Huye

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Londres, Inglaterra. 9:30 a.m

- estoy cansado de ti, pero eres tan buena en lo que haces que simplemente no puedo dejarte ir. - dijo mientras me tiraba al piso.

- ¿de qué mierda hablas? - pregunté mientras me ponía de pié torpemente.

Soltó una risa burlesca y lamió sus labios.

- estoy harto de fingir ser el novio ideal delante de tus padres, harto de tus actitudes infantiles. - dijo mientras se desabrochaba sus pantalones. - pero eres tan sexy y tan buena con la boca... - dijo mientras se bajaba rápidamente su bóxer.

Tragué saliva y un pánico se apoderó de mí.

- eres un jodido enfermo, aléjate de mi. - dije con terror mientras me hacía para atrás.

- te dije que haría que te ahogaras. - soltó con veneno.

Jackson me tomó de los hombros y me empujó fuertemente para que me arrodillara, me abrió la boca con sus dedos y metió dos de ellos hasta el fondo, haciendo que me provoque.

- ¡oh, Dios! así me gusta, putita. - dijo mientras metía y sacaba sus dedos con fuerza.

Era muy brusco, por lo que cada que metía sus dedos, me provocaba, haciendo que mis ojos quedarán llorosos casi al instante.

- métetela a la boca, zorra. - dijo mientras sacaba por completo su miembro erecto de sus ajustados bóxers. Negué con cara de asco y me alejé un poco de el. - ¡no te estoy preguntando! - dijo en un grito mientras me daba una sonora bofetada.

Solté un ligero sollozo y tomé su miembro con una mano, tragué saliva y empecé a practicar sexo oral en él.

- ¡chúpala más fuerte! La quiero toda adentro. - dijo mientras me agarraba la cabeza y me embestia bruscamente.

Puse mis manos en sus caderas y empujé fuertemente para sacar mi boca de ahí, pero era inútil.
El sonido de mi saliva chocando contra su miembro era muy fuerte, mis ojos estaban llorosos y sentía que me faltaba el aire.

- ¡oh! Más rápido. - dijo mientras hacía presión con sus manos en mi cabeza.

Golpeé sus piernas y cadera para que me soltara, en verdad sentía que me estaba ahogando.

Me soltó con fuerza y me agarró del cuello con sus dos manos.

- déjame... - dije mientras tomaba aire y tosía fuertemente. Jackson soltó una carcajada y puso un puchero mientras me veía fijamente.
Soltó su agarré y me acomodó el cabello. Era un jodido psicópata.

- abre tu boca, zorra. Haré que te tragues todo. - dijo con desprecio mientras me abría la boca bruscamente.

Todavía me chorreaba la saliva a causa de lo anterior, aún no me había recuperado del todo, cuando sentí un líquido tibio de sabor amargo tocar mi lengua.

- ¡tragalos! - dijo en un asqueroso gemido. Apreté los ojos y me pasé el líquido que había salido de él. - nos vemos en clase, putita. - dijo mientras me abofeteaba con su miembro todavía erecto.

Solté un sollozo.

- cállate, nadie se tiene que enterar de esto. - dijo viéndome fijamente. - ¿entendido? - preguntó mientras me agarraba del cuello.

Asentí frenéticamente para que me soltara, me estaba haciendo daño.

- bien, así me gusta. - dijo para después soltarme. Tomé aire desesperadamente, tosí con tata fuerza que sentí arder mi tráquea.

Se colocó correctamente la ropa, y se lavó las manos.

- hoy iré a tu casa a comer, más te vale que actúes como si nada hubiera pasado. - dijo y salió del baño sin siquiera mirarme. La puerta se cerró, dejándome completamente sola.

Me levanté rápidamente del piso y corrí hacia los lavabos, abrí el grifo y con mis uñas raspé mi lengua para intentar quitar todo rastro de su asqueroso semen. A este punto ya no existía alguna gota de maquillaje en mi, el llanto se había encarcago de deshacerse de él.

Salí del baño a paso rápido, las lágrimas caían sin cesar, los pasillos estaban llenos, pero nadie me prestaba atención, o al menos eso creía.

- ¡Lisa! ¿Irás a la fiesta de Sarah? - gritó una persona entre la multitud.

Negué y caminé más rápido.

- ¡Manoban! Supe de tu proyecto de artes, felicidades. - otra voz se unía. Me tapé la cara con las manos y corrí.

Encontré una puerta que decía "área de limpieza", la abrí y me encerré ahí.

Había poco espacio, pero el suficiente como para recostarme y llorar por largas horas hasta que se acabaran las clases, no tenía ganas de verle la cara a mis profesores, menos con ese idiota ahí. Coloqué mi mochila en el piso y me recosté en ella, abracé mis rodillas y dejé que el tiempo pasara.

- ¿por qué me tiene que pasar esto a mi? - dije entre llantos y sollozos. - ¿por qué? -

Las horas pasaban y yo seguía en aquél cuarto de limpieza. No tenía intensión alguna de salir, y me importaba poco tener reportes de inasistencia.

- no dejaré que nadie más me vuelva a poner una mano encima. - dije en voz alta.

Tan pronto como el timbre de salida sonó, salí disparada hacia la puerta trasera del instituto, topandome con al menos tres compañeros de mi clase de deportes. Corrí en dirección hacia mi casa, necesitaba rotundamente darme una ducha y contarle todo a Jin, mi hermano.

En los colegios nunca tuve amigos, nunca nadie se me acercó, en mis cumpleaños nunca nadie iba. Estaba sola.

Jin siempre había intentado hacerme sentir bien, siempre había tratado de mantenerme alegre, y vaya que lo conseguía. Jin era mi mejor amigo, el único amigo que tenía, en realidad.

Discos de vinilo [ Jenlisa +18 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora