gay

99 11 13
                                    

Niall abrazó a su compañero de piso con más fuerza apenas se cerró la puerta del apartamento, necesitaba tanto ese contacto que le parecía placentero hasta rozar lo irreal. Liam caminó sin soltarlo hasta el sillón donde se separó un poco para sentarse e indicarle al rubio que se podía sentar en su regazo. Así lo hizo y abrazó el cuello del mayor tan desesperado por tener algo a lo que aferrarse que temió hacerle daño.

—¿Quién carajo te hizo esto?— preguntó alarmado mientras le limpiaba las lágrimas del rostro con manos firmes y delicadas, su toque era cálido y le hizo soltar una risa de alivio. Hasta ese momento no había visto lo mal que tenía el rostro así que al verlo de frente y descubrir todos esos rastros de sangre lo único en lo que pudo pensar fue en que mataría a quien le haya hecho eso.

—Esto no está bien— sollozó repentinamente abrumado con sus pensamientos sin importar lo que Liam había preguntado y en lugar de eso, comenzó a decir todo lo que había estado pensando de camino a casa.

—Obviamente, nadie debe hacer llorar a mi pequeño Ni y mucho menos hacerle algo así— lo abrazó de nuevo y besó su hombro con delicadeza, se moría de ganas de besar a Niall y hacerle sentir mejor pero se sentía perdido respecto a que podría mejorar su estado de ánimo.

—Yo no debería quererte así, esto está mal. Tú deberías tener una novia y yo también— seguía llorando, balbuceaba una sarta de sinsentidos que solo preocupaban más a Liam y ahora su respiración era irregular pues buscaba más aire del que su estado le permitía inhalar, no quería tener un ataque de asma y empeorar todo por lo que comenzó a controlar su respiración lo mejor que pudo.

—¿Fue ese chico de nuevo?— Niall asintió ligeramente, mordía su labio para no llorar y procuraba no hacer ningún ruido.- Ya te dije que no debes hacerle caso, lo mejor sería que dejaras ese trabajo, no te ha traído nada bueno, mi sueldo no es exactamente numeroso pero podemos vivir bien con eso, siempre estaremos bien si nos tenemos el uno al otro.

—Me despidieron— dos palabras que le dolieron más que todos los golpes, le abrumaba la realidad de los hechos, de verdad esa mañana había salido al trabajo como cualquier otro día para preparar la segunda temporada del programa y apenas unas horas después estaba despedido, adolorido y sin ningún tipo de certeza de lo que el mañana le deparaba, la inseguridad le oprimía el pecho.

Había luchado tanto para llegar ahí, su familia de clase trabajadora en California había intentado convencerle de que dejara de audicionar para producciones sin futuro, que ya era hora de poner los pies en la Tierra y aceptar que sus posibilidades no le favorecían en la industria de la actuación, haciendo oídos sordos había seguido adicionando y trabajando hasta que su cara bonita y talento le ofrecieron pequeños trabajos que pronto lo dispararon a la fama consiguiendo uno de los papeles principales en Normal, se había sentido tan orgulloso cuando vio la primera publicidad con su rostro en espectaculares y edificios que había sentido el impulso de llamar a sus padres y restregarles en la cara que había triunfado aunque nunca lo hubiesen apoyado ¿quién se burlaba ahora que todo eso se había venido abajo?

—Eso está bien Ni— acarició su brazo y apoyó su rostro en su hombro, a pesar de la tela Niall podía sentir la sonrisa del mayor—. Sabes que te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras, además ese trabajo te estaba matando, trabajas muchas horas.

—Gracias— en realidad no quería seguir hablando sobre si lo habían despedido o no o sobre si se quedaría o no, así que se dejó llevar y buscó más cercanía con Liam quien lo aceptó encantado a pesar de que las piernas le dolían bajo el peso del rubio. Estuvieron abrazados hasta que Niall dejó de llorar y lucía como todo un desastre con el rostro con manchas de sangre seca que solo se veía interrumpida en donde las lágrimas habían pasado—. No puedo seguir con esto Liam, está mal. No podemos seguir compartiendo la cama sin ser nada, y tú sabes que no podemos ser nada— lo decía con el corazón en la mano y toda la serenidad que la situación le permitía.

Cuando lo volteó a ver el dolor en los ojos de Liam era evidente, le acarició la mejilla y esperó que con ese gesto su compañero de piso entendiera que no quería dejarlo nunca, que cada día luchaba para verlo como algo más que un amigo y alguien con quien dormir, que diario se repetía que él era bueno para establecerse, que se podría acostumbrar a tener eso de por vida aunque no sintiera un enamoramiento profundo y sólo un cariño monótono. Ojos marrones y un abrazo protector para sentirse como en casa, durante dos años se había repetido que eso era lo único que necesitaba para sobrevivir a esa ciudad.

¿Por qué estaba tan mal quererlo así? ¿Un poco de amor era mejor que nada, no? Y seguramente Liam tenía amor de sobra para ambos, no dudaba que una vida con él fuera una buena vida pero no podía pensar solamente en sí mismo, no podía condenar a Liam a ofrecerlo todo sin poder ofrecerle ni la mitad a cambio.

Acarició su rostro y se abstuvo de llorar porque ya había llorado lo suficiente para una sola noche y nescesitaba ser fuerte para Liam, no quería preocuparlo más de lo que ya había hecho.

—¿Te quedarás conmigo esta noche?— le preguntó con la voz rota pero cargada de esperanza y Niall asintió porque lo deseaba y no le vendría tan mal pasar un rato entre su cariño así que un par de horas después estaba desnudo entre los brazos de Liam quien dormía acostumbrado a tener al rubio así. Ambos estaban agotados pero Niall permanecía despierto, sus pensamientos no le daban tregua aunque físicamente su cuerpo rogaba por un poco de descanso.

Observó sus tatuajes y acarició su pecho que subía y bajaba con movimientos constantes y casi imperceptibles, sabía que esa era la última vez que lo tendría así de cerca y en la que podría admirar todos los detalles de su cuerpo. Se sentía tan culpable por hacerle eso pero era necesario porque no podía corresponderle como él se merecía y una pequeña parte de sí le insistía que quizá después de todo Zayn tenía razón y eso estaba peor de lo que imaginaba, Niall nunca se había considerado una buena persona pero tampoco creía ser un pecador horrible, simplemente encontraba más atractivo ese tipo de contacto que el que había tenido con las chicas que había conocido, no sabía cómo eso estaba mal pero quizá sólo era él quien no veía las cosas con claridad y eso era de verdad malo.

Minutos después pensaba que no había nada de malo en acostarse con Liam ¿cierto? Era simplemente algo físico, lo incorrecto, le pareció, era no poder quererlo como se debería querer a una pareja, usarlo cada que quería y aun así tener el afecto del castaño cada día. Incluso Niall sabía que eso estaba mal y no quería hacerle daño a ese chico, era alguien que se merecía todo lo bueno que se le pudiera ofrecer y él bien sabía que no tenía nada que ofrecer así que decidido se liberó de su abrazo y se levantó para buscar su ropa en el piso de la habitación. Se vistió lo más rápido y silencioso que pudo antes de buscar su móvil en la habitación, lo siguiente fue su mochila y una vez que la encontró tomó las llaves del fondo de esta y las dejó en la mesita de noche procurando no hacer ruido, aun así Liam se removió antes de volver a dormir de forma pacífica. Niall sonrió con tristeza ante la escena y tratando de ignorar el nudo de su garganta  le dio un último beso al castaño, sus labios estaban tan calientes como siempre y en silencio le prometió que ya no le haría daño con falsas promesas.

—Te quiero— susurró con las lágrimas comenzando a nublar su visión.

Salió al corredor con sus botas en la mano y fue a su habitación, llevaba varios meses sin estar ahí pues dormía con Liam cada noche, aún así extrañaría ese lugar, era tan luminoso y cálido como le gustaba. Buscó entre su ropa y sin preocuparse por ordenarla la guardó en su mochila con desgana; sabía que lo que estaba haciendo era una cobardía digna de él pero no podría sosportar irse de ahí mientras Liam le pedía quedarse porque era débil y sabía que se quedaría, estaba consciente de que su compañero de piso le había pedido quedarse con la esperanza de solucionar las cosas por la mañana y convencerle de que no era el fin del mundo.

Salió del departamento y caminó por el corredor hacia las escaleras principales antes de detenerse para sentarse en un escalón y ponerse las botas, pensaba en donde dormiría esa noche mientras amarraba los cordones con movimientos mecánicos en un intento de empujar fuera de su mente la expresión desolada que tendría Liam cuando despertara. Eran las cuatro de la madrugada según su reloj de muñeca, supuso que no le costaría mucho aguantar despierto hasta las seis, entonces buscaría a donde ir.

Se levantó sacudiendose el polvo y vio una última vez el pasillo que tantas veces había recorrido antes de comenzar a descender con saltos sigilosos.

Normal || ziallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora