudor de sus manos pero marcó cada número con cuidado de no equivocarse gracias a la adrenalina que llevaba meses sin sentir, la misma que hacía latir su corazón con nerviosismo y no con dolor. Los pitidos de la línea de espera casi lo hicieron colgar pero al fin alguien respondió su llamada.
—¿Liam?
Su pregunta era casi tonta, claramente ese era su número y era poco probable que el chico estuviese con alguien a esa hora, sin embargo preguntaba con la simple intención de que escuchara su voz y decidiera si quería hablarle.
Los segundos de silencio al otro lado de la línea fueron casi una tortura pero finalmente lo escuchó suspirar en rendición.
—Niall, supongo que no estás muy bien.
Su tono de voz era frío pero no se escuchaba enojado aunque su elección de palabras no había sido la más amable, incluso con todo eso Niall se sentía aliviado de escucharlo.
No sabía que decir pero Liam se encargó de volver a hablar antes de que tuviera oportunidad de responder.
—Mira, tengo guardia justo ahora así que puedes decirme…
—¿Podemos vernos? —no había planeado decir aquello pero el saber que su única oportunidad se le escapaba tan rápido lo llevó a soltar la idea.
—¿Estás…? –se detuvo antes de terminar su idea y Niall casi estaba seguro de la expresión de su rostro en ese momento—. Si quieres, tendría que hacer espacio pero te aviso sobre mi día libre, cuídate.
Niall quiso llorar de la emoción y de agradecimiento pero la llamada ya había terminado y se resignó a intentar volver a dormir, lo logró.
Al día siguiente recibió el mensaje de Liam donde le explicaba que apenas tenía tiempo libre pero que podrían verse un jueves, por supuesto que eso era un problema pero Niall estaba seguro de que se las arreglaría. La vida sin Zayn no había mejorado de manera notable incluso cuando habían pasado semanas enteras de su partida pero el pensar en volver a ver a Liam le daba un propósito que le distraía cuando sentía ese nudo en la garganta de nuevo.
Con el paso de los días se sentía más confiado sobre cómo estaba manejando todo lo que le había sucedido de la noche a la mañana y mientras que extrañaba a Zayn de manera innegable también esperaba que se encontrará bien y que regresara si eso era lo correcto y lo mejor para ambos, las veces en las que lo maldecía a medianoche cuando las lágrimas no lo dejaban dormir y se agitaba tanto que le faltaba el aire habían reducido considerablemente, en lugar de eso se sentaba hasta altas horas de la noche a intentar leer algún artículo de noticias con la televisión repitiendo la programación diurna de fondo. No creía estar mejorando porque la mayoría del tiempo en lo único que pensaba era en esa ruptura que nunca había esperado, no en ese momento al menos, y en lo mucho que deseaba hablar con Zayn, desechaba la idea cada una de las mil veces distintas que la pensaba a lo largo del día pero regresaba formulada de una manera distinta, a veces suspiraba sin motivo aparente simplemente deseando que todo hubiese tenido un rumbo distinto y aunque se intentaba animar todo el tiempo pensaba en Zayn.
Un mes después de la llamada con Liam Niall finalmente había terminado de filmar sus escenas para la película y aunque se sentía feliz de volver a Nueva York le aterraba la idea de más tiempo libre en esa ciudad que había sido escenario de tantos momentos con Zayn. Hubo una fiesta para celebrar el final de las grabaciones pero Niall se abstuvo de asistir y pasó la noche empacando sus pertenencias y dándole vueltas a la idea de volver a ver a Liam tan rápido como estuviera de vuelta en Nueva York.
Su último día en Chicago la llovizna arruinó sus planes de un último recorrido melancólico por algunos de los lugares a los que había ido con Zayn y en cuanto pensó más en ello, más le agradeció a la lluvia por prevenirle de hacer semejante cosa que sólo lo dejaría sintiéndose más patético. Atrapado en ese departamento por unas horas más pensó en despedirse de Marcus pero él se había marchado la noche anterior, lo descubrió cuando por fin decidió abrir esa docena de mensajes sin contestar que le había mandado el otro actor.
Le parecía asombroso lo mucho que había logrado aislarse de todo él mundo en un momento en el que su vida era más pública que nunca. Convencido por el aburrimiento y la curiosidad se permitió un momento de indulgencia y antes de lograr arrepentirse buscó el único nombre que le había llenado la cabeza en la barra del buscador de su móvil, se dio un máximo de cinco minutos para encontrar información reciente pero a Zayn Malik parecía haberlo tragado la tierra, los artículos más recientes sobre su persona hablaban justamente de su ausencia tras las noticias de la ruptura y aunque su corazón estaba desbocado de adrenalina y vergüenza él se sentía ligeramente feliz de que Zayn pudiese estar atravesando ese momento con toda la privacidad posible.
Intentó dormir pero lo descartó a los pocos minutos, mató el resto del tiempo con una película que sabía casi de memoria y cuando al fin puso un pie en ese avión que lo sacaría de Chicago se sintió aliviado de que la espera terminara.
El volver a caminar por los pasillos de su edificio de apartamento después de meses sin verlos fue casi demasiada emoción para él pero no se comparó con lo que fue llegar a su puerta y no poder evitar echar un vistazo a la siguiente, la de Zayn.
¿Aún vivía ahí? Esperaba que sí, pero esperaba que no.
Eventualmente descubrió que Zayn no vivía ahí. Se había resistido a tocar esa puerta cada que tenía que recorrer ese pasillo pero lo descubrió de la manera más inesperada, mientras regresaba a casa del supermercado escuchó el familiar ruido de la cerradura al abrirse y por la proximidad del sonido no podía ser de ninguna otra que la misma que había estado robándole el sueño, se demoró un poco más buscando las llaves esperando tener el encuentro más esperado e incómodo pero la guapa mujer de cabello negro y facciones regordetas que le sonreía con un poco de sorpresa no era quien esperaba.
Pasaba gran parte de su tiempo pensando en el futuro pero el resultado nunca le agradaba por lo que cuando el día de ver a Liam finalmente llegó se sintió de lo más alegre por tener una razón para escoger ropa que no fuesen pijamas y para tomar una ducha.
La idea no le había parecido mala hasta que estuvo sentado en aquel restaurante que habían visitado un par de veces antes. En ese lugar todo le resultaba tan conocido y extraño que sentía haberlo memorizado en otra vida y no en la actual, tamborileando con los dedos sobre la mesa finalmente pensó que aquello no era exactamente la idea más brillante que había tenido. No se encontraba en su mejor momento como para añadirle una incómoda conversación con la persona a la que le había roto el corazón, había sido una pésima idea.
Nadie había tomado su orden o le había dado la bienvenida al lugar así que se levantó para irse antes de que no tuviera escapatoria pero estaba tan concentrado en pasar desapercibido por entre las mesas que ni siquiera notó el joven que se aproximaba hacia él con paso firme. Niall casi chocó con él y sintió el pánico apoderarse de su ser en cuanto hizo contacto con aquellos ojos tan lindos que llevaba meses sin ver, quería musitar alguna excusa pero antes de que pudiera hacer nada se vio envuelto en un abrazo que llevaba tanto tiempo necesitando.
Le correspondió a Liam con total incredulidad y completo alivio, no podía creer que se volvería a sentir tan seguro en ese abrazo.
—No ibas a escapar de mí de nuevo ¿o sí?
Liam lo dijo tan relajado que era difícil creer lo que Niall había hecho para provocar ese comentario.
—No se puede escapar a las viejas costumbres —se rio intentando no llorar por lo aliviado que estaba.
—Ya lo creo, ¿quieres escoger una mesa?
El restaurante no estaba lleno pero varias mesas estaban ocupadas, al final se dirigieron a la que Niall ya había estado ocupando.
—No quiero hacer suposiciones pero los medios no dejan de gritarme en la cara que no estás en tu mejor momento —dijo Liam apenas estuvieron sentados frente a frente.
Y Niall no podía mentirle, ya no, le había mentido por años y le había ocultado cosas que no habían hecho ningún bien a ese intento de relación, no podía seguir mintiéndole si quería recuperar su amistad.
—No, en lo absoluto —negó con la cabeza esperando que alguien lo salvara de aquello pero continuó hablando tras un par de segundos—. La he pasado realmente mal pero ¿cómo estás tú?
—De hecho bastante bien, he tenido que encontrar nuevo compañero de piso, ninguno como tú pero es agradable y las cosas en la universidad van bien —sonrió satisfecho y sincero.
Sabía que no era así pero Niall no podía evitar pensar que había sido el causante de todos los pequeños problemas que Liam había tenido en la carrera.
—Me alegra, es bueno escuchar que todo va bien.
El silencio llegó más rápido de lo esperado y ninguno tenía mucha idea de que decir o cuál era el propósito de aquella reunión.
—¿Te puedo pedir un favor? —la pregunta de Liam fue inesperada pero Niall asintió sin dudarlo– Por favor dime qué pasó en esos meses.
Era claro a qué meses se refería.
—Es poco decir que fue un lío. No quería seguir llenándote de mis problemas, además yo mismo los buscaba al ser un imbécil, me pareció lo más sencillo irme porque no podía enfrentarte, me ibas a convencer y nunca me iría.
Liam asintió casi feliz de escuchar que él no había hecho nada que ameritara tal acción.
—Después de eso con él todo comenzó como una estrategia de relaciones públicas, ganar público, atraer el morbo de la gente, nos odiaran o nos amaran todos iban a ver el programa y…
—Espera, ¿no se odiaban?
—Absolutamente, pero aprendimos a tolerarnos y supongo que ambos estábamos tan aislados de todo que éramos el único apoyo del otro y comenzó como admiración pero después era mucho más que eso y ni siquiera sé cómo explicarlo porque no tengo claro en qué momento sucedió pero la primera vez que me besó de verdad solo pensé en lo mucho que había esperado eso y en cómo esperaba que no fuese un error.
Hablar de Zayn le aceleraba el corazón y ponía una sonrisa en su rostro hasta que recordaba que sólo podía hablar de él en pasado.
—Claro que duró poco —suspiró intentando sacar esos recuerdos de su cabeza.
—Es bueno saber que alguien te puede hacer feliz, siempre creí que nadie podía llenar tus expectativas —admitió Liam.
—Lo siento —había buscado su coraje para pronunciar aquellas palabras desde la primera vez que le dijo a Liam como realmente se sentía y este le aceptó incluso cuando era obvio lo decepcionado que se sentía— por todo.
—No es tu culpa, estaba esperando algo que simplemente me habías dicho que no iba a suceder, nunca prometiste algo que no pudieras cumplir.
Liam le tomó la mano y con ese pequeño apretón Niall se sintió reconfortado, siempre se había sentido como un pecador en la presencia de alguien tan integro como Liam pero no podía agradecerle lo suficiente todo lo que habían compartido.
La comida fue poco menos que insípida para Niall, pese a lo bien que le hacía sentir al fin estar en buenos términos con Liam no podía desprenderse por completo de la pesadez que llevaba meses consumiendo su mente y llevándolo a hacer decisiones estúpidas con el único propósito de distraerse.
—Es un programa un poco pesado pero son los mejores en el…
—¿Quieres tomar algo en mi departamento? —Liam llevaba unos minutos hablando sobre sus planes al terminar la universidad y aunque Niall adoraba escucharlo hablar de lo que le apasionaba también llevaba tiempo queriendo decir aquello.
—Uh seguro, supongo, yo invito —sonrió con esa encantadora facilidad que recordaba a Niall lo afortunado que había sido.
El camino fue tan natural como todas esas veces volviendo al apartamento que compartían después de que Liam se pasaba por el set para sorprenderlo con un poco de tiempo extra juntos. Caminando por esas calles con la noche comenzando a caer a Niall casi le parecía que nada había cambiado, era fácil pretender que esos últimos caóticos meses no habían sucedido.
—¡Pff! Probablemente habríamos funcionado de poder alquilar un lugar como este —bromeó Liam en cuanto vio el interior del edificio de apartamentos.
—Ahora que lo mencionas es probable que tenga que mudarme pronto.
Niall comenzó a abrir la puerta de su apartamento intentando recordar si todo lucía decente, lo que menos quería en ese momento era pasar vergüenza aunque Liam conociera todos sus malos hábitos.
—En realidad hasta aquí llego, fue agradable vernos de nuevo y me alegra que estemos en buenos términos de nuevo —lo detuvo Liam antes de que pudiera invitarlo a pasar.
—Pero… —las palabras se le escapaban sin encontrar las adecuadas para expresar su idea.
—No, ven —con sumo cuidado Liam le atrajo hacia su cuerpo como cada vez que tenía un mal día.
Resignado a un abrazo de despedida Niall al menos agradeció sentir su calor un poco más hasta que los finos dedos de Liam le acariciaron el rostro, y con la misma delicadeza lo besó como lo había hecho mil veces antes, un beso tan sincero que Niall casi podía saborear sus palabras de despedida. Intentó no pensar en nada más que no fuese el cálido contacto pero todo estaba de cabeza y cuando lo sintió alejarse tras unos segundos casi tuvo el instinto de rogarle que lo hiciera una vez más.
—Llámame si necesitas cualquier cosa ¿está bien?
Niall asintió intentando procesar sus palabras pero para cuando todo comenzó a caer en su lugar Liam ya estaba caminando hacia el ascensor.
Estaba feliz de haber visto a Liam y de algún modo las cosas ya no le parecían tan horribles e imposibles de solucionar.
Por primera vez en meses tenía esperanza en que las cosas saldrían bien de un modo u otro.°°°
Van casi dos años desde la última vez que me rompieron el corazón pero intenté escribir esto teniendo en cuenta como me sentí en esos momentos en que todos los días parecen igual de feos y repetitivos, también llevaba meses queriendo escribir este reencuentro que al final salió completamente distinto a la idea original pero creo que está bastante cute, gracias por leerme, les teqm 💕
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Normal || ziall
FanfictionNiall y Zayn son hermanos en Normal, un programa dirigido a niños entre los cinco y diez años de edad en donde una familia practica la adopción interracial y a través de los capítulos dan lecciones sobre lo importante que es evitar cualquier tipo de...